Enfermería escolar para mejorar el estado de salud de los menores

Los inicios de curso escolar son una oportunidad para reflexionar sobre la situación de los niños, niñas y adolescentes más allá de sus aprendizajes curriculares. Por ello, empezando este 2023-2024 debemos plantearnos en qué situación se encuentran nuestros menores y si les estamos ofreciendo las mejores herramientas para abordar su futuro.

Es preocupante que, en nuestro país, los hábitos saludables de los niños y las niñas se hayan deteriorado de forma relevante en los últimos tres años, especialmente en entornos de alta vulnerabilidad social y económica, y que el 33,4% de la población infantil y adolescente presente sobrepeso u obesidad tal como refleja el estudio Pasos de la Gasol Foundation. La OMS advierte también que la obesidad infantil puede derivar en otros problemas de salud como la diabetes, la presión arterial alta o el exceso de colesterol, además del posible impacto que también puede tener en su salud mental. Sin duda, la situación actual conlleva una sociedad más enferma y con peor calidad de vida.

Existe un gran consenso a nivel de las instituciones internacionales en incorporar la Educación para la Salud en las escuelas como la forma más efectiva para promover la adopción, a largo plazo, de estilos de vida saludables entre los menores y sus familias. El entorno escolar es pues el espacio idóneo para realizar un abordaje integral de la salud de los menores y cobra especial relevancia el rol de la enfermera escolar que, más allá de cubrir las necesidades diarias de salud, realiza una importante labor educativa a toda la comunidad escolar tanto a los menores, como a sus familias y a los profesores.

Un buen ejemplo es el programa piloto Healthy que se ha llevado a cabo en la escuela Santiago Apóstol de Valencia, en la zona del Cabañal. En los dos últimos cursos se ha incorporado al equipo educativo una enfermera escolar y se han conseguido resultados significativos en la reducción de la obesidad y el sobrepeso de los menores, así como una mejora en los hábitos de salud de los niños y niñas y sus familias.

Es por ello que apoyamos firmemente la voluntad expresada por la Generalitat Valenciana de incorporar la figura de la enfermera escolar el próximo curso. Sin embargo, el impacto en la salud de los menores estará limitado si no se amplían las funciones de estos profesionales sanitarios desarrollando un programa de promoción de la salud en la comunidad educativa.

Iniciativas como el proyecto Healthy contribuirán a la promoción de la educación para la salud en niños y adolescentes, sentando la base para incrementar los conocimientos y los recursos necesarios para una vida saludable.

Anna Veiga es directora general de Fundación Probitas