La confluencia cada vez más complicada entre Compromís y Podemos aumenta las posibilidades de que los socialistas no sufran un sorpasso por parte de sus socios de gobierno
VALENCIA. Históricamente, en todas las elecciones desde la llegada de la democracia, los socialistas han mejorado en los comicios estatales los resultados autonómicos. Curiosamente, en la anterior cita con las urnas en 2011, se produjo la menor diferencia de votos entre ambas convocatorias: 687.141 sufragios para la Generalitat frente a los 697.474 cosechados por el PSOE en las generales. Un dato que algunos achacan a que los comicios tuvieron lugar con apenas seis meses de diferencia aunque no faltan los que señalan la pobre imagen que arrastraba Rodríguez Zapatero y su heredero en el cargo, Alfredo Pérez Rubalcaba,
Así pues, la tendencia de los socialistas en este examen desde 1983 ha sido al alza. Bien es cierto que los tiempos han cambiado y, en las últimas elecciones, formaciones emergentes como Compromís, Podemos y Ciudadanos han comenzado a invadir espacios hasta ahora reservados para PSPV y PPCV. De hecho, y pese alcanzar el gobierno, los socialistas valencianos extrajeron el pasado mes de mayo el peor resultado en la Comunitat Valenciana de toda su historia con 509.098 votos. No mejorar estos resultados se consideraría un fracaso estrepitoso en las filas del PSPV.
No obstante, en los últimos días ha crecido en cierta medida el optimismo en la sede socialista situada en la calle Blanquerías. A juicio de algunos dirigentes del PSPV, los problemas internos que está atravesando Compromís en su debate acerca de la posible confluencia -o no- con Podemos, pueden beneficiar a la formación que lidera Ximo Puig.
Más aún cuando, en estos momentos sigue sin existir una hoja de ruta clara para un gran pacto que incluya la suma de estos partidos junto a la incorporación de otros colectivos o fuerzas como Esquerra Unida. Este fraccionamiento del voto de la izquierda, así lo creen desde el partido, beneficiaría al PSPV especialmente en la cita de carácter estatal.
En este sentido, uno de los principales temores en la dirección del partido socialista radica en un posible sorpasso a cargo de sus socios de gobierno, Compromís, en la provincia de Valencia, algo que ya ocurrió en las elecciones autonómicas de mayo. Si bien este peligro todavía existe, una alianza con Podemos y otras fuerzas podría incluso incrementar la amenaza para los socialistas a todo el resultado global de la Comunitat.
Aunque ese acuerdo no está, ni mucho menos descartado, los socialistas confían en que estas desavenencias internas en Compromís a colación de la confluencia así como el desinflamiento que viene apuntando Podemos en los sondeos nacionales, contribuya al retorno de antiguos votantes que varíen el signo del voto de cara a una contienda nacional.
Por otro lado, fuentes socialistas citan varios factores que les animan a confiar en una mejoría en las elecciones generales. Para empezar, señalan que la Presidencia de la Generalitat ostentada desde hace pocos meses por el socialista Ximo Puig contribuye a una visibilidad que, al encontrarse además en los primeros compases de la legislatura, resulta muy positiva. Un punto este en el que discrepan algunos cargos de Compromís, que consideran que el PSPV "tiene una sensación de poder institucional muy superior a su respaldo social".
Además, desde Blanquerías sienten que, además del mayor tirón 'natural' de la marca PSOE en unas elecciones generales, en esta ocasión tienen un candidato, Pedro Sánchez, "fresco, joven y que ha sabido adaptarse rápidamente a las exigencias de su puesto".
Por otro lado, los socialistas valencianos recuerdan que pese al resultado más que discreto cosechado en las autonómicas, en los comicios locales celebrados el mismo 24 de mayo, el PSPV consiguió 620.804 votos, casi 110.000 más que en las autonómicas. Unos votos que desde la dirección socialista confían en redirigir a Pedro Sánchez gracias a la labor de los numerosos alcaldes conseguidos en los comicios.