VALÈNCIA. Los espacios de coliving van tomando posiciones en España. Se trata de una alternativa habitacional para vivir 'en comunidad' que coge impulso, aupada por el teletrabajo y las nuevas formas de vida. De esta forma, cada vez son más los proyectos bajo este formato que se ponen en marcha en los que el usuario tiene su habitación privada, pero comparte con otros inquilinos zonas comunes y de trabajo para propiciar el networking. Y, en este contexto, València se ha convertido en una plaza atractiva para operadores e inversores que llegan a la ciudad con nuevas iniciativas.
Este ha sido el caso de Urban Campus, una gestora francesa de edificios completos de coliving, que entra en el cap i casal con su primer proyecto, que es, además, el primero de obra nueva que pone en marcha en España. Se trata de un inmueble que se ubicará en el barrio de Ayora y que albergará 41 estudios individuales y más de 200 metros cuadrados de zonas comunes. Las obras ya están en marcha.
Fundada en 2016 por John van Oost y Maxime Armand, Urban Campus cuenta hasta el momento con tres espacios en Madrid, todos ellos edificios que han sido rehabilitados para darles este nuevo uso residencial. Y es que pese a que la firma nació en Francia, su negocio ha arrancado en España y su previsión es ir creciendo con 30 edificios en gestión en Europa en los próximos años. Y la Capital del Turia jugará un papel protagonista en esos planes de expansión. "València es una ciudad con mucho atractivo para el coliving", subraya Casilda Mulliez, directora de expansión de la compañía en España y Portugal.
-Urban Campus cuenta con tres edificios en gestión en Madrid y ahora da el salto a València. ¿Por qué han escogido esta ciudad para su expansión por España?
-Siempre hemos querido estar en las principales ciudades europeas, con el foco puesto en España y Francia. Cuando empezamos a investigar en qué ciudades fijarnos en España, Madrid era obvio y Barcelona lo es, pero es un pelín complicada. Por tanto, València ha sido muy rápidamente nuestro principal foco por el dinamismo que tiene y porque está llegando casi al millón de habitantes. Nuestro target son jóvenes profesionales de entre 25 y 39 años, que trabajan por cuenta ajena, son freelance o digital nomads. Y todo eso València lo ofrece. Y más ahora en un mundo postpandemia donde cada vez hay más gente trabajando desde fuera. La ciudad va a tener un atractivo especial para la gente originaria de países más nórdicos por su clima, calidad de vida, el mar... Por tanto, para nosotros siempre ha sido un foco, tanto por el mercado local como por el atractivo internacional que está teniendo.
-Hasta ahora su modelo se basaba en la rehabilitación y gestión de los edificios, pero llegan a València con un proyecto de obra nueva. ¿A qué se debe este giro en su estrategia?
-Los edificios del centro de las ciudades en rehabilitación siempre nos van a permitir ubicaciones mejores y jugar con su arquitectura, muchas veces obsoletas. Por ejemplo, en Madrid tenemos algún edificio que eran pisos muy grandes, pero que se alquilaban a precios euro/metro cuadrado bastante bajos. En cambio, añadiendo el concepto de coliving para el propietario se maximizan las rentas. Un edificio en rehabilitación nos permite estar en el centro de las ciudades, pero tiene la desventaja que el espacio es el que es.
En cambio, en la obra nueva ayudamos desde el minuto uno en el diseño al promotor. Le comentamos cómo optimizar el espacio, dónde poner zonas comunes, cómo aprovechar los estudios individuales, qué materiales utilizar o cómo optimizar la energía. Todo eso se puede hacer mucho mejor con los edificios que se van a construir. Por tanto, el salto se da de manera natural. Estamos hablando con todos los promotores españoles para avisar de que nosotros sabemos asesorar en la fase inicial y, además, tenemos fondos que nos acompañan.
-¿Van a enfocarse ahora en obra nueva o lo combinarán con proyectos de rehabilitación?
-Será en función de los activos, de las ciudades y de la oportunidad que se presente. La obra nueva va a ser un enfoque importante que antes no teníamos porque, además, hemos visto que funciona muy bien.
-¿Qué diferencia su proyecto en València de los otros tres edificios que tienen en Madrid?
-El inmueble de València va a estar formado por estudios individuales con espacios de trabajo propios, una cama doble y una cocina. Dentro de esas zonas privadas habrá absolutamente todo lo que se necesita para vivir de manera tranquila. Es muy importante que también la gente pueda tener su casa dentro del edificio. Y luego tendremos dos zonas comunes: una en planta baja, diáfana y con gimnasio, un coworking y una zona de estar con cocina; y otra en la azotea con una zona común. Por tanto, el edificio contará con estudios individuales y dos grandes zonas comunes tanto en la parte superior como inferior.
