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entrevista a guadalupe ferrer, gerente de casa caridad

"Hasta noviembre hemos atendido en Casa Caridad a más de 4.500 personas; la situación no es buena"

25/12/2023 - 

VALÈNCIA. "Hasta noviembre hemos atendido en Casa Caridad a más de 4.500 personas; la situación no es buena". Así lo apunta Guadalupe Ferrer, gerente de Casa Caridad, quien recuerda el escenario encadenado de los últimos años y que va desde la pandemia a una guerra y la subida de precios derivada de las circunstancias. Con 117 años de actividad, la institución se ha convertido en un agente clave para asistir a las personas más desfavorecidas tanto para cuestiones básicas como el asilo o la alimentación a la educación para encarar un futuro mejor. 

- ¿Cuál diría que es la pobreza real de la ciudad de València?

- Podemos extrapolar la situación de la ciudad de València a lo que vemos en Casa Caridad. Somos un termómetro de la situación que se produce en la ciudad. Si hablamos de que en el reparto de alimentos han pasado más de 3.000 personas en lo que llevamos de año, es gente que tiene que elegir entre si pagar el agua, la luz, el alquiler o comida. Hasta noviembre llevamos atendidas a más de 4.500 personas y en noviembre ya habíamos superado el año 2022. Por lo tanto, la situación no es buena. 

- ¿Y esto a qué se debe? La inflación no debe de estar ayudando.

-Llevamos una situación que se va alargando. Cuando estábamos saliendo de una crisis económica, vino una pandemia, luego la guerra de Ucrania, subida de precios, subida de la luz, el agua,... La gente que está rozando una fina línea que separa la exclusión social con la inserción lo ha sufrido muchísimo.
 
- ¿Qué perfil de persona acude a Casa Caridad?

- Es una pregunta que nos hacen mucho pero cada persona que viene a Casa Caridad es un perfil porque cada una tiene un problema. Hay personas que se debe a una situación económica, problemas de adicciones, de salud mental, hay personas que vienen buscando un futuro mejor y luego se encuentran aquí que les cuesta conseguir papeles, les deniegan el arraigo. Pero lo que no somos es una entidad existencialista. No nos dedicamos solo a dar de comer y de dormir. Tenemos un equipo con 84 trabajadores en los que hay psicológos, integración social, educación social... 

Cada persona de las 4.500 que han pasado tienen un técnico de referencia que le va a acompañar en su programa de atención individualizado para solucionar el problema que va detrás. Somos el primer escalón entre la calle y entrar otra vez en el mundo. Además, trabajamos en red con otras instituciones. Lo que sí que tenemos es varios proyectos, como proyecto Fénix, que son viviendas para que aquellos que han pasado por Casa Caridad o por algunos de los servicios y que están a un paso de la inserción social. 

Entonces, lo que hacen es compartir vivienda entre ellos y les queda encontrar empleo u otra vivienda. Es una de las situaciones más difíciles porque los alquileres están caros. A veces los dueños de éstas son reacios a alquilar. Por aquí han pasado 200 personas. Tenemos diez viviendas, dos cerca de nuestros centros y otra una finca de ocho viviendas que o hemos heredado o hemos comprado y hemos construido el proyecto.

- Para los usuarios debe ser un pasó más. 

- Nosotros somos el primer escalón entre vivir en la calle y volver. En el comedor de calle vienen las personas sin hogar que están viviendo en la calle y que aquí pueden venir a comer y a ducharse. Y mientras vienen, intentamos que vengan a dormir y dejar la calle. Somos un pasito. Luego ya puedes entrar en los centros de acogida temporal, que son los albergues, y los tenemos conveniados con la conselleria. Pero esto es un trabajo lento. 

- ¿Por qué en algunas ocasiones se generan reticencias a ir a los albergues en vez de dormir en la calle?

- Porque la gente está en la calle porque tiene una libertad. Entonces, un albergue marca horarios, pautas de comportamiento y tienes que querer cumplir unas normas. Dentro de eso, si se tienen que levantar antes porque han encontrado un trabajo, se les prepara un picnic si tienen que llevarse comida, intentamos ser lo más flexibles posibles, pero hay que primar la convivencia y el bien común de los demás. 

- ¿Qué servicios se prestan a día de hoy en Casa Caridad al margen de los servicios básicos?

- Tenemos talleres de búsqueda de vivienda, de búsqueda de empleo, talleres de formación, las escuelas infantiles,...Tenemos 150 niños de 1 o 2 años entre las tres escuelas infantiles que es un proyecto que a través de la educación es una de las formas de salir de la exclusión social. A partir de seguir el currículum de la Conselleria de Educación, tiene cada uno un educador social. Se trabaja con la familia, con los padres, buscar plaza en el colegio que les corresponda,...

