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Oportunidad histórica de Draghi de cara al futuro económico de Italia

El expresidente del BCE tiene la oportunidad de trazar un rumbo de crecimiento a largo plazo para Italia, así como de consolidar el proyecto de la UE en un momento histórico

18/02/2021 - 

MADRID. Mario Draghi, expresidente del Banco Central Europeo, ha sido nombrado primer ministro italiano. 'Super Mario', como se le suele apodar, llega con grandes expectativas. Se le ha encomendado la tarea de relanzar la estancada economía italiana. El nombramiento de Draghi también tiene implicaciones para el futuro del liderazgo de la Unión Europea. Draghi, al que se le atribuye el mérito de haber salvado el euro en julio de 2012 con su promesa de "todo lo que haga falta", ha sido descrito por un comentarista como la "última esperanza" del país. Se convierte en el cuarto primer ministro tecnócrata de Italia desde 1994, tras el exbanquero central Carlo Azeglio Ciampi, el economista Lamberto Dini y el excomisario europeo y economista Mario Monti.

El presidente, de 73 años, goza de un apoyo abrumador en todo el espectro político, incluso de los partidos rivales, Movimiento 5 Estrellas y Lega. Matteo Renzi, ex primer ministro, retiró el apoyo de su partido Italia Viva al anterior gobierno, lo que obligó al presidente Sergio Mattarella a pedir a Draghi que intentara formar una coalición alternativa. Aunque sólo fuese para evitar las dificultades sanitarias de unas elecciones generales en medio de una pandemia.

Los mercados acogieron positivamente el nombramiento. En respuesta al llamamiento de Mattarella para formar gobierno el 3 de febrero, el diferencial de la deuda pública a 10 años se redujo de 113,8 puntos básicos el 2 de febrero a 91,2 puntos básicos frente al bund alemán el 12 de febrero, su menor margen en cinco años. El diferencial entre la deuda soberana italiana y la alemana se utiliza como medida de riesgo político para la eurozona. El mercado de valores italiano se recuperó, y el índice de referencia FTSE MIB ganó un 2,1% el 3 de febrero.

Está previsto que el Parlamento italiano apruebe esta semana el Gobierno de Draghi. Incluye a políticos de los principales partidos, así como a tecnócratas, y tiene previsto desarrollar un programa muy necesario de reformas estructurales, que van desde la educación, la administración y la justicia hasta las infraestructuras, pasando por la aceleración del programa de vacunación, el apoyo a los hogares y las empresas durante la pandemia, así como un plan de gasto para la recuperación. Draghi también considera el cambio climático un objetivo estratégico de su gobierno y ya ha creado un nuevo ministerio para supervisar la transición a una economía sostenible.

Italia fue el estado más afectado de la Unión Europea en las primeras fases de la crisis del Covid-19 y el primero en imponer estrictos cierres regionales. Con 2,7 millones de casos de Covid, el país tiene ahora menos infecciones absolutas que el Reino Unido, Francia y España, pero en términos de mortalidad sigue siendo el segundo de Europa después del Reino Unido, con más de 93.500 muertes. Al igual que sus vecinos de la UE, Italia tiene dificultades para abastecerse de vacunas Covid. La tasa de vacunación es del 4,9% de la población (según datos del 13 de febrero), superando la media de la UE (4,7%) y de Alemania, Francia y Austria, pero por detrás del 5,2% de España.

Luchando contra la recesión

Como consecuencia, Italia está luchando por recuperarse de una recesión que contrajo la economía en un -8,8% en 2020, un récord de posguerra. Dependiendo de las medidas de salud pública que sean necesarias en las próximas semanas y meses, es posible que la economía no vuelva a crecer hasta al menos el segundo trimestre de este año. El mes que viene finaliza la moratoria de las empresas italianas para el despido de trabajadores, lo que probablemente desencadene un aumento del desempleo, que ha rondado siempre el 10%. Esperamos que el PIB italiano crezca un 4,8% durante todo este año, y que la inflación de los precios al consumo aumente un 1,0%.