"Lo que ofrece un coliving es una solución residencial para vivir, no para una etapa corta o media"
-¿Qué diferencia entonces un coliving de un piso compartido o una residencia?
-Nuestros edificios están enfocados a jóvenes profesionales. No hay que confundirlos con una residencia de estudiantes porque aquí lo que buscamos y seleccionamos es a perfiles que vayan a ser más o menos compatibles. Además, la gente se está quedando cada vez más tiempo en nuestros inmuebles. Nuestra estancia media está siendo de 12 meses. Lo que ofrecemos es una solución residencial para vivir, no para una etapa de corto-medio plazo entre mudanza y mudanza. La gente se instala realmente a vivir una etapa de su vida. Hay gente que se está quedando 2-3 años y que realmente ve los espacios como su casa. Por eso durante la pandemia, los edificios no se vaciaron porque la gente necesitaba seguir viviendo ahí.
En uno de nuestros edificios en Madrid, la edad media es de 32 años y otros es 37 años. A la gente lo que le gusta es que vive con perfiles similares, se conocen y nacen nuevos negocios a partir de los conocimientos que hacen en los eventos que organizamos. Ya se han fundado cinco startups en Urban Campus. Fomentamos muchísimo la parte de la comunidad porque eso es lo más importante que tenemos nosotros.
-¿Qué oportunidades vieron en la zona de Ayora?
-Ayora fue una ubicación que nos gustó mucho por estar a medio camino entre el centro de la ciudad y la zona de la playa y La Marina, que se está desarrollando un montón. Podemos tener tanto gente que trabaja en las principales corporaciones y el mercado más tradicional valenciano, como a gente que está en Lanzadera, y el ecosistema más de startups. Además, había solares disponibles y es una zona que hemos visto con mucho dinamismo y cambiando de manera positiva.
-¿Urban Campus siempre va de la mano de inversores?
-Sí. Siempre. En el caso de València, colaboramos con Batipart como inversor y White Investing como promotor. Ellos nos propusieron que fuera una construcción de obra nueva y nos encajaba a todos seguir adelante. Además, es una ubicación que al no ser tan céntrica no llama la atención un edificio nuevo.
-El sector de espacios compartidos está creciendo en España, con el coliving como gran protagonista. ¿A qué se debe el tirón de nuevos proyectos en los últimos años?
-Creo que hay varios factores. Antes de la pandemia se empezaba a comentar que había un lado un poco casposo del alquiler. Todos hemos vivido el momento de tener que pedirnos una tarde libre en el trabajo para ir a visitar pisos y que el de la agencia nos diga que si no vamos al cajero a sacar dos mil euros corriendo, nos lo quitan de las manos. Esa presión hace un poco inhumano un sector vinculado a donde la gente vive. Por tanto, ya había una problemática que había que cambiar en el alquiler. Llegó entonces la pandemia que ha permitido consolidar el coliving como la casa de la gente y no como una solución pasajera, ni un hotel, una residencia de estudiantes o apartamentos corporativos. La gente se queda porque es su casa. A lo mejor a la generación de nuestros abuelos les costaría mucho imaginarse viviendo en un espacio como éste, pero no a las generaciones que están llegando. Nadie sabe cuánto tiempo va a vivir en la misma ciudad y a lo mejor quiere ir a València, Madrid o Ámsterdam y conocer gente.
Pero, además, hay otro punto y es que la gente no quiere ahora mismo empezar a pagar una hipoteca o comprar muebles porque su voluntad es ir creciendo e ir cambiando de estilo de vida. Y la pandemia ha apoyado todavía más ese discurso de economía al uso, de necesitar vivir bien y de poder tener más servicios alrededor.
"La dificultad de acceso para comprar una vivienda va a favorecer a las soluciones residenciales de alquiler"
-¿Este crecimiento del coliving también es achacable al difícil acceso que tienen muchos colectivos como los jóvenes a una vivienda?
-Sí, claro. Hace 10 años, la edad media para adquirir una vivienda en España era de 29-30 años y ahora mismo son 42 años. Tras la última crisis que hemos atravesado, los bancos han decidido pedir una aportación mayor, los sueldos no son lo suficientemente altos y la gente no quiere meterse en una hipoteca ahora porque no se quieren sentir atados. Hay un factor económico y otro sociológico y la gente quiere alquilar. Por tanto, la dificultad de acceso para comprar una vivienda va a favorecer a todo lo que son soluciones residenciales de alquiler.
-¿Existe un único modelo de coliving?
-Creo que la palabra coliving ha hecho mucho ruido, pero no tiene una definición exacta y cada operador tiene su propia definición. Nosotros vamos a un público con estancias más o menos largas que de media se sitúan en los 12 meses. Hay muy poco tiempo entre que se va un inquilino y llega otro porque conseguimos anticiparlo todo gracias a la tecnología. Lo que ofrecemos es realmente un producto residencial para que el inversor pueda prever mucho más fácilmente su flujo de caja. En cambio, si nos metiéramos en un modelo un poco más corporativo o estudiantil tendríamos precios más altos, pero la tasa de ocupación sería más inestable.
