VALÈNCIA (C.G./AGENCIAS). Aunque las librerías fueron los primeros espacios culturales en abrir sus puertas tras el confinamiento, la nueva normalidad sigue creando retos que hace un año pocos podrían imaginar. El sector del libro agudiza el ingenio para no perder comba en un curso en el que, también, los libros han sido unos de los grandes compañeros en los meses de reclusión. Con voluntad de reivindicarse como sector, vuelven citas como VLC Negra, que se celebrará del 6 al 14 de noviembre con un doble formato presencial y online, o la Plaça del Llibre, que llenará de literatura la plaza del Ayuntamiento a partir del 28 de octubre. Mención aparte para la Fira del Llibre que, tras aplazarse a noviembre y cambiar de localización, ha optado por cancelar su edición de 2020, aunque mantendrá un programa de actividades online. Las tres citas se levantan en un periodo de incertidumbre, del que todavía es difícil hacer una fotografía exacta. Y es que todavía no hay datos globales sobre cómo ha afectado la pandemia al sector, que creció en 2019 por sexto año consecutivo, mejorando sus cifras en un 2,4% hasta los 2.420 millones de euros, según el informe de Comercio Interior del Libro. Pero esto era la antigua normalidad.
A falta de datos, toca seguir avanzando, y así lo ha hecho la Plaça del Llibre, que presentó ayer su nueva edición en el Octubre Centre de Cultura Contemporània. Una de datos: la cita se celebrará del 28 de octubre al 1 de noviembre, con cerca de 70 actividades -de las cuales 40 serán presentaciones de novedades editoriales- y 50 proyectos editoriales valencianos, catalanes y baleares que ofrecerán más de 3.000 títulos. Casi nada. "Hemos podido sortear la pandemia, la muestra es que la 2ª Plaça del Llibre de Castelló, que acabó el 18 de octubre, ha sido un éxito de ventas, participación y seguridad", explicó el presidente de la Fundació FULL - Fundació pel Llibre i la Lectura, Jesús Figuerola. Entre las presentaciones previstas, títulos como Cel de fang, del Premi Lletres de la Generalitat, Marc Granell (Bromera) y Sempre és tard, a cargo de Maria Josep Escrivà (Proa); la novela Sense connexió, de Jaume Monzó (Sembra), o el estudio Mestres valencianes republicanes, realitzado por Mª Carmen Agulló y editado por Publicacions de la Universitat de València. Además, durante cinco días la plaza del Ayuntamiento será escenario de mesas redondas como 'Nosaltres editem', un ciclo de conversaciones entre mujeres editoras de diferentes generaciones moderado por Àfrica Ramírez, presidenta de l’Associació d’Editors del País Valencià (AEPV).
La cruz, en este caso, la representa la Fira del Llibre, el gran evento del año para lectores, editoriales y librerías. Inicialmente prevista para el mes de abril, la situación sanitaria obligó a cambiar fechas y trasladarla a un noviembre en el que conviviría con la Plaça del Llibre. Además, también se planteaba un cambio de ubicación: de Viveros a la Plaza del Ayuntamiento. Sin embargo, los cambios no han bastado para salvar una edición que, finalmente, anunció su cancelación -al menos en el ámbito presencial- en septiembre, una decisión fundamentada en la dificultosa organización dependiente del protocolo covid-19 y en una inevitable concentración de público, visitantes que rondan el medio millón cada edición. El golpe, en cualquier caso, viene con una parte positiva: la promesa de mantener viva la llama de la Fira a base de actividades online.
“Queremos que la Fira se traslade en noviembre a las librerías, que cada una tenga su feria propia. Nuestra obsesión es que la gente vaya a comprar libros a las librerías de barrio, de los pueblos, librerías independientes, etc. Se hará una gran campaña de comunicación para potenciar este mensaje. No tenemos la feria tradicional, pero se puede disfrutar en las librerías”, explicaba hace apenas unos días Juan Pedro Font de Mora, presidente del Gremi de Llibrers de València, durante una entrevista con Culturplaza. En ella avanzaba que estaban trabajando en una fórmula que potenciaría las actividades online con el objetivo de que la marca ‘Fira del Llibre’ estuviera presente en 2020, una programación que sumaría clubs de lectura, actividades escolares y firmas de libros ‘a distancia’, en las que el autor presenta el libro por videoconferencia y envía ejemplares firmados para los lectores.
“La situación es muy grave. Puede que el sector cultural no esté entre las prioridades de quienes nos gobiernan, pero es esencial en las vidas de mucha gente, tanto de quienes consumen cultura como de quienes la producen o difunden. Hemos decidido celebrar el festival contra viento y marea para que la gente no deje de tener acceso a la cultura. Los autores no vienen a vender libros, sino a reivindicar que la cultura es una necesidad vital para todos”, defendió ayer Jordi Llobregat, director de VLC Negra, durante la presentación de su octava edición. La cita acogerá un total de 16 encuentros del 6 al 14 de noviembre, concentrando sus actividades presenciales en fin de semana y con dos sedes: la Universitat Popular y FNAC. Aunque por la actual situación la presencia de autores extranjeros no es posible en València, eso no quiere decir que no participen del festival. Firmas como Sophie Henaff o los cinco autores nominados en la categoría de ‘Best novel’ (John Connolly, Tana French, Ian Rankin, Graeme Macrae y Niklas Natt Och) darán forma al apartado internacional de esta edición.
La octava edición -de “resistencia”, explican sus impulsores- se centrará así en autores nacionales como Víctor del Árbol, Elia Barceló, Lorenzo Silva, Susana Martín Gijón, Juan Ramón Biema, Mikel Santiago o Marta Sanz, una lista que suma nombres hasta la treintena para ofrecer una programación "compacta" y "muy potente”. De igual forma, VLC NEGRA ha decidido retransmitir por streaming todos los encuentros con autores, profundizando así en la apuesta que el festival hizo en abril con ‘VLC NEGRA en casa’, una propuesta para el confinamiento que ahora se extiende generado un festival híbrido: on y offline. Esta propuesta es vista con optimismo por parte de sus impulsores, que esperan que el esfuerzo hecho en el ámbito digital se traduzca en que el festival “como marca va más allá y tiene un reconocimiento nacional e internacional”. En esta edición, además, se homenajeará al autor Jordi Sierra i Fabra con la entrega del premio Francisco González Ledesma, que antes han recibido Andreu Martín, Alicia Giménez Bartlett, Lorenzo Silva o Paco Camarasa.