Ya vamos nosotros, que no estás tú para bajar con esa cara.
Hamburguesas, pizzas y sushi, la pecadora Trinidad del listado de restaurantes de Glovo, esa conocida empresa de compra, recogida y envío de pedidos que dedica gran parte de su actividad comercial a llevar comida a domicilio a resacosos y haraganes. A modo de acción filantrópica del mes -y cero exhaustiva, todo hay que decirlo-, buceamos entre el amalgama de restaurantes que integran la rama valenciana de Glovo.
Los apañaos
La Llorona, Q’Tomas, The Fitzgerald, Tonyina, Ryukishin o Burger Beer son de los pocos restaurantes valencianos del repertorio de establecimientos con servicio a domicilio con Glovo que no causan rechazo al franquear sus puertas. Cefe Juárez, fundador de la hamburguesería Burger Beer junto al cocinero Luca Dessole, cuenta cómo se gestiona con la plataforma de para lograr que los pedidos lleguen a su temperatura correcta y sin sufrir los estragos del viaje: «Una vez recibes el pedido puedes asignar un tiempo de espera para el rider (también conocido como glover, es decir, ese héroe que se cruza la ciudad en bici o en moto portando a sus espaldas las ricas viandas). En función del trabajo que hay en el local damos un tiempo de espera u otro. Nosotros lo que hacemos, y creo que es fundamental, es empezar a marchar el pedido cuando entra. No hay nada preparado previamente, ni las hamburguesas se han marcado antes… Preferimos que espere el rider a que esté el pedido ya listo cuando lleguen». El de esta hamburguesería, considerada como una de las mejores de la perla del Turia, tienen claras sus prioridades: Siempre damos preferencia al restaurante. Porque es gente que se desplaza, que viene a tu casa. No podemos fallar por dar un servicio fuera. Hay momentos en los que el local está a su tope máximo y entonces cancelamos el pedido para no dar un mal servicio por Glovo».
Los chungos
Esta categoría integra a los rechazados, a los impopulares del instituto, a los establecimientos que no conocen de otra tipografía para su carta que la Papyrus, ni otra iluminación que no sea el tubo fluorescente de 58W golpeando contra la pared blanca vinilada con saludos en 8 idiomas. Esos restaurantes que son nuestros guilty pleasure y cuya mención en público hace que las páginas del Anuario Hedonista se tornen de color amarillo tristeza patatas fritas de döner kebab.
De entre dichas casas de moral gastronómica distraída y freidoras con turbio pasado destacan establecimientos eclécticos como Bar Toni, un chino capaz de maltratar por igual al sushi, a la comida cantonesa, a las tapas mediterráneas y a los torreznos de Soria, pero que a la horda de jugadores de waterpolo consultados les alegra la recuperación post entrenamiento con su ensalada nido de pájaro y sus makis de tortilla rellena de lomo, setas y cebolla caramelizada.
Cefe Juárez nos recomienda las pizzerías iDon y Spacca Napoli (ya sabéis como está el tema con las pizzerías: mucho horno y poco ornamento). Jesús Terrés sigue siendo un incondicional de la pizza con salami de Alfredo´s, mientras que cierta dama de la agencia digital Lobo se pirra por los burritos de TexMex by Yecla 33, una tortilla que contiene doble de todo: carne deshebrada, chili dulce, miel, mostaza, arroz con lima, frijoles, pico de gallo, maíz, lechuga, queso fundido, una gran parte del fabuloso tesoro perdido de Benito Juárez… el cuerno de la abundancia hecho burrito.
Entre el equipo de Lanzadera, una voz que prefiere permanecer en el anonimato sacia los bajos instintos de makis y nigiris con pedidos en Sushi Milin, el sushi de batalla directo de la Avenida de Francia. Sin dejar el continente asiático llenamos la cesta de Glovo con sendas raciones del pollo madras y el tikka de Indian Curry House, restaurante que tiene la decencia de abrir la cocina a las 11 y a las 6 de la tarde, para que amanezcas cuando amanezcas puedas maridar los ibuprofenos con curry y samosas.
La vida sin Glovo
Sí, es posible. Eugenio Viñas confiesa sin ocultar su superioridad bajo una pátina de falsa modestia: «Vivo en Alaquàs. Glovo sólo existe en las grandes ciudades. Te cocinas más. La vida te va mejor». ¿Os preguntáis cómo pasan las resacas en la coqueta localidad? «Bebiendo más. Esencialmente, quintos. En la calle. Da brillo a tu pelo».