VALÈNCIA. Llevamos años alertando de la mutación distópica que ha convertido la Plaza del Ayuntamiento en lo que hoy es. Con todo y con ello –es decir, con ketchup y patatas– no renunciamos al umami que se ofrece. Resiliencia u optimismo, la última de las hamburguesas en apelar al apetito de visitantes y valentinos es Five Guys. La gigantesca cadena de restaurantes que, sí, a diferencia de casi todas las franquicias vecinas tiene tras de sí a la misma familia que abrió su primer local hace 32 años en Arlington, Virginia (Estados Unidos).
Como cuenta Daniel Agromayor a Guía Hedonista, abrir otra hamburguesería en Estados Unidos en 1986, décadas después de que otras marcas estuvieran totalmente establecidas, no llevaba a pensar que Five Guys lograría su espacio. Pero así ha sido y, presente en una infinidad de países, abre ahora en València su decimotercer restaurante de España. El director de la empresa en nuestro país y Portugal admite que esa expansión solo ha sido posible gracias a mantener una oferta original fresca y globalizada.
¿Por qué deberíamos probar sus hamburguesas (si es que no lo hemos hecho ya)? Bueno, la principal diferencia es que no hay productos congelados en su proceso. Todo es frescos y eso va desde la carne, que se hace con vacuno irlandés y que se prepara cada mañana, a cada condimento añadido. Esa es la base y la ciencia que ha llevado a sostener sus restaurantes en Madrid, Barcelona, Granada y Zaragoza. Y no solo eso, porque la semana de la inauguración en València, en el de Gran Vía de Madrid (donde tienen siete) seguían haciéndose colas, como si no hiciera dos años de su apertura.
Cuesta creer que esas colas se sucedan de igual manera en València. Ya sea por la demanda o cantidad de población, lo cierto es que la hamburguesa es una de las más destacables dentro de la oferta de la ciudad. Como cuenta Agromayor, esa idea por apostar por lo fresco conecta con la cultura valenciana. Buena parte de sus ingredientes son de la huerta –más bien al Sur de la Comunitat– "y en esta tierra se sabe apreciar mucho los productos frescos,y el mimo por la cocina. Confiamos en satisfacer los paladares de todos los valencianos”.
El local se asemeja a cualquier otro fast food, con algunos detalles de autenticidad entre los que –por aquello de respetar al original todo el tiempo– se agradece la selección constante de música rock. Música rock como de una emisora de los 80 y 90, pero rock al fin y al cabo. En su estética y ambiente, se asemeja como decíamos a un fast food, pero las calidades son otras. El pan –se produce en Madrid– es otro, la carne sin duda es otra y el resto de ingredientes son frescos. Todo esa estrategia llega hasta cada uno de los bocados y se paga en un precio en torno a los 10 euros.
Es cierto que Five Guys España lleva buscando su lugar en València desde que abrió su primer local en Madrid. Es ya en el histórico número 5 de la Plaza del Ayuntamiento donde sirve su modelo de hamburguesa basado en tres elementos: pan, carne y queso. Eso sí, rematado al gusto por cada consumidor con los 15 toppings frescos entre los que hay pepinillo, ketchup, cebolla plancha, tomate, pimiento verde... Un semi do-it-yourslf que Agromayor asegura ha cuajado excelentemente en España. Volvemos a recordar que Five Guys Gran Vía de Madrid sigue generando colas pese a sus dos años de existencia.
Y no solo de hamburguesas vive Five Guys. Bajo el mismo modelo de la fruta y verdura y cortada sin congelar –con un proceso de elaboración que sucede en una cocina totalmente abierta– se encuentran sus batidos. Unos batidos que, para los más atrevidos, pueden llevar bacon. Un bacon que no es otro que el de las hamburguesas, pero que desmenuzado en sus milkshakes, con caramelo, con fresa o plátano, le dan una amplísima altura a la experiencia.
Cacaos a demanda y sin límite, patatas kajún y batidos. Ese es el acompañamiento de una hamburguesa deliciosa, capaz de convertirse al estilo de cada consumidor y que tiene poca relación con los bocados de franquicia por unos pocos euros. Tampoco es que sean unos pocos euros en Five Guys. Sea como fuere, en España la fórmula triunfa y se consolida de tal forma que en apenas 24 meses el Estado es el segundo con más restaurantes de este tipo tras Reino Unido.
Y eso que hay que recordar que la familia Murrell de Arlington (y sus cinco hijos, aquellos five guys) se empeñó no hace tanto en tener una oferta globalizada en sus locales. Aquella idea aparentemente cerrada genera decenas de miles de combinaciones y por la autenticidad de su sabor y el estandarizado de la experiencia, podría tener su hueco en el cap i casal.