VALÈNCIA. "La agenda valenciana pasa al congelador", titulaba este periódico hace una semana en un artículo sobre la dificultad de que las reivindicaciones de la Comunitat tuvieran trascendencia nacional en el actual contexto político de ciclos electorales y sin Presupuestos Generales del Estado (PGE). No es que el análisis de este medio fuera muy original. Más bien evidente y repetitivo. Válido, prácticamente, para cualquier momento. Un ejemplo clásico del "no importa cuándo leas esto". Pero si la situación ya lleva varios meses (por no decir años) así, ni qué decir tiene con cada día que pasa. Y con cada movimiento del presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez.
El primer encuentro entre el jefe del Consell, Carlos Mazón, y la líder del PSPV, Diana Morant, se ha fijado para la próxima semana, como publicó Valencia Plaza. Concretamente, para el jueves 2 de mayo. Si es que tiene lugar, porque en este momento el PSOE al completo permanece en vilo con la comparecencia pública de Sánchez de este lunes. Que se someta a una cuestión de confianza en el Congreso o que dimita -en el momento o en diferido- son dos de los escenarios sobre la mesa, y si se decidiera por alguno de ellos la sacudida del tablero político es total, con réplicas en todos los territorios.
Pero sin adelantar acontecimientos, y en el supuesto de que se mantuviera la cita de ambos dirigentes en el Palau de la Generalitat, la estrategia de Mazón es la de ceñirse al guion al que lleva recurriendo desde hace tiempo: el de tratar de llegar a acuerdos con la oposición en cuestiones básicas de la agenda valenciana: financiación autonómica, agua, infraestructuras, inversiones, fondos europeos, etc. También es posible que se aborde la renovación de los órganos estatutarios, bloqueada desde hace años en Les Corts por la falta de acuerdo de los partidos y que el PP ha decidido en algunos casos guardarse la opción de desatascar a golpe legislativo con la ayuda de Vox.
El jefe del Consell sigue así con la estrategia de visibilizar la agenda valenciana en confrontación con el Gobierno central. Algo que querrá aprovechar en su encuentro con Morant pero con escasa trascendencia.
En medio del ciclo electoral –con los comicios vascos ya celebrados y los catalanes y europeos por delante–, sin Presupuestos Generales del Estado y todo ello unido ahora al tsunami en el PSOE, parece imposible que cuestiones de otros territorios encuentren hueco en el foco mediático o en el discurso nacional. Otra vez.
Tampoco es fácil que tenga demasiada trascendencia la complicada situación en la que en realidad se encuentra Morant, ya como líder del PSPV y ministra de un Gobierno con escaso interés en abordar la reforma del sistema de financiación o un fondo de nivelación –un mecanismo transitorio con el que se reparte dinero entre las comunidades peor financiadas para que puedan acercarse a la media del conjunto de territorios–.
Mazón puede continuar su estrategia de intentar poner en un brete a su contrincante política aunque sea desde la apariencia de tenderle la mano para llegar a acuerdos. Pero es una labor de predicar en el desierto del panorama nacional y con un resultado de escasa capacidad de presión en este momento.
Aun así, se trata de lo lógico desde su cargo. "Habrá que plantearle a Morant si tiene el mismo interés en fletar autobuses a Ferraz para reclamar la financiación como lo tiene para apoyar a Sánchez", ironizan desde el PPCV.