La economía italiana se encuentra ahora en torno al 80% de su nivel de actividad anterior a la pandemia. La recuperación económica del país hasta la fecha es en gran medida un reflejo de la de sus vecinos, tal y como se aprecia en nuestro indicador de actividad de alta frecuencia (ver tabla).

El momento para un cambio de rumbo en Italia es bueno. Históricamente, los primeros ministros tecnócratas han heredado el cargo necesitando aplicar medidas de austeridad. Esto ha tendido a socavar su apoyo político muy rápidamente. Desde 1993, los primeros ministros tecnócratas de Italia han tenido una esperanza de vida política de sólo 16 meses. Por el contrario, Draghi tiene un margen de oportunidad en forma de menores costes de endeudamiento y apoyo político para el gasto fiscal.

En julio de 2020, la Unión Europea acordó un fondo de recuperación de la pandemia por valor de 750.000 millones de euros. El acuerdo dio a la Comisión Europea, el ejecutivo del bloque, la capacidad de emitir deuda en nombre de los Estados miembros por primera vez. Italia y España son los mayores beneficiarios del paquete de recuperación. A finales de abril, el nuevo Gobierno debe presentar a la Comisión Europea un plan de gastos para su asignación nacional de 209.000 millones de euros del fondo de recuperación en forma de subvenciones y préstamos. Esto equivale al 10% del PIB nacional. En total, el país ya ha inyectado gastos adicionales o reducciones de impuestos por valor de alrededor del 5% del PIB de 2019 en respuesta a la crisis. Se prevé que esta labor de contención de la pandemia lleve la deuda pública a casi el 160% del PIB en 2021.

Otros Estados miembros, incluidos los gobiernos conocidos como los 'frugal four -Austria, Dinamarca, Países Bajos y Suecia-, que se resistieron a una ayuda más generosa el año pasado, estarán atentos a las señales de que Italia gaste el dinero de forma inteligente. A sus ojos, eso supondría un gasto en infraestructuras y esfuerzos para expandir una economía que lleva más de dos décadas estancada, en ocasiones, incluso amenazando la estabilidad de la moneda única.

En agosto de 2020, Draghi presentó la pandemia como una oportunidad para utilizar el presupuesto y el fondo de recuperación de la UE de siete años y 1,1 billones de euros, tanto a nivel nacional como de bloque, para estabilizar y fortalecer las economías. Añadió que los altos niveles de deuda sólo serían sostenibles si "se utilizan con fines productivos", como inversiones públicas en "capital humano" e "infraestructuras cruciales para la producción". Durante la crisis de la deuda soberana de la eurozona de 2012, Draghi necesitó el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel para salvar el euro. Ahora, Alemania está en transición hacia un nuevo liderazgo, ya que Merkel dejará de ocupar el cargo de canciller en septiembre. Esto puede permitir a Draghi situar a Italia más cerca del centro del liderazgo estratégico de Europa, en conexión con la visión del presidente francés, Emmanuel Macron, de una Unión Europea más federalizada.

Altas expectativas

El discurso de Draghi del año pasado fue más allá. Propuso un mayor federalismo en la UE, sugiriendo que el presupuesto común y la deuda común "pueden constituir la base del diseño de un ministerio del Tesoro común". El liderazgo de Italia en materia de reformas estructurales, por delante de los cambios de Francia o Alemania, daría legitimidad al paquete de recuperación de la UE. Esto podría tener a su vez consecuencias más permanentes para la arquitectura fiscal del bloque.

Las expectativas políticas y económicas sobre el nuevo primer ministro italiano son altas. Draghi tiene la oportunidad de trazar un rumbo de crecimiento a largo plazo para Italia, así como de consolidar el proyecto de la UE en un momento histórico. Queda por ver si su liderazgo será algo más que un nombramiento provisional. También es posible que, al igual que la teoría del "gran hombre" del historiador del siglo XIX, que hace hincapié en el impacto de los individuos, los observadores esperen demasiado de un tecnócrata que se enfrenta a una recesión provocada por una pandemia y a un panorama político complejo.

Stéphane Monier es CIO de Lombard Odier

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