Un nuevo capítulo de la hoguera de vanidades internacional ha tenido lugar este fin de semana pasado en Hangzhou (China), la cita de los países más poderosos del planeta, donde nadie ha querido faltar, ya estuviese en funciones, o incluso saliente como Obama
La Comunidad internacional, permítanme la basta comparación, es como esa comunidad de vecinos donde todos tienen voz. Pero unos tienen más votos que otros en función de los inmuebles que se tengan, en el caso que nos ocupa serían más tanques, más PIB o más petróleo.
Por eso y dada la cantidad de voces, alrededor de 200, en el concierto mundial las grandes potencias se reúnen desde antiguo para decidir las líneas generales de los acuerdos que el resto de países seguirá. Por no remontarnos muy lejos este sistema funcionó por ejemplo con motivo da la IIGM donde se celebraron las conferencias de Yalta y Postdam donde se reunieron sólo tres países, USA, Gran Bretaña (UK) y la URSS, para decidir el reparto del mundo tras esta guerra. Después con la ONU, al crearse el Consejo de Seguridad (con su derecho al veto) se ampliaría a cinco las potencias, sumando Francia y China.
Tras el fin de la guerra fría, al inició del siglo XXI, se creó el G8 a partir de un grupo de 6 economías USA, UK, Francia, Alemania, Italia y Japón (constituido al inicio de los 70´s) al que se incorporó Canadá (1976) y finalmente Rusia (2002). A este conjunto se incorporaron en 2008 nuevos miembros, como los BRICS (Brasil, India, China y Sudáfrica, Rusia ya estaba), parte de los MINT (México, Indonesia y Turquía, Nigeria no está incluida), más Arabia Saudí, Argentina, Australia, Corea del Sur y la Unión Europea.
Como pueden observar un conjunto heterogéneo de países, donde se combinan potencias económicas desarrolladas de corte occidental, europeas y norteamericanas, asiáticas o de Oceanía, con los países emergentes (grandes promesas de la globalización) algunos -China y la India- más que otros -Brasil, Rusia y Sudáfrica-, o con trampantojos de emergentes como los MINT, o simples (e importantes) productores como Arabia Saudí o Argentina.
Además concurren diferentes países invitados (muy variopintos en principio), en esta ocasión han asistido el Chad, Egipto, Kazajistán, Laos, Senegal, Singapur, Thailandia, y uno que ya es permanente -España-. También asisten representantes de las principales organizaciones internacionales como la ONU, el Banco Mundial, el FMI, la OMC, la OIT o el Consejo de Estabilidad Financiera. En total el G20 reúne 2/3 de la población del planeta, 3/4 del comercio Internacional y hasta el 86% de la economía mundial, unas cifras más que considerables.
Y llegados a este extremo ustedes se preguntarán y para qué ha servido tamaña reunión de poderío planetario, pues más bien para poco o casi nada, China ha querido exhibir músculo y potencia económica (llegando a cerrar las industrias de la zona para evitar la contaminación y dar la mejor imagen) ante un USA en retirada en casi todo el mundo a la par que despide a Obama y a la espera de sus elecciones de noviembre. Por otra parte también se ha evidenciado curiosos acercamientos de Turquía con China y Rusia, así como desencuentros entre los norteamericanos y los rusos, a la vez que ha querido ser un escaparate del multilateralismo globalizador y participativo, haciéndose presente mediante el lanzamiento de tres misiles balísticos hacia el mar del Japón en el último día de la misma, el sátrapa de la península coreana (aliado de la Republica Popular de China).
En fin un foro de debate, con temas tan importantes como la desaceleración de la economía mundial especialmente las emergentes y las laxas políticas monetarias y de precio de los hidrocarburos, que a pesar de lo publicado por las agencias Chinas -ha sido todo un éxito-, después de la cumbre todo sigue igual que antes sin dar ni acordar soluciones a este mundo tan revuelto en el que vivimos. Hasta sus amigos iraníes, a través de la Hispan TV (si esa donde algunos podemitas han hecho bolos) dijo lo siguiente: A pesar de la valoración positiva de la cita y los resultados, en realidad, el mundo actual sufre de graves problemas surgidos de las políticas de algunas potencias del G20. Y sus dirigentes no han presentado soluciones viables. Toda una declaración de lo vacuo que ha resultado como decía al principio esa hoguera de vanidades internacional que ha resultado ser el G20 de China.