VALÈNCIA. En abril de 2019 se presentó València Music City, un proyecto del departamento de Cultura del Ayuntamiento de València para posicionar la ciudad como referente del sector, a la altura de otras ciudades como Melbourne. La idea final era aspirar a la marca ‘Music City’ que otorga un órgano de la UNESCO. El proyecto empezó con la redacción de un informe por parte del Departamento de Economía Aplicada de la Universitat de València, que tuvo un coste de 25.000 euros más IVA, en el que se hacía una radiografía de las fortalezas y los puntos flacos de la realidad musical de la ciudad y se proponía un plan a medio plazo para poder autoplocamarse Music City.
Este diario ya tituló entonces que el plan, basado en informes y diseños participativos, en realidad estaba parcheando la política musical del Ayuntamiento, al que, además de más ayudas, se le pide más sensiblidad por parte de las salas de música, los músicos callejeros o la escena underground. Casi dos años y medio más tarde, este diario ha podido confirmar que el proyecto no se ha llevado a cabo.
Fuentes del consistorio afirman que el proyecto está “en barbecho” por la covid-19 y que los fondos para sufragar el plan se han invertido en ayudas directas a artistas y productores musicales: “Se han reestructurado las prioridades”, confiesan. Las estimaciones del Ayuntamiento, según las mismas fuentes era que el proyecto ya estuviera avanzado, pero que la covid ha trastocado el calendario. Y fijan un nuevo objetivo: ponerlo en marcha antes de acabar la legislatura.
Sin embargo, cabe recordar que antes de la declaración de la emergencia sanitaria, ya se incumplieron algunos plazos. A lo largo del 2019, el mismo Departamento de Economía Aplicada tenía que hacer un segundo informe sobre la producción musical en la ciudad. Algo que ya habían desarrollado en anteriores ocasiones para otras organizaciones. También quedaba pendiente el diseño participativo de un mapa de fortalezas y peticiones del sector. Algo que no se llevó a cabo en los más de 11 meses que pasaron desde la presentación hasta la declaración del Estado de Alarma.
Por otra partel, el Ayuntamiento anunció en marzo de 2020 (justo antes del confinamiento) la creación de una ventanilla única para el sector musical, tomando como ejemplo lo que ya sucede con los rodajes a través de la València Film Office. La València Music Office contaría -además- con un Comisionado Especial para coordinar todas las actividades, según informó también esta cabecera en junio de 2020. La realidad, otra vez vuelve a enfriar las expectativas: ninguna de las dos iniciativas se ha puesto en marcha realmente ni están funcionando de facto.
La estrategia ha saltado por los aires, 29 meses y una pandemia después, las fortalezas y debilidades de entonces han cambiado por completo. El mismo presidente de la Federación Valenciana de la Industria Musical, Lluis Óscar Garcia, recordaba a este diario que la situación “había puesto de relieve la debilidad del sector musical”. Ninguno de los trámites que se señalaban como ancla entonces se han resuelto, como el problema de licencias de las salas de conciertos y bares culturales, si bien eso depende del departamento de Actividades. Por ahora, València no aspira -a pesar de los anuncios y las esperanzas- a ser Music City.
Se trata de una de las medidas a las que apunta el informe de València Music City, que fija una estrategia hasta 2025