VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València celebró este martes su primer pleno ordinario del mandato. Desde que se celebraron las elecciones municipales el pasado 28 de mayo, hace ya más de 120 días, todavía no se había convocado ninguno más allá de la sesión que sirvió para organizar el consistorio. Y la jornada de ayer martes, sin duda, no solo sirvió para dar el pistoletazo de salida al curso político, sino también para testar cómo de caldeados están los ánimos y la temperatura a la que van a desarrollarse los encuentros que los 33 concejales tienen agendados cada final de mes.
La jornada comenzó con el anuncio a las puertas del hemiciclo por parte del portavoz de Vox de que dos de sus concejales renunciarían a la dedicación exclusiva que en su día les asignó la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá: Juanma Badenas y Pepe Gosálbez tendrán, a partir de que se formalice la renuncia, una dedicación parcial al 75%, lo que conllevará también una merma de ingresos para ambos ediles.
El anuncio se produjo horas después de que el PSPV advirtiera a principios de semana que llevaría la distribución que había hecho Catalá de dedicaciones y sueldos parciales a la Agencia Antifraude al entender que la primera edil podía haber realizado un "uso fraudulento" de los recursos públicos. Basaban la denuncia en que, tratándose también de un grupo de la oposición, la alcaldesa no les había asignado ninguna dedicación parcial proporcional a su representación como sí había hecho, por contra, con Compromís y el PSPV.
El escenario, ahora, deja en manos de la primera edil decidir qué hacer con esas dos dedicaciones exclusivas que tiene sobre la mesa: concedérselas a Compromís, a PSPV, repartirlas o, incluso, no asignarlas a ningún miembro de la corporación, como advierten fuentes municipales que podría ocurrir. Pero en todo caso, lo cierto es que Catalá deberá modificar el decreto que firmó a finales de julio para poner negro sobre blanco cuál es la nueva situación a partir de ahora.
La mañana, con todo, no había hecho más que comenzar. Y el pleno, ni eso. De hecho, antes de que todos los grupos entraran en el hemiciclo, socialistas y valencianistas dieron a conocer el informe jurídico que habían reclamado a los servicios municipales para que se pronunciaran sobre la legalidad, o no, de que PP y Vox promulgaran el cambio de nombre de la ciudad para que la denominación bilingüe aceptada fuera Valencia en castellano y Valéncia, en valenciano, con acento cerrado, de acuerdo a las Normas del Puig y no el valenciano normativo de la Academia Valenciana de la Llengua (AVL), órgano estatutario.
El informe elaborado por los juristas del consistorio puso negro sobre blanco: los grupos municipales podían impulsar y proponer un cambio en el topónimo de la ciudad, pero la última palabra la tiene la AVL y es el Consell, la Generalitat, quien finalmente aprueba o desestima esta solicitud. El órgano presidido actualmente por Verónica Cantó, de hecho, deberá emitir un informe vinculante, según consta en el escrito de los servicios jurídicos, ya que la "normativa lingüística la fija la AVL". Hacerlo sin este requisito "infringiría el ordenamiento jurídico", concluye el escrito. Jarro de agua fría para sus proponentes antes siquiera de debatir el punto del cambio de topónimo.
Con el aviso de que podían estar "excediendo sus competencias legales", el punto arrancó la sesión plenaria. Y tanto PSPV como Compromís mostraron su férrea oposición a la iniciativa: los primeros, quisieron exponer la "incongruencia" que suponía que el pleno estuviera debatiendo sobre si se debía escribir "Valencia con faltas de ortografía", mientras los segundos ahondaban en el hecho de que se estuviera infringiendo la ley y populares y voxistas no respetaran el informe jurídico.
Sin embargo, los proponentes defendieron la legalidad de la misma y desde el PP se limitaron a exponer que lo único que se estaba tramitando era "impulsar un cambio de nombre", pero que en ningún caso validar la iniciativa suponía cambiarlo directamente. Asimismo, también defendieron que el Partido Popular siempre había defendido el acento cerrado y pusieron sobre la mesa que en la propia AVL hubo en su día discrepancias sobre cómo escribir el topónimo, por lo que ahora, explicaron, quieren que se abra el debate en el seno del órgano competente y los lingüistas se pronuncien al respecto.
