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entrevista a nuria lloret, presidenta de aecta

"No podemos seguir separando el conocimiento de tecnología y humanidades, el mundo es más fluido"

6/11/2022 - 

VALÈNCIA. "No podemos seguir separando el conocimiento de tecnología y humanidades. El mundo es mucho más fluido". Así lo cree Nuria Lloret, presidenta de Aecta, organizadora de la V edición del Congreso de Tecnologías Emergentes para Ecosistemas 4.0 celebrada esta misma semana en Las Naves. Un encuentro en el que se abordó la Inteligencia Artificial y el humanismo y en la que se abordarán otras cuestiones como la ciberseguridad para que no se vulneren derechos de los ciudadanos, la 5ª revolución industrial o como las ciudades, como foco de las personas, deben ser núcleos en los que se desarrolle una movilidad sostenible e inclusiva. 

Actualmente, gran parte de la sociedad vive supeditada a los algoritmos de la IA, sin plantearse cómo esto ha cambiado su forma de vida. Mientras, están en desarrollo ámbitos como el metaverso, donde es necesario no replicar las desigualdades que se mantienen en el día a día del mundo analógico. Estos son algunos de los temas que aborda Lloret, a la vez que incide en la importancia de apostar por la privacidad en los desarrollos tecnológicos futuro. 

Lloret es Catedrática de Administración Digital de la UPV, coordinadora del proyecto de la UPV con la Berkley University y directora de la Plataforma ATENEA de la UPV, miembro de la plataforma de Estudios de Género de las Universidades Españolas. Además, es presidenta de FASE, federación que reúne a las empresas de tecnología de la información y de la innovación, vocal de la CEV y fundadora de las empresas MasMedios, Metric Salad, y The Line Between, radicada en EE.UU. 

- Centrabais el Congreso de Tecnologías Emergentes en la parte más humanista de la inteligencia artificial. ¿Por qué?

- Ha sido nuestro quinto congreso y al ser de tecnologías emergentes, cada año intentamos enfocarlo de una manera. Este hemos elegido el tecnohumanismo, porque creemos que el momento lo requiere. Hay mucha incertidumbre a nivel ciudadano en cuanto a la inteligencia artificial, lo que supone el vincularse a datos personales, la realidad aumentada, la realidad virtual o cómo eso va a influirnos en nuestro día a día. Es un tema que a las empresas tecnológicas nos interesaba poner encima de la mesa.

- ¿Existe más concienciación de la privacidad en la actividad online o seguimos siendo de click fácil?

- La inteligencia artificial se usa ya en aplicaciones como Instagram o Netflix. Entonces, tenemos poco control sobre lo que hacemos. La gente tiene una sensación muy superficial de"Whatsapp tiene mis datos". No, tus datos están en todos los sitios. Los tiene Hacienda, la Seguridad Social, la luz, el agua,... 

- ¿Hay alguna forma de concienciar a las personas para que sean más prudentes a la hora de ofrecer sus datos?

- Falta formación y educación. A los niños en primaria y secundaria hay que explicárselo, pero también a la población en general hay que informarla mejor.

- ¿Se ha convertido la vida de las personas en un cúmulo de datos que se rentabilizan?

- Nadie da nada por nada. Y cuando tú utilizas herramientas tan potentes como son las plataformas sociales de forma gratuita, algo tienes que dar a cambio. No se ha acabado de entender que todo que, a lo que es gratuito, tú le estás ofreciendo una información. Habrá que ver en qué deriva y cómo en temas como la sensórica y las smart cities, por ejemplo. Imagina una ruta guiada relacionada con tus gustos en la ciudad. Esto requiere de mucha legislación y de mucho trabajo por parte de las tecnológicas, pero hace falta que la legislación vaya por delante de la tecnología.

- Facebook, Instagram, Tik Tok,.... ¿estamos supeditados a la dictadura del algoritmo?

- Cada dos por tres les están multando. La Unión Europea es mucho más rígida, pero el control en algunos países es ninguno. Hay países del mundo que van por libre y, si no controlas el global, igual aquí tus datos no los van a usar pero los pueden revender en otro sitio. Tiene que haber una legislación más potente.