-En otros países este modelo está más consolidado. ¿Por qué ha tardado más tiempo en irrumpir en España?
-Es cierto que llegó más tarde, pero dentro de Europa tampoco tanto. España ha sido siempre un país muy enfocado al ladrillo y para la gente la primera prioridad era comprar. Pero a nivel de producto, aunque falta, la oferta no está tan mal y existen varios espacios de coliving de edificios enteros. Madrid, por ejemplo, ofrece algunas soluciones que a lo mejor otras ciudades europeas aún no ofrecen.
-El limbo legislativo existente en el sector, ¿supone un escollo para la puesta en marcha de nuevos proyectos?
-En nuestro caso al ser un modelo residencial no tenemos problemas. Nosotros ofrecemos alquiler residencial a medio y largo plazo. El limbo administrativo puede existir en los casos que sean estancias muy cortas, que no se sabe muy bien si es turístico o no. Si los reguladores necesitan implantar alguna ley para sacar más producto, que la hagan en el sentido de ayudar y dinamizar este sector, pero no para meterle palos en las ruedas. Al final hay que entender que es un producto que los jóvenes necesitan porque son felices viviendo ahí. Ahora mismo, la gente cuando viene a nuestros edificios es porque ha buscado previamente vivir en un coliving.
-Muchos informes apuntan a que la inversión en España en inmobiliario irá al alza, pero los inversores buscan seguridad y estabilidad y ahora mismo el mercado en general está en un momento convulso. ¿Afecta la guerra en Ucrania al crecimiento de este negocio?
-Lo peor de las crisis siempre es la incertidumbre porque eso es lo que más frena la economía. Ese debate lo tienen sobre todo los fondos que son los que aportan el capital. Por ahora, con los que estamos trabajando no han entrado en esa fase de miedo y espero que no lo hagan sobre todo porque lo que estamos ofreciendo es algo que tiene sentido. Además, el mercado residencial en España no va a sufrir por el conflicto. Al final puede haber problemas en los hoteles o en centros comerciales, pero nosotros estamos hablando de una casa. Ya se demostró durante la pandemia que el activo más resiliente es el residencial porque la gente sigue necesitando un techo.
Además, casi me atrevo a decir que si entramos en otra crisis financiera en la que los tipos de intereses suban, la gente que quería comprar ahora a lo mejor pospone su momento de compra porque preferirán esperar a que los tipos vuelvan a bajar y entonces seguirán alquilando.
-En la Comunitat Valenciana hay varios desarrollos en marcha. ¿Es una plaza atractiva para el coliving? ¿Tienen nuevos proyectos en marcha?
-No nos quedaremos solo con el edificio que acabamos de firmar. La idea es tener más porque València es una ciudad con mucho atractivo para el coliving. Por tanto, seguimos viendo otras oportunidades con la idea de cerrarlas este año para abrir en los dos próximos años. Y en zonas complementarias. Por ejemplo, este espacio de Ayora sería complementario a otro más céntrico u otro más cerca de La Marina. València ofrece muchas ubicaciones que creemos que pueden tener sentido.
-La ciudad, como muchas otras en España, tiene un problema de escasez de suelo. ¿Barajan entonces que sean edificios rehabilitados en lugar de obra nueva?
-No es fácil encontrar suelo, pero contamos con un equipo que está muy enfocado en eso. Además, trabajamos de la mano de promotores, que ellos son los que más tienen acceso a terrenos y algunos tienen suelos en cartera que nos pueden interesar. Estamos abiertos a muchas ubicaciones.
-¿Qué previsiones de crecimiento prevé para el coliving en España?
-Ese dato es complicado porque nadie puede saber cuál es la orientación del mercado, pero es cierto que es un modelo que va a ir a más. El número de cuánta vivienda de coliving es capaz de absorber España nadie lo tiene, pero se cuenta en decenas de miles de unidades seguro. Cuanto más se abra, la gente más lo va a conocer, querrá vivir en los edificios y habrá un pequeño efecto llamada.
-¿Cuáles son los planes de expansión para los próximos años?
-La idea es abrir en las principales ciudades europeas unos 30 edificios, de los cuales unos 12-15 estarán en España. Aquí estamos abiertos al 'Top 10' de ciudades como Sevilla, Mallorca, València, Madrid y Barcelona, Zaragoza, Málaga, Alicante, Bilbao… Nuestra idea será que una parte de ellos sean obra nueva y la otra edificios rehabilitados, pero dependerá de cada oportunidad que encontremos.