VALÈNCIA. Los movimientos en el 'retail' de València vuelven a despertar tras el letargo provocado por la pandemia. Aunque se trata de uno de los sectores del mercado inmobiliario más afectados por la crisis, poco a poco se recupera el ritmo, aunque sin el dinamismo de los meses anteriores al estallido de la pandemia. La fotografía fija de la ciudad es bien distinta. Muchos son los comercios que se han visto obligados a bajar la persiana de forma definitiva. Otros, en cambio, encuentran una oportunidad de aterrizar en el cap i casal ante la mayor disponibilidad de espacios generando un nuevo baile comercial.
Un nuevo escenario se vislumbra en el horizonte del retail de la plaza valenciana, donde se prevén muchos cambios: entradas y salidas de marcas, unificaciones y reubicaciones. Con el parón de la actividad durante los meses de confinamiento estricto, la mayoría de inquilinos han tenido que renegociar sus contratos con los propietarios para ajustar las rentas a la actual situación. Algunas conversaciones han prosperado, incluyendo ya una especie de 'cláusulas antipandemia'. "En los próximos contratos se irá incluyendo que si un negocio se ve abocado a cerrar la persiana por causa ajena no pague durante ese periodo la renta o algún descuento en el alquiler", explica Jorge Caruana, director de Retail de Olivares Consultores. En otros casos, no se ha podido alcanzar un acuerdo, lo que ha llevado a algunos establecimientos al cierre definitivo.
La rentas en València ya estaban muy ajustadas tras la pasada crisis de 2008 y, por tanto, únicamente se prevén pequeñas variaciones en zonas comerciales más secundarias donde sí podría haber una contracción de hasta el 20%. "Hay alegría contenida y se está consumiendo, pero no estamos en los niveles precovid y esta situación tiene un efecto clarísimo en las rentas. Aunque aquellas que se encuentran en zonas más prime de la ciudad como Jorge Juan, Colón o Don Juan de Austria están muy consolidadas y no se moverán, sí lo harán en zonas más secundarias y en locales que, de alguna manera estaban fuera del mercado", explica a este diario Yolanda Lozano, directora general de Olivares Consultores.
Actualmente, las calles Colón, Don Juan de Austria y Jorge Juan son las más caras de la urbe, con valores que alcanzan los 100-120 euros por metro cuadrado al mes, mientras que vías adyacentes a estos focos se sitúan en cifras que oscilan entre los 20-35 euros por metro cuadrado al mes. En cambio, comercios más de barrio se establecen en una franja entre los 10-15 euros por metro cuadrado al mes. Aunque antes de la crisis existían excepciones y algunos inmuebles concretos de la ciudad podían tener rentas más agresivas de hasta 200 euros por metro cuadrado al mes, estos precios tenderán a corregirse a la baja en el actual contexto.
Y será la imposibilidad de algunos de permanecer en las vías principales de la ciudad, lo que permitirá las rotaciones de marcas y la entrada de negocios que estaban a la espera de dar el salto al hight street. "A las marcas que buscaban Colón, Jorge Juan o Don Juan de Austria y tenían difícil encontrar un local ahora se les abre una pequeña ventana, porque hay opciones de algún local libre, lo que permitirá poder posicionarse a firmas que desde hace años buscaban estos enclaves en València", señala Caruana.
Incluso no será extraño ver que firmas que cuentan con varias tiendas muy próximas entre ellas opten por quedarse con un único establecimiento y cerrar el resto. Un planteamiento que también puede liberar locales y dar entrada a otras compañías. Y es que ahora prima la ubicación frente a cualquier otra variable. "Antes se priorizaba la ubicación, pero ahora mucho más, y ya no se tiene tanto en cuenta la renta o la superficie. Por eso se verán movimientos de agrupación de compañías que pasarán de tener tres tiendas a una sola en el mejor enclave", subraya el director de Retail de la consultora.
Un efecto que podría suponer el adiós a las flagships, esto es, grandes tiendas que se erigen como buque insignia de las marcas en las que se aúna producto, tecnología y grandes espacios. "Los grandes operadores ya no van a priorizar las grandes superficies por encima de todo. Las tiendas con 3.000 m2 ya no serán tan necesarias, por lo que si antes contar con este tipo de establecimientos era una tendencia, ahora se antepondrá la buena ubicación frente al espacio", puntualiza.
Eso sí, las principales arterias comerciales de la ciudad se mantendrán intactas. Colón y Don Juan de Austria concentran las principales cadenas de Inditex, así como H&M o El Corte Inglés, con un consumo más frenético y de tránsito, mientras que Jorge Juan centra su oferta en las boutiques y con un ticket medio de compra más elevado: el consumidor acude allí no de paso, sino a comprar. En los últimos tiempos cogen fuerza las tiendas destinadas a un segmento más joven y puede que los nuevos aterrizajes mantengan esa tendencia.
Las vías más secundarias y adyacentes a estos ejes, como Cirilo Amorós, sí sufrirán el golpe, al ser zonas con comercio más pequeño y compañías más familiares. Aunque desde Olivares no prevén que se vayan a erigir nuevos focos comerciales en la ciudad, sí apuntan a alguna concentración concreta y en alguna calle. Así, por ejemplo, en el comienzo de la calle Hernán Cortes desde Colón, tras la pandemia, han desembarcado Singularu y Beige, dos compañías dedicadas a la joyería, que se suman a insignias enfocadas a este tipo de producto, como Aristocracy y Apodemia, desde hace años ubicadas en este enclave.
Asimismo, zonas menos consolidadas podrían salir reforzadas al calor de alguna firma potente que se posicionará en esas vías. Eso fue lo que sucedió hace unos años en el paseo de Ruzafa, en su tramo más próximo a Colón, y en el Pasaje Doctor Serra. Con la llegada de Primark resurgieron propiciando un nuevo polo comercial. Y esa podría ser la solución para Poeta Querol, la marchita 'milla de oro' de la ciudad que ya no brilla como antaño, cuando se erigió como la calle con las grandes firmas internacionales de lujo. "Necesita una regeneración del negocio, porque el lujo ha salido para no volver. Falta alguien con capacidad de atracción para generar movimientos", señalan.
Pese a todo, la actividad seguirá en la plaza valenciana ante el interés de los operadores y la posibilidad de entrada en puntos de la ciudad de difícil acceso antes de la pandemia. "Habrá nuevas oportunidades en zonas secundarias y en zona prime donde antes era casi imposible. Continuaremos viendo movimientos comerciales", concluyen.