- ¿Habría que regular desde algún punto de vista ético los algoritmos?

- Tendrá que haber algún tipo de reglamentación o normativa. Hay navegadores como Chrome que está haciendo análisis para ver si puede dar menos datos de los que da cuando estás navegando. Pues eso también es un trabajo desde las empresas desarrolladoras, ofrecer esa privacidad, y creo que ganará la gente que se meta en ese barco tendrá un futuro mejor a nivel empresa, porque la gente cuanto más consciente es de que están usando sus datos menos quiere darlos, más controla y quien lo asuma será más competitivo. 

- ¿Vemos una realidad muy sesgada con un algoritmo que nos da lo que queremos ver? ¿Nos abstrae del mundo?

- Todo el tema de sesgo supone una toma de decisiones no solo de compra, sino también de otros aspectos como unas elecciones, por ejemplo. También estamos alejándonos de la diversidad. Los estereotipos cada vez funcionan más porque interesan. Interesa clasificarnos y meternos en tipologías mientras que la sociedad va en una dirección más diversa, pero esto nos quiere meter más en el camino de tipificar. Y ahí es donde tenemos que trabajar la gente que desarrolla virtualidad, entornos inmersivos,... Porque si no vamos a reconvertir el mundo digital en el mundo analógico que tenemos con los mismos roles y formas de entender el mundo con la no diversidad.

- Y el metaverso, ¿va a suponer un aislamiento?

-  Ahí si tenemos una obligación los que estamos desarrollando estos entornos. La gente lo ve cercano al mundo de los videojuegos y no es así. Esto no es algo que van a usar unos cuantos que juegan con esquemas de roles femenino y masculino, esto lo vamos a usar para teletrabajar, educación, salud y tenemos que permitir que la gente pueda reflejarse tal y como es. Aquí hay que hacer un esfuerzo de desarrollo, porque sino no llegará a entenderse como algo propio.

- ¿Hemos dejado gran parte de las acciones de nuestra vida en manos de los ingenieros? ¿Haría falta una formación más humanista?

- La educación está anclada en modelos del siglo XX y estamos en el XXI, y esto me lo hecho sobre mi espalda porque soy catedrática de la Universitat Politècnica de València. Es difícil mover la maquinaria de la educación para que vaya a la velocidad de lo que lo hace la tecnología. Creo que hay que meter temas más humanistas en la parte tecnología, pero creo que hay que meter más tecnología en las humanidades. Porque es verdad que los equipos de las compañías de grandes multinacionales están metiendo perfiles muy humanistas, pero tienen conocimientos tecnológicos. No podemos seguir con esta separación del conocimiento de tecnología y humanidades, el mundo es mucho más fluido y tenemos que trabajar sobre eso.

- ¿Qué debería la Unión Europea regular en cuanto a tecnología y diversidad?

- Es complicado, porque la diversidad, incluso en el aspecto analógico, no está del todo bien representada. Las empresas deben tomar conciencia de que es algo necesario para el desarrollo. Pero si en la protección de datos estamos en pañales, en éste estamos todavía más atrás. Va muy deprisa todo y hay que ir adecuando y depende de la ética de cada empresa y organización. 

- ¿Deberían generarse algoritmos éticamente responsables? ¿Hay algún distintivo?

- No hay, pero todo es cuestión de trabajarse. Lo que sí se están intentando es que las redes sociales tengan más control sobre las cuentas fake, spam, los bots que hacen mucho ruido... 

- ¿Hay algún país pionero en el debate?

- La Unión Europea es bastante más estricta que otros países, pero a día de hoy no es líder de casi nada. El mundo está polarizado por otros sitios y justo los países que están más en boga ahora mismo no son los validadores de la democracia, los derechos,... Si la Unión Europea fuera capaz de posicionarse como valedor de los derechos digitales, tendríamos un espacio a nivel global, porque hemos perdido esa hegemonía del conocimiento, pero deberíamos ser la zona del mundo donde se preserven más los derechos de las personas. 

- ¿Habría que dar un paso atrás con la tecnología y recuperar esa parte humanista?

