Picos, colines, grisines, breadsticks, palitos de pan… que alguien detenga esta infamia, no todo lo que lleva harina, agua, aceite y levadura es merecedor de ser llamado como el crujiente snack valenciano
Este artículo comienza evocando una mañana de tormenta estival en un resort en el californiano Kings Canyon National Park. Los huéspedes, ahítos de huevos revueltos y de tedio por ver aguada la clase de yoga al aire libre de las 9 a. m, el paseo a caballo suspendido por riesgo de inundación y la pista de tenis convertida en un barrizal, se arremolinaban desconcertados en torno al staff. De repente, una voz con acento valenciano surgió entre el descontento: “Let’s have some fun! I’ll teach you how to make rosquilletas” (¡Vamos a divertirnos un poco! Os enseñaré cómo hacer rosquilletas). Varias horas de jocosos malentendido lingüísticos después, kilos de harina desparramados e infructuosos intentos para evitar el uso de bacon y M&M's en rosquilletas de espelta, de los hornos del hotel salió una valiosa lección: las rosquilletas, mejor dejarlas en manos de especialistas.
Horno Moreno Ponce
c/Doctor Gil i Morte, 10. Valencia. Arrancapins.
Si las rosquilletas son una evolución natural del pan, en una de las mejores panaderías de la ciudad tendrían que estar por lógica, a la altura de sus barras de pueblo. Y así es, el Horno Moreno Ponce no defrauda con sus rosquilletas de llavoretes. Clásicas, con un punto de crujiente suave, tenue sabor y generosidad con las llavoretes, ese genial vocablo en valenciano que deja a la imaginación de qué planta provienen exactamente las semillitas.
Horno y Pastelería Alfonso Martínez
c/de Ercilla, 17. Valencia. El Mercat.
Los de la calle Ercilla lo han vuelto a hacer. En su día ya conquistaron nuestro paladar con un excelso panquemao de calabaza y en esta ocasión, tampoco se quedan cortos en el campo de la innovación y nos sorprenden con unas rosquilletas integrales con pipas, un surtido de semillas y varios ingredientes indeterminados más.
Herbolistería Navarro, tienes un serio competidor a precio popular.
Horno Pastelería J. Martínez
c/ Juan de Mena, 28. Valencia. El Botanic.
Los saladitos del Horno J. Martínez son fieles a su nombre y nada aptos para hipertensos. Adictivos, tostados y con un embriagador aroma que teletransporta al aperitivo del domingo junto al mar. Lo único que les falla es no venir acompañado por una ración de ensaladilla de Casa Montaña. Tranvía entre Extramurs y El Cabanyal YA.
Horno Bollería Borrull
c/Borrull, 9, Valencia. El Botanic.
El dolç i salat es el mar i muntanya de la repostería. Y de esa premisa, las rosquilletas con pepitas de chocolate negro del Borrull: licencia para caer en la versión dulcificada del snack sin pasar por infames rosquilletas industriales encofradas en una bolsa de plástico de dibujos animados con chocolate de dudosa procedencia.
Horchatería Els Sariers
c/del Sarcet, 6. Alboraia.
Churros o buñuelos. Anchoas o boquerones. Fartons o rosquilletas. La vida está llena de decisiones complicadas, pero la combinación imbatible de las sencillas rosquilletas artesanas de Els Sariers y un largo vaso de horchata -mixta, por favor- es una verdad absoluta a la que aferrarse.
Nos vemos, otra vez, en los hornos.