El espacio reabre en una nueva ubicación como sede del festival Distrito 008 con la intención de integrar más a los vecinos
VALENCIA. Situada en la calle Pérez Escrich y flanqueada a lado y lado por el Magazine Club y el restaurante mexicano La Venganza de Malinche, los dos locales que le insuflaron vida, la antigua Llimera supuso una pequeña agitación cultural para un distrito, Extramurs, del que ni siquiera algunos vecinos conocen el nombre. Cuatro barrios que no cuentan con el dudoso beneficio de ser la zona de moda, como Russafa, ni con el atractivo con regusto alternativo de, por ejemplo, Benimaclet. Y que, sin embargo, albergan una cantidad notable de espacios culturales, entre los que se encuentran el Jardín Botánico de la Universitat de València, el teatro Micalet, la sala de conciertos Loco Club, el Magazine, una escuela de diseño (Barreira), una de cine (Off) y un mercado, el de Rojas Clemente, inaugurado en los años 60.
La venta del antiguo local de La Llimera por parte de sus propietarios obligó a los impulsores de la iniciativa a echar el cierre el pasado mes de marzo. Ahora, el espacio reabre en el número 6 de la calle Timoneda, desvinculado de la anterior dirección y con el objetivo claro de que los vecinos del distrito se sientan más implicados en el proyecto y lo perciban como un punto de encuentro. De hecho, la nueva Llimera servirá como sede al festival urbano Distrito 008, que lleva trabajando en este sentido más de tres años.
Sergio Máñez y Laia Folch, directores de Distrito 008, son los responsables de la reapertura de La Llimera, que si todo va como está previsto se hará efectiva a finales de octubre. “Queremos ser un espacio polivalente abierto, en el que se pueda hacer de todo”, explica Máñez. Con este objetivo, han lanzado una convocatoria pública para que todo aquel que tenga una idea para mejorar el barrio pueda disponer de las instalaciones. La nueva Llimera abrirá todos los días y, además de las colaboraciones, contará con una programación propia, con actividades y talleres de lunes a viernes y conciertos acústicos los fines de semana.
“Nos gustaría que cada dos meses, por ejemplo, hubiera una jornada de puertas abiertas para que los vecinos planteen sus propuestas"
“Nos gustaría que cada dos meses, por ejemplo, hubiera una jornada de puertas abiertas para que los vecinos planteen sus propuestas”, afirma Máñez, “siempre puede aparecer alguien que aporte algo y así se crean sinergias. Nos interesa que en el barrio pasen estas cosas”. Del mismo modo, Folch se muestra convencida de que “teniendo una sede física la gente nos buscará más”.
Distrito 008 nació con el objetivo de “sacar todo el potencial del barrio y mostrarlo a los vecinos y al resto de la ciudad”, en palabras de Folch. Aunque la muestra ha disminuido su periodicidad hasta celebrarse anualmente, la intención de los organizadores es convertirla en una plataforma que esté disponible siempre para desarrollar distintos proyectos. Por ejemplo, el que tienen en estos momentos entre manos junto al arquitecto Israel Blasco para intentar conseguir que la plaza Rojas Clemente vuelva a ser eso mismo, una plaza, más que el parking al que se asemeja ahora.
Con el cambio de manos, La Llimera ha perdido por el camino parte de la independencia que la caracterizaba. Aunque Máñez y Folch aseguran que mantendrán una línea de programación similar a la anterior, no comulgan con el rechazo a las subvenciones y los apoyos institucionales que mostraban los antiguos responsables. A través de la Plataforma de Iniciativas Culturales Urbanas de Valencia (PICUV), de la que Distrito 008 forma parte junto a otros ocho proyectos, se han sumado a una serie de reivindicaciones en común dirigidas a la nueva administración.
"Valencia tiene que apoyar este tipo de iniciativas. Es cultura que ha salido de los barrios, de la gente, sin ánimo de lucro, sin recursos"
“La PICUV sirve para demostrar que Valencia tiene que apoyar este tipo de iniciativas. Es cultura que ha salido de los barrios, de la gente, sin ánimo de lucro, sin recursos… Si una parte del dineral que gastaba la ciudad en grandes eventos la hubiera invertido un en este tipo de iniciativas, se podrían hacer barbaridades de cosas, la gente de los barrios estaría encantada. Te puedo asegurar que en este barrio el 90% de vecinos no han ido ni a la Fórmula 1 ni a la Copa América”, asevera Máñez.
“El gobierno que ha entrado ahora en la ciudad tiene otras ideas y ya nos ha recibido, quiere ayudar y nos ha dados algunas facilidades. Saben que es importante lo que está pasando: los ciudadanos se han dado cuenta de que si no lo haces tú, no lo hace nadie”, explica el gestor cultural, que manifiesta su deseo de que el ayuntamiento les dedique una partida económica en 2016 y que “Valencia acoja este tipo de eventos como parte de su cultura y los apoye a nivel institucional”.
¿Por qué celebramos que Desayunos con Viandantes ocupe el espacio público para organizar sus famosos encuentros y en cambio maldecimos a los falleros cuando cortan las calles y plantan sus mesas para tomarse un chocolate con churros? Es una idea de Jesús Peris Llorca, presidente de la Associació d’Estudis Fallers, que los responsables de Distrito 008 han hecho suya sin saberlo. Desde el festival urbano, que ahora cuenta con la Llimera como campamento base, pretenden romper esta dicotomía a través de la colaboración con las fallas de Extramurs, lo más parecido a un tejido asociativo que existe en el distrito, además de la agrupación de comerciantes ACOMEX con la que ya trabajan estrechamente.
El propósito de Distrito 008 es doble: que las fallas se abran a la ciudadanía más allá de los que pagan cuota y que los vecinos superen sus prejuicios y se acerquen a los casals
Su propósito es doble: que las fallas se abran a la ciudadanía más allá de los que pagan cuota y que los vecinos superen sus prejuicios y se acerquen a los casals. “Ya que tienes la oportunidad de tener las calles cortadas, de tener el barrio para ti y hacer lo que quieras, aprovéchalo. Haz algo para que venga la gente, también de otros barrios. Igual que hay monumentos innovadores, ¿por qué no va haber una programación arriesgada?”, se cuestiona Máñez.
Desde Distrito 008 ya han trabajado con la Falla Borrull-Socors y esperan poder hacerlo junto a otras como la de Rojas Clemente para crear un circuito con una programación cultural “de calidad”. “Va a ser la tendencia, en los próximos años se va a notar mucho más. El papel del gestor cultural se va a ver cada vez más involucrado en las fallas”, afirma Folch. Y Máñez añade que la clave está en “cambiar el chip y gastarse el dinero en algo interesante, conseguir que los artistas se involucren en las fallas. Están en el barrio y no las podemos ignorar”.