- La quinta revolución es la tecnología al servicio de la persona. Y para esto habrá que adecuar lo que se desarrolle a las necesidades, más allá de te pongo cosas para que las uses. Sino qué necesitas y qué te propongo. La quinta revolución va de que las personas estemos a gusto y no suponga un trauma tener que hacerlo todo diariamente con algo que ni conocemos, ni utilizamos bien, ni sabemos a dónde va ni cómo.

- ¿Se han generado brechas importantes con todo este avance tecnológico?

- Es importante que las empresas tecnológicas nos demos cuenta de la necesidad de crear menos nichos de brecha digital, porque cada vez hay una más amplia. Gente con conocimientos más o menos mínimos de tecnología que se está bajando porque no acaba de entender hacia donde va esto. No solo ancianos, sino gente de población, zonas rurales, con menos poder adquisitivo, que la vamos a dejar fuera. 

La brecha digital hay de género, de zonas rurales y no, de pequeñas y grandes empresas,... Las brechas son enormes. Y también con la Generación Z, porque son nativos digitales pero tienen un desconocimiento de las características de la tecnología que es otra brecha digital. Por eso, creo que hay que trabajar mucho más en la educación digital, en la educación de los derechos digitales y en las obligaciones. Uno no puede hacer lo que le dé la gana por la red y tener todos los derechos. Hay que educar a la gente para que entienda qué es lo que hace y qué puede hacer.

- Elon Musk, la compra de Twitter y su "liberación". ¿Ha generado más polarización?

- Su discurso es mercado libre. Pero el problema es que estamos en una sociedad capitalista y esto del humanismo va por ahí. Hasta dónde y cómo los derechos del ciudadano cada vez están más bajados a tierra. La economía lo está moviendo todo desde antes, pero ahora se nota más. Al final, son empresas privadas controladas por accionistas que lo que quieren es beneficios. Y tiene más beneficios algo no controlado que algo controlado. Pero para eso tienen que estar los gobiernos, para hacer su trabajo. Pero no es una muy buena noticia lo que se está comentando.

- ¿Y cómo pueden afrontar los gobiernos está regulación?

-  Igual que se regula el uso de la tecnología para otras cosas, se puede hacer cuando se utilizan datos de otras personas y ser más potentes y fuertes en esto. Obligarles a que haya filtros. El tema de las fake news creo que es algo bastante más controlable de lo que parece. Opiniones es una cosa, fake son otras. Entonces, controlar en las redes ayudaría a generar menos spam y que el ciudadano estuviera mejor informado. 

- ¿Estamos en una burbuja de la programación y las profesiones tecnológicas o es una necesidad que solo va a ir al alza?

- De momento sí, y no damos a basto. En España hace falta mucha más gente y no la estamos formado. Pero porque tampoco hay vocaciones, la gente no llega a esos estudios por lo que sea. Y un país dependiente de cualquier cosa es un país muy vulnerable, y en tecnología igual. Igual que somos un país que atrae el turismo deberíamos atraer el talento. Se vive bien, hay buenas empresas, se puede teletrabajar... Pero hay muchos de nuestros profesionales que teletrabajan desde aquí para empresas de fuera. 

Esto está generando a muchas grandes empresas de tecnología unos problemas de talento importantes. Como país tenemos que ver qué podemos hacer para que las empresas tecnológicas puedan salvaguardar el talento. Las empresas de España no pueden pagar esos sueldos, pero si no hacemos algo nos quedaremos con desarrollos que no son nuestro y dependencia tecnológica. 

- ¿Qué puede ocurrir si tuviéramos que depender de desarrollos exteriores?

- Empresas e instituciones trabajan cada vez más con tecnología. Si un hospital o un alumno no puede acceder a programas, no puedes acceder a un informe, por ejemplo.

- ¿Ha mejorado la situación del talento femenino y las habilidades STEM?

- Está peor que estaba. Cuando yo entré en la universidad, los ratios de las carreras informáticas y telecos eran más altos. Había más mujeres en el aula y ahora mismo hay muchas menos. Yo llevo una plataforma de mujeres STEM y arte y el trabajo hay que hacerlo en primaria, ya ni en secundaria. El sesgo está cada vez más aumentado, estamos en un 9% en informática y un 11% en teleco. Hay que hacer mucho trabajo con el profesorado y un trabajo conjunto. 

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