Hoy es 11 de octubre
VALÈNCIA. El anuncio del presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, de poner en duda su continuidad y concederse unos días de reflexión para tomar una decisión, ha provocado una serie de reacciones que evidencian la alta polarización de la política española: mientras el PP, con Alberto Núñez Feijóo al frente, le ha acusado de intentar "victimizarse" y buscar gobernar "por compasión y no por adhesión"; en el PSOE se ha producido una fuerte movilización -tanto física como digital- para poco menos que rogar a Sánchez que continúe, incluso en ocasiones de forma muy apasionada, emocional y sobreactuada. Unos hechos que, de alguna manera, recuerdan a formaciones de carácter más reciente y mesiánico, y no tanto a una fuerza política con más de 140 años de historia.
Por partes. El presidente del Gobierno hizo pública el miércoles una carta a la ciudadanía en la que mostraba su necesidad de "parar y reflexionar". Una misiva en la que explicaba su decisión ante la "estrategia de acoso y derribo" que, a su juicio, es un intento de hacerle "desfallecer en lo político y en lo personal", en referencia a la denuncia de la organización ultraderechista Manos Limpias para investigar unos supuestos delitos de tráfico de influencias y de corrupción en los negocios de su mujer, Begoña Gómez.
A partir de ahí, las reacciones dentro de su propio partido han sido de apoyo a través de todo tipo de medios y canales. Una ola de adhesiones tanto individuales -los grupos de whatsapp del partido eran un hervidero, así como las muestras de respaldo en redes sociales- como colectivas. Una especie de carrera en la que han participado buena parte de los dirigentes del partido en la que el objetivo parecía destacarse como los máximos 'sanchistas'.
Ahora bien, las acciones grupales son las más poderosas. Este sábado se prevé una importante concentración en la sede de Ferraz para dar respaldo al líder socialista para que continúe en La Moncloa. La magnitud de la cita se prevé importante: sólo la federación valenciana ha fletado 12 autobuses para transportar a cientos de militantes a la concentración.
Pero no queda ahí la cosa. El domingo, a raíz de la iniciativa de algunos militantes, también se está impulsando otra concentración frente a la sede del PSPV en la calle Hospital de València a las 11 para pedir a Sánchez que siga bajo el lema "Defiende la democracia. Claro que vale la pena".
En esta línea, si ayer la dirección de los socialistas valencianos emitía una resolución de respaldo al presidente del Gobierno, algo que también aprobaron otras ejecutivas del PSOE, este viernes alcaldes de toda España (entre los que había valencianos como el de Mislata o Manises) promulgaban un manifiesto de apoyo en el que, además, se deslizaba que Sánchez era víctima del 'lawfare' (guerra sucia judicial).
Toda una serie de movimientos y maniobras que incluso algunos en las filas socialistas, especialmente los veteranos, observaban este viernes con cierto asombro y perplejidad. "El PSOE es un partido, no un club de fans", ironizaba un dirigente respecto al culto al líder existente al ser preguntado por este diario por las numerosas y variadas reacciones de adhesión aparecidas.
En este sentido, precisamente las fuentes consultadas en el partido con mayor recorrido, casi descartaban que Sánchez pudiera anunciar el adiós a su cargo este lunes. La razón, además de las múltiples muestras de apoyo y afecto de la militancia, se centran en la delicada situación en la que quedarían las siglas ante la marcha del presidente del Gobierno: una sucesión compleja (se hablaba de María Jesús Montero, pero ayer ya sonaban otros nombres) que, además, debería ser validada en el Congreso por los socios y un descabezamiento del partido a las puertas de dos elecciones vitales. Así, estas fuentes, que manifiestan su apoyo a Sánchez y aseguran comprender su situación personal, opinan que el presidente del Gobierno no dirá adiós precisamente por entender la difícil situación a la que se enfrentaría el PSOE.
En la otra orilla, sin embargo, otros dirigentes de los socialistas valencianos sí aprecian un "peligro real" de que Sánchez dimita, al considerar que su situación personal y familiar es delicada y podría anteponerla al resto de consideraciones.