Pero quizá el punto más agitado de la sesión llegó cuando se propuso nombrar a la exalcaldesa de València, Rita Barberá, Alcaldesa Honoraria de la ciudad. Compromís aprovechó el turno en el que debía fijar su posicionamiento para mostrar desde la bancada numerosos titulares publicados en prensa en los que el PP, su partido, cuestionó a quien fuera alcaldesa durante más de dos décadas: "Me alegro muchísimo del expediente a Rita Barberá - Javier Maroto, portavoz nacional del PP"; "Rita Barberá no ha actuado ni con dignidad ni ejemplaridad- Maroto, también"; "Les Corts Valencianes instan a la señora Rita Barberá Nolla a renunciar al acta de senadora para salvaguardar la dignidad de la representación de los valencianos - Resolución de Les Corts firmada por el PP, incluidas María José Catalá y María José Ferrer San Segundo", leyó la concjal Papi Robles.
La edil quiso poner sobre la mesa titulares y resoluciones firmadas en su momento por el Partido Popular para "demostrar la hipocresía" de llevar este nombramiento al pleno del martes y "la falta de conveniencia en el momento de su presentación", dado que todavía no se ha cerrado el caso Azud en el que parte de su familia se encuentra investigada. "Hoy la ciudad es lo que menos importa. Lo que importa es que el PP expíe sus pecados a costa del honor y dignidad de esta ciudad", dijo Robles tras alegar que con el fallecimiento de Barberá, la respuesta institucional que ofreció Compromís desde el Ayuntamiento, donde en ese momento gobernaban, "estuvo a la altura de quien fue alcaldesa 24 años". Se refería, en concreto, a haber habilitado el consistorio como capilla ardiente en el momento de su muerte para que los vecinos de la ciudad "pudieran despedirse de ella".
Sin embargo, afeó al PP que llevaran esta iniciativa ahora a un pleno municipal "después de haberle dado la espalda". "La señora Barberá murió de una de las formas que más temen aquellos que temen a la muerte: la soledad y la pena. No fue por las penas e imputaciones de Compromís, sino por la pena y soledad de estar rodeada de causas judiciales que hoy siguen abiertas y haber sido abandonada por su partido". "Un pecado político y personal que hoy el PP trata de expiar con honores y distinciones", zanjó la edil de la coalición valencianista.
Un análisis con el que coincidió con el que hizo la portavoz del PSPV, Sandra Gómez, aunque con un tono más rebajado. Gómez defendió que no se podía conceder esta distinción a la exalcaldesa porque "toda su familia está investigada en el caso Azud" y expuso que llevar ese punto a un pleno sí que era "faltar a su memoria y no honrarla".
En su turno de réplica, el portavoz del grupo municipal del PP Juan Carlos Caballero acusó a ambas formaciones de "embarrar" el debate político y "moverse por el sectarismo y la política de trinchera". El edil popular destacó que Barberá merecía este nombramiento porque "ejerció el liderazgo desde el feminismo" y enumeró algunas de las mejoras urbanas que logró la alcaldesa durante sus 24 años de mandato: piscinas municipales, parques infantiles o museos, entre otros. La votación, con todo, salió con los votos a favor de PP y Vox, y la oposición de Compromís y PSPV.
El colofón 'final' que hizo subir los decibelios del debate llegó con la moción presentada por el PP sobre una posible amnistía a los encausados por el procés. Una propuesta que la concejal del PSPV Sandra Gómez tildó de "perdedores", dado que pedía posicionarse en contra de una posible amnistía concedida por un futuro gobierno de Pedro Sánchez.
"Están hablando aquí de la amnistía cuando hoy se somete a investidura Feijóo... Dejen al pobre hombre que se presente por lo menos. No traigan iniciativas hablando ya de Pedro Sánchez", soltó con sorna la portavoz socialista.
Por su parte, el concejal de Compromís Sergi Campillo criticó que el PP llevara una moción "que no tiene nada que ver con esta ciudad, anteponiendo partido a institución, como siempre, la base de la corrupción", concluyó.
La moción, como ocurrió previamente con la distinción a Barberá, salió con los votos favorables de PP y Vox. En esta ocasión, con voto de calidad de la alcaldesa, dado que volvió al hemiciclo con la votación iniciada y tuvo que hacer valer su condición de primera edil para deshacer el empate.