De Dinamarca, llegó a Alicante a estudiar Económicas y decidió echar raíces. Pero su afición a los números le llegó antes, cuando con siete años le regalaron un bono hipotecario
VALÈNCIA.- René Bauch (Copenhague, 1968) aterrizó en Alicante allá por 1979 «porque mis padres buscaban un lugar de jubilación y que mis hermanos y yo pudiéramos integrarnos con facilidad», apunta a Plaza este danés que cursó la carrera de Económicas en la Universidad de Alicante. Sin embargo, reconoce que en un principio «no era el sitio donde más me hubiera gustado estar, pero la positiva evolución del país y de la sociedad española durante las décadas siguientes me convencieron para quedarme». Y no solo se quedó sino que echó raíces formando una familia.
Apasionado de la vela y de la bicicleta, que le sirven para desestresarse del día a día, todavía lo es más de la tecnología. «Recuerdo que a principios de los años ochenta programaba por las noches un ordenador Sharp, mientras devoraba las revistas especializadas que me llegaban», sonríe. ¿Y cómo le picó el ‘gusanillo’ por los mercados financieros? «Cuando tienes siete años y recibes como regalo de Navidad —además de juguetes— un bono hipotecario a treinta años garantizado por el Estado danés, te empieza a picar la curiosidad de cómo funciona el mundo que tienes a tu alrededor. De repente te encuentras que todo está relacionado con el amplio mundo de las inversiones. Los mercados financieros son apasionantes y cada vez más gracias a la cantidad de información que hay hoy en día», añade.
Su andadura en el sector financiero empezó en dos entidades nórdicas de banca privada en Suiza —«aprendí mucho pero siempre me ha gustado definir mi propio camino»— antes de lanzarse al proyecto, ya realidad, de montar una empresa de asesoramiento financiero (EAF). Lo hizo embarcándose —nunca mejor dicho por la pasión de ambos por la vela— con su socio Marc Leutscher en gCapital Wealth Management, que fue debidamente registrada por la CNMV en noviembre de 2010. Posteriormente se incorporó a la firma el abogado fiscal y mercantil Alejandro Sánchez. «Decidimos montarla para implementar una filosofía donde el cliente fuera la figura central y no focalizarse exclusivamente en el producto», señala este políglota que se desenvuelve en danés, español, inglés y francés. «Los idiomas otorgan un alto valor añadido personal, ya que no solo puedes comunicarte con personas de otros países, sino que vas conociendo culturas y sociedades de las que puedes aprender».
En un principio gCapital iba a ser una gestora de carteras, pero, explica Bauch, «la aparición de las EAF en 2008 nos hizo cambiar la idea porque podíamos disponer de la mayoría de servicios que queríamos ofrecer sin tener que contar con una infraestructura más compleja. Además vimos que se adapta a muchos modelos de negocio y aporta la flexibilidad necesaria para hacer frente a las nuevas directivas europeas sobre los mercados financieros».
Preguntado por el valor diferencial de esta EAF, su respuesta es clara: «El asesoramiento financiero es el eslabón que más valor añadido genera al cliente en la cadena de inversión. No solo construimos las carteras en función del riesgo que quieren asumir, sino también en función de a dónde quieren llegar. Ofrecemos un servicio integral de asesoramiento financiero, coordinado con el asesoramiento fiscal para optimizar y proteger el patrimonio asesorado del cliente en el tiempo. Y, además, mantenemos vínculos estrechos con entidades ubicadas en otras jurisdicciones —como Suiza o Luxemburgo— para clientes que ya disponen o quieren tener cuentas en el extranjero».
Nuestro deber es concienciar a los clientes de que hay situaciones fuera de lo normal que suceden como es el caso de la covid-19
Pero ¿por qué hay tan pocas EAF en España en comparación con países como Holanda, Dinamarca, Suiza y/o Reino Unido donde la figura del asesor financiero está implementada de forma más visible? «Llegaron tarde y mal a España, un poco forzadas por la Unión Europea que quería promover un servicio de asesoramiento regulado a través de la implementación de la normativa MiFID». La falta de información sobre alternativas para el cliente es la causa de que no haya más empresas de este tipo, ya que el cliente no es capaz de distinguir el valor añadido que aportan frente a lo que ofrece la banca. Es incomprensible que el número de EAF esté estancado viendo las necesidades de ahorro/inversión que existen en España».
Ser realista con las expectativas del mercado, tener un alto grado de empatía con el cliente y saber tranquilizar a aquellos que se mueven por las noticias a corto plazo son los tres aspectos que, a su juicio, tiene que tener un buen asesor financiero. Asimismo tiene claro que no hay que aceptar un cliente porque sí; nunca respaldarle en tomar posiciones arriesgadas cuando no sean idóneas, y todavía menos recomendarle productos que no entienda.
Ni que decir tiene que la crisis pandémica está impactando sobre los mercados financieros y es ahí donde el papel del asesor financiero se convierte en fundamental. «Nuestro deber es concienciar a los clientes de que hay situaciones fuera de lo normal que suceden como es el caso de la covid-19. De ahí que a la hora de confeccionar las carteras de inversión las hagamos robustas y adaptativas, con margen de maniobra disponible para aumentar el riesgo en las caídas, es decir, cuando el mercado está más barato».
* Este artículo se publicó originalmente en el número 72 (noviembre 2020) de la revista Plaza
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