VALÈNCIA. Las agencias EFE y Europa Press rebotaban en la tarde de este miércoles un teletipo firmado desde Madrid prácticamente idéntico con declaraciones de la dirección nacional del PP, más conocida como Génova 13, en las que se mostraba "preocupación" por la división existente respecto al congreso provincial de Valencia.
De salida, resulta sorprendente que desde la cúpula nacional se filtre casi de manera oficial una reunión con los aspirantes -al menos dos de ellos, Vicente Betoret y Mari Carmen Contelles- a liderar el partido para negociar una candidatura única y se ponga en la picota a uno de ellos acusándole de romper la negociación.
Es comprensible, y más en un partido como el PP, que trate de evitarse la confrontación en cualquier congreso. Lo habitual es convencer al candidato que menos agrada a la dirección de turno para que dé un paso atrás. Bien. Lo que no parece demasiado normal es el empeño concreto que está poniendo Génova en forzar que en el cónclave de Valencia Contelles entregue la cuchara.
Se desconoce si pusieron semejante ahínco en evitar que se produjeran candidaturas alternativas en varios de los procesos autonómicos que tuvieron lugar recientemente y en los que sí hubo más de un aspirante en varias regiones. De la misma manera, tampoco parece que semejante pasión antibelicista se esté aplicando en otros muchos cónclaves provinciales en que hay más de un militante en liza. ¿Cuál es el problema entonces de que en Valencia haya más de un candidato?
Según Génova, así lo reflejan los citados teletipos, la lucha entre candidatos en este cónclave "puede tener repercusiones electorales". Lo cierto es que no parece que en la calle esté el debate abierto sobre los candidatos provinciales del PP, pero al tiempo: con estos intentos de coartar la libertad de participación de militantes o dirigentes, pronto lograrán que sea noticia.
Por otra parte, se entiende que el PPCV debe agradecer la delicadeza y preocupación de la dirección estatal por las posibles consecuencias en las urnas de un congreso con dos candidatos. De la misma manera, la cúpula regional podría preguntarse por qué el expediente de los nueve concejales investigados por la causa del 'pitufeo' lleva en la nevera casi un año. Probablemente, en Madrid opinen que no debe tener repercusión electoral alguna.
Algunas fuentes populares consideraban este miércoles que desde la dirección nacional quieren evitar que el actual presidente, Vicente Betoret, tenga rival dado que fue incluido en el Comité Ejecutivo Nacional del partido y, de ser derrotado, esto causaría imagen de cierta debilidad a los que propiciaron su inclusión en el órgano, entre los que se encuentra el propio Fernando Martínez Maíllo. Otros, simplemente, apelan a las buenas relaciones que mantiene Betoret con determinados 'pesos pesados' de la fontanería de Génova.
No obstante, la teoría más inquietante que algunos manejan va dirigida sin tapujos a que desde la dirección nacional del PP quiere evitarse que la actual presidenta regional, Isabel Bonig, sea una líder fuerte y sin contrapesos. Sobre esto, cabe recordar que la candidatura de Contelles se considera respaldada en la sombra por la máxima responsable popular en la Comunitat.
Esto tendría sentido si se recuerdan algunos de los últimos encontronazos de Bonig con la dirección estatal. Sin ir más lejos, a colación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Este carácter reivindicativo especialmente en una legislatura delicada no ha agradado en Madrid: si la presidenta regional va incrementando su poder, se estima que, conociendo su carácter vehemente, irá aumentando el tono en sus exigencias o en el propio deseo de mayor autonomía para el PPCV.
Eso en Madrid no gusta. Es por ello que dirigentes populares consideran que la maniobra de Génova va destinada a evitar que Bonig posea una fuerza territorial consistente en la Comunitat -especialmente en Valencia- y que se limite a ser una lideresa de baja intensidad. Todo ello en el supuesto de que Contelles ganara el congreso provincial, algo que se intuye por la demostración de fuerza que hizo recientemente con su fotografía junto a casi todos los presidentes comarcales, por los propios esfuerzos denodados para evitar que se presente o, este miércoles mismo, por su triunfo en la votación celebrada en la Junta Directiva Provincial.
En cualquier caso, lo que resulta evidente es que desde Génova siguen tomándose la regeneración y la participación como una cuestión absolutamente menor que debe aplicarse mientras no altere su hoja de ruta. Resultan infantiles -o directamente ridículas- las razones que exponen desde la cúpula nacional para tratar de imponer una candidatura única, cuando lo normal sería que se afrontara la aparición de diversos candidatos con normalidad y, en el caso del presidente provincial, enfrentando su reelección como una oportunidad para acercarse a los militantes y constatar, ante las urnas y otros aspirantes, sus aciertos y errores.
Por cierto que otra militante, la exalcaldesa de La Font de la Figuera, Maria José Penadés, también ha mostrado su intención de presentarse. Para la dirección estatal no debe constituir una amenaza, por lo que no fue citada a la reunión en Madrid posteriormente publicitada a través de las agencias.