La dificultad para encontrar talento se ha agudizado en los últimos años. El dinamismo del mercado laboral está evidenciando no sólo un déficit de profesionales cualificados, sino empleados de todo tipo para cubrir puntas de trabajo en épocas concretas del año, como la campaña de Navidad, las rebajas o la temporada turística. Siempre digo que el talento es escaso, pero ahora más que nunca.
El objetivo de empleo para garantizar una sociedad próspera no sólo lo hemos conseguido, sino que lo hemos rebasado en la mayoría de las economías de la OCDE, según el informe Comprender la escasez de personal cualificado, elaborado por Randstad Research. De hecho, en países como Estados Unidos, Japón o las economías más avanzadas de Europa hay actualmente más vacantes que candidatos para cubrir esas plazas. En los países que aún no hemos alcanzado este punto, como es el caso de España, nos encaminamos inexorablemente hacia él y numerosas posiciones son de difícil cobertura.
Los cambios tecnológicos, medioambientales, demográficos y culturales están transformando la sociedad y, con ello, el mercado laboral. ¿Qué hacer en esta situación? Se hace necesario un nuevo enfoque de la relación empresa-empleado. Más allá de facilidades para la conciliación entre el trabajo y la vida personal, los empleados esperan hoy en día un proyecto profesional a largo plazo que, además, esté ligado a sus valores. Si la empresa no es capaz de motivar por esta vía al empleado, la dificultad para retener y atraer talento en un mercado con escaso paro es francamente difícil.
Otra característica del mercado laboral hoy en día es la formación. En un entorno tan cambiante como el actual, donde las innovaciones están a la orden del día, los empleados necesitan actualizar sus habilidades y conocimientos de manera constante para mantenerse actualizados. En los últimos quince años, en España, se han creado 2,5 millones de empleos con nivel educativo alto y se han destruido 2,8 millones de empleos con nivel bajo. Nuestros datos indican que entre 2023 y 2035 se espera que dos de cada tres puestos de trabajo (67%) creados requerirán un nivel educativo alto, frente al 29% que requerirán nivel medio y el 4% de nivel bajo.
Según nuestros cálculos, seis de cada diez trabajadores van a necesitar formación hasta 2027, aunque no todos la van a recibir: sólo algo más de la mitad (56%). Hay que tener en cuenta, y esto es muy importante, que en España la tasa de desempleo entre los jóvenes con menor formación duplica a la de los jóvenes con formación alta. Por lo tanto, los trabajadores bien preparados y con una formación actualizada van a tener una gran ventaja competitiva en los mercados laborales de los países desarrollados y, en general, de todo el mundo.
Finalmente, también me gustaría tocar el tema de la innovación y el impacto que la robótica o la IA generarán a medio plazo en los mercados de trabajo. Nuestro último estudio del mercado laboral español recogía que en los próximos diez años, la adopción de la IA supondrá la pérdida de cerca de 400.000 empleos, aunque en paralelo otros 3,24 millones de puestos de trabajo verán aumentados de forma significativa su productividad.
La innovación, la robótica y la IA son claves para cubrir puestos de trabajo en el futuro que si no quedarían vacantes por falta de profesionales. Además, y esto es muy importante, con la tecnología logramos cubrir especialmente aquellas posiciones de menos valor añadido, de manera que el mercado laboral se enriquece.
Formación, motivación e innovación parecen ser los tres drivers que moverán el mercado laboral a medio plazo. Una característica que debe tener en cuenta cualquier empresa o departamento de recursos humanos que quiera navegar con éxito en el actual y futuro entorno laboral marcado por la escasez de talento.
Ana Hervás es directora regional de Trabajo Temporal de Randstad