VALÈNCIA. El sector logístico valenciano ve la entrada en funcionamiento de la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) del Puerto de València cada vez más cerca. Tras años de bloqueo, los empresarios empiezan a ver la luz porque detectan "voluntad política" por desencallar la puesta en marcha de esta zona logística. Por tanto, dan por hecho que más pronto que tarde este polo saldrá adelante. "Se ha superado el bloqueo y freno político de los últimos años", aseguró Alfredo Soler, presidente de Propeller Valencia.
Así lo afirmó en un encuentro con medios de comunicación en el que analizó algunas de las preocupaciones del sector como son la guerra de Ucrania, por los sobrecostes para las compañías; el conflicto en el Mar Rojo con el desvió y cambio de rutas; así como la concentración de las navieras. Por ello, reivindicó la fortaleza del Puerto de Valencia como puerta de entrada por mar a Europa.
Pero, para que sea más atractivo para las compañías, Soler destacó algunas infraestructuras necesarias como la ZAL, cuyo futuro lleva 30 años en el limbo administrativo y judicial. En 2022, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) anuló el Plan Especial de la ZAL aprobado por la Conselleria de Territorio en 2018. Y, desde entonces, está estancado. Una parálisis que llevó a MSC a anunciar la cancelación de dos proyectos en esta zona logística, una renuncia que finalmente se replanteó tras la intermediación del gobierno local.
De hecho, el Ayuntamiento de València ya ha mostrado su intención de reactivar este enclave industrial. "Esta administración no va a tener ningún proyecto que genere inversión y empleo parado. El consistorio hará legalmente todo lo posible y eso implica tramitar esa licencia con absoluta normalidad", subrayó hace meses la alcaldesa de València, María José Catalá. Unas palabras que han generado confianza y seguridad a los empresarios asociados a Propeller, que valoran, además, el nuevo talante de la administración local.
"En 2-3 meses se ha avanzado mucho más que en los últimos 8 años", remarcó Soler, en alusión al gobierno de PSPV y Compromís en la ciudad de València. "Por tanto, estamos seguros de que la ZAL se va a desencallar. Ahora nos sentimos escuchados y vemos que el gobierno está involucrado con este tema", incidió. Tanto es así que la propia Catalá se comprometió en noviembre a dar en "dos o tres meses" la licencia de obra a MSC para iniciar las obras de sus plataformas logísticas en la ZAL.
Aunque, por el momento, ese movimiento no se ha producido, el sector logístico valora la voluntad y admite que los tiempos administrativos no siempre son tan rápidos como sería deseable. En cualquier caso, ven 2024 en el horizonte de la ZAL y los empresarios logísticos confían en que, una vez se libere, la ocupación llegará casi de inmediato y se completará totalmente la superficie con empresas en un corto plazo de tiempo.
Lo cierto es que este enclave generó desde el inicio un movimiento vecinal y ciudadano de rechazo y las expropiaciones provocaron incidentes en 2002 cuando las máquinas entraron a derribar algunas de las Alquerías de la zona afectada. En 2013, el TSJCV dio la razón a estos colectivos y declaró nula la ZAL, una decisión que en 2015 ratificó el Supremo, alegando que se trataba de una situación irreversible. En 2018, la Generalitat activó un plan para reactivarla, pero la Plataforma ‘Horta és futur. NO a la ZAL‘ presentó un recurso contencioso-administrativo contra esa decisión sobre la base de que se había declarado nula y en 2022 se volvió a parar el proceso.
Por otro lado, en la jornada, desde Propeller también se incidió en la búsqueda de soluciones para la entrada y salida de mercancía por carretera al Puerto de Valencia. Sin querer hablar del tan aclamado acceso norte, obra muy politizada, sí incidieron en buscar alternativas para evitar la saturación en el recinto. Y más teniendo en cuenta que Barcelona cuenta con cinco entradas, todas ellas de doble vía, mientras que el de Valencia tiene un único acceso con entrada doble y una única vía de salida. Una situación que casi a diario provoca retenciones y congestión en la V-30 y V-31.
Otras de las cuestiones que se pusieron encima de la mesa fueron las consecuencias de la crisis del Mar Rojo, la posición estratégica del Puerto de València para canalizar tráfico desviado y, dentro de los correspondientes sobrecostes económicos que implica esta coyuntura, los efectos que puede tener el nuevo sistema de comercio de derechos de emisiones (ETS). Al respecto, Soler comentó que, con la interrupción de tráficos por el canal de Suez, el Mediterráneo se ha convertido en un "mar con fondo" y que los grandes barcos de transbordo pueden quedarse en las zonas más occidentales y elegir puertos hub de descarga para la posterior distribución de mercancías en barcos más pequeños (feeder), una opción más contaminante.
Ante esta situación, Propeller ha encargado un estudio a la universidad de Amberes --cuyas conclusiones prevé tener en breve-- con la comparativa de elegir el Puerto de València frente a otros para la canalización de las mercancías de países asiáticos que deben distribuirse en Europa. La asociación defendió la posición estratégica de València y pretende promocionarlo como punto de entrada a Europa para los buques que dan la vuelta por el cabo Buena Esperanza. Propeller espera que la situación del transporte marítimo se regularice "poco a poco", aunque pensaba que a estas alturas ya se habría normalizado.