El año pasado por estas fechas vino un alumno que habíamos tenido hace 21 años a ver a su profe, que todavía está trabajando con nosotros, y está estudiando odontología. Es un caso de éxito y además a través de la educación. 

Un informe de la entidad señala que el número de atenciones a niños y niñas en septiembre de 2023 había aumentado un 71,8% en comparación con el mismo mes del año anterior. ¿A qué se debe?

- En el reparto de alimentos atendemos a muchas familias y muchas llevan consigo niños. En el albergue de Benicalap tenemos 14 niños, desde meses a 14 años, nos dedicamos a todos los perfiles.

- ¿Es la sociedad lo suficientemente consciente de estas situaciones?

- Podemos estar cualquiera en esta situación. Tener compañeros que se han encontrado a un amigo o conocido en estas mesas comiendo. Porque nadie está libre de caer en esta situación porque la vida da muchas vueltas, pero si algo tiene Casa Caridad y nos apoya toda la sociedad. Llevamos 117 años subsistiendo gracias a la ayuda de los valencianos. 

- ¿Qué nuevos proyectos se demandan?

- Cuando se nos ocurre algo nuevo siempre vamos de la mano de la administración. Porque no queremos ocupar un lugar que no es ni duplicar esfuerzos. Entonces, vemos si es necesario el proyecto, y sumamos el trabajo en red con otras instituciones u ONG sobre todo para no duplicar proyectos. Y sobre todo, la profesionalidad, porque aquí todo el mundo que viene, todas tienen un técnico de referencia, las conocemos con nombre y apellidos, no es dar por dar.

- ¿Cuál es la media de tiempo que una persona puede acudir a Casa Caridad?

- No hay una media de tiempo. Desde que firmamos el convenio de Casa Caridad y la Generalitat Valenciana las prórrogas van de seis en seis meses. Pero mientras exista Casa Caridad nadie se quedará en la calle. Somos el primer escalón entre la calle y algo, y no vamos a permitir que nadie que pase por aquí vuelva a la calle.

- ¿Se plantean ampliar el proyecto?

- Siempre estamos con nuevos proyectos y pensando a dónde podemos llegar más. 

- ¿Está la desigualdad feminizada?

- La pobreza tiene cada vez más rostro de mujer porque se ha perdido mucha parte del arraigo que había familiar, las redes familiares. Entonces vemos cada vez más mujeres en la calle. Tanto buscar la igualdad, y en esto que no la queremos la hemos encontrado. Atendemos a gente de todas las edades. El hombre ya lleva en esta situación más tiempo, la sufría y ahora cada vez más las sufren también las mujeres.

- ¿Cómo son unas fiestas navideñas en este espacio?

- Como en cualquier casa. Somos la casa de las personas que están aquí y lo celebramos con comidas especiales, fiestas especiales, villancicos,... Qué menos que hacérselo vivir como lo vivimos cualquiera y mejor. Además, venir aquí es también encontrar a alguien que te escucha, porque tienen su técnico de referencia, y lo más importante es que la gente hable, cuente lo que le pasa, porque no es de la noche a la mañana, siempre hay algo detrás. Se puede hablar con psicólogos y ver qué hay detrás.

- ¿Qué podrían hacer las administraciones públicas?

- Podrían hacer mucho más las administraciones, la sociedad, los valencianos y nosotros por las personas desfavorecidas. 

- ¿Qué más se podría hacer?

- La sociedad que pensara qué pasaría si Casa Caridad no existiera. Que lo reflexione.

- ¿Se han incrementado las donaciones?

- En el mes de diciembre recibimos tantas donaciones como los otros once meses del año. El mes de diciembre es maravilloso. Por eso siempre digo que ojalá en agosto hubiera otra Navidad. Porque cuando todos estamos en la playa esto sigue funcionando igual pero no nos acordamos. El mes de diciembre es el mes estrella de la solidaridad. 

- ¿Cómo apoyan las empresas Casa Caridad?

- Tenemos el programa Empresas con Valor con oro y plata, que es entre 1.500 y a partir de 3.000 euros. Y luego cada vez más la responsabilidad social empresarial que está involucrada no solo en dar una ayuda económica sino que también se suma el voluntariado corporativo y que hacen acciones en almacén, en los talleres que tenemos,... 

Para los trabajadores supone dedicar el bien más preciado en este momento, que es el tiempo. Todos estamos faltos de tiempo y el voluntario nos dedica de forma altruista su tiempo.

- ¿Cuáles son los objetivos del ente para el próximo año?

- Seguir, y a eso estamos. Ojalá algún día no tengamos que existir.

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