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el interior de las cosas / OPINIÓN

Fahrenheit 451

17/07/2023 - 

La brisa que deja las tardes morellanas ha recogido este fin de semana los mejores momentos, el paso de un tiempo corto pero intenso, los abrazos necesarios y todas las palabras. Días de respirar el aire transparente del océano de montañas que envuelve a esta comarca, al borde de celebrar en Morella, el último fin de semana de este mes, la XLIV edición del Aplec del Ports. Sembrem comarca, collim futur es el lema de esta nueva cita reivindicativa que se mantiene activa desde hace décadas, desde aquellos tiempos en los que la vida de estos pueblos necesitaba con urgencia unir voces y gritar bien alto, reafirmarse como un pueblo unido y decidido a luchar por la supervivencia de esta tierra, su identidad, su cultura y su gente.

Ha pasado el tiempo y hoy, -precisamente ahora-, se hace, de nuevo, urgente  y necesario seguir gritando para defender la dignidad, la cultura, la justicia social y la identidad de un territorio que ya se siente amenazado por los nuevos gobernantes de la derecha y su ultraderecha que, por ejemplo, en Borriana, han retirado de la Biblioteca Municipal diversas revistas y publicaciones escritas en valenciano o en catalán, que es lo mismo. Regresaremos a otros aplecs, seguro. Regresaremos a la calle para seguir sembrando libertad y derechos.

La muerte de Francisco Ibáñez ha sido una cita cargada de tristeza y nostalgia. Siempre leía aquellas publicaciones semanales, como Pulgarcito, comenzando por la última página, por 13, Rue del Percebe, aquel destartalado edificio donde en todos sus espacios se podía seguir el paso de la vida de aquel país oscuro de los años sesenta y setenta. Era fascinante. Después, Rompetechos, El botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio y, por último, para saborearlo con calma, Mortadelo y Filemón, agentes que ingresaron en 1969 la T.I.A (Técnicos de Investigación Aeroterráquea), acompañados por el Súper, el profesor Bacterio, la secretaria Ofelia, el gato Hidrocarburo y otros personajes que iban y venían, según iba y venía la misma vida cotidiana de un país en el que precisábamos muchas risas y sueños.

Crecimos inmersas en aquellos tebeos que llegaban a casa, sobre todo, cuando alguno de los tres hermanos sufría alguna enfermedad y permanecíamos en la cama durante días, porque antes, los virus y otras historias nos retenían bajo el peso de las mantas, con una bolsa de agua siempre caliente y con leche hirviendo, con miel y una cucharadita de coñac. En esos días llegaba esta fiesta de los tebeos que era interminable, porque se leían y se releían durante semanas y meses.

Oskar Werner, protagonista de la película Fahrenheit 451

En los tiempos que corren es imposible olvidar la magnífica novela de Ray Bradbury Fahrenheit 451, publicada en 1953, aquella distopia donde el gobierno estadounidense decide prohibir todos los libros y quemarlos a un equivalente de 238,8ºC. (No deben perderse la adaptación cinematográfica del director francés François Truffaut en 1966). El fascismo, los populismos, las peligrosas líneas rojas del trumpismo que cabalgan sin freno por Europa a través de los crecientes partidos de la ultraderecha, están dibujando un panorama abrumador, inadmisible, demoledor, y podrían gobernar en este país de la mano de la derecha a partir del próximo domingo. De hecho, ya gobiernan esta autonomía, otros territorios, y numerosos ayuntamientos, y ya han comenzado a tomar decisiones fascistas. Han retirado publicaciones, prohibido obras de teatro, películas infantiles… han comenzado la caza de brujas.

En los tiempos que corren, además, nos ha dejado el genial escritor checo Milan Kundera, con quien nos iniciamos a mirar la vida desde dentro, con una mirada crítica y certera, desde todos los espacios que acaban aniquilando sentimientos, emociones y luchas, vigilando las tragedias cotidianas, aprendiendo de la insoportable levedad del ser, de la broma, la ignorancia o de la inmortalidad.

El próximo domingo debemos decidir y votar, es la única salida al progreso, a no detenernos, a no regresar a un pasado oscuro e injusto, a no perder derechos y libertades, cuya defensa costó la vida de cientos de miles de personas, derechos y libertades que hemos ido conquistado en esta democracia nuestra. No podemos ni debemos detenernos. No podemos ni debemos permanecer en silencio.

Buena semana. Buena suerte.

Para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria. Destruyen tus libros, tu cultura, tu historia. Alguien escribe otros libros, les da otra cultura, inventa otra historia; después, la gente comienza a olvidar lentamente lo que son y lo que fueron.

Milan Kundera

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