Todavía no hay nada claro en las elecciones italianas, y el hueco que deja Mattarella parece difícil de llenar, mientras los mercados no las pierden de vista
MADRID. Las elecciones presidenciales italianas deberían permitir el nombramiento de un nuevo jefe de Estado antes del 3 de febrero, cuando expira el mandato de 7 años del actual Mattarella. En caso de que el primer ministro Draghi se convierta en presidente, o de que su eficacia se vea debilitada como consecuencia de las elecciones, el gobierno de unidad corre el riesgo de fragmentarse. Esto podría llevar a una parálisis política, e incluso a la celebración de elecciones anticipadas, lo que probablemente supondría un nuevo aumento de los diferenciales de los bonos del gobierno italiano.
Los mercados considerarían positivo un candidato de compromiso o la continuación de la presidencia de Mattarella. Sin embargo, ya se ha excluido a sí mismo para un segundo mandato. Sólo hay un precedente de un presidente elegido para un segundo mandato, con la reelección de Napolitano en 2013 debido a un bloqueo político. La presidencia de Draghi podría significar una estabilidad política a más largo plazo, aunque a corto plazo sólo resultaría tranquilizadora si se alcanzara un acuerdo sólido sobre el gobierno de unidad.
La presidencia se describe a menudo como un papel ceremonial, que implica la firma de leyes, la presidencia del Poder Judicial y los consejos de Defensa. Sin embargo, el presidente adquiere amplios poderes en tiempos de crisis política, puede disolver las cámaras, dar mandatos para formar gobierno y nombrar gabinetes técnicos. Por lo tanto, el cargo no carece de importancia dada la volatilidad política de Italia
De hecho, existe el riesgo de que las divisiones políticas aumenten aún más este año, ya que es probable que los parlamentarios miren hacia las próximas elecciones generales que se celebrarán en junio de 2023. Si el resultado de las elecciones presidenciales socava la coalición gubernamental, puede resultar más difícil para el Gobierno desbloquear los fondos NextGenEU, lo que a su vez retrasaría los tan necesarios planes de inversión.
En un escenario a la baja, un colapso del gobierno puede llevar a elecciones anticipadas y a una mayor parálisis política. Los mercados valorarán estas incertidumbres, con el riesgo de un mayor rendimiento de la deuda pública.
Pietro Baffico es economista de Abrdn
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