Hablamos de lo de ir a cenar a Gia Hanoi, restaurante de postín y estrella Michelin. Con un menú sin fin. De modernos que se basan en la tradición de la nación y un producto que te presentan con precisión. Delicada belleza que encuentra su compañero ideal en un maridaje que sorprende para rebién. Y repetiríamos cienes de veces empezando por el cocteleo en forma de original Gimlet. Trago florido de repolluelo permitido y bienvenido. Porque es frescura refrescante. Solvencia con su justa potencia para que sea maravilla con el bocadito de erizo con güebo.
Continuamos con el Von Winning Deidesheimer Maushohle Riesling 2022 (Von Winning). Sutileza de aromas que petrolean lo preciso para ser presiozo. Perfiles de nariz tan grande como linda y distinta. Con acideces de salinos que son escapada de recordar. Retrepando piedros brillantes y elegantes como el plato de melón de invierno con cangrejillo.
Sigue el placer y ahora con un sake, que mira que nos gusta. Un Zaku Miyabi No Tomo (Shimizu Seizaburo Shoten) desconocido para nosotros que se demuestra delicado y hermoso como tener una visión de almendros en su máximo apogeo con todos sus colores al viento. Sin necesidad de filtros, que lo da todo tal cual y que es gran compañero de la caballa con pepino.
Del sur al norte sin perder el norte
Nos vamos hasta Sudáfrica con el Glen Carlou Quartz Stone Chardonnay 2022 (Glen Carlou). Chardonnay huesuda de melocotones y familiares. Perfumes totales que se llevan todos los males con sus especias variadas y un poquito tostadas. Una pasada que no se pasa de frenada, porque nos envuelve en abrazo cariñoso de oso cuando llega la langosta con batata.
Pasamos a una cerve que crece y crece. Y mira que apetece. La Loose Rivet New England IPA (Heart of Darkness Brewery), una IPA de Nueva Inglaterra que se impone con su presencia. Para que te den ganas de hacerle una reverencia por ser suculencia adictiva. Como diva divina que adivina nuestros gustos y preferencias que son la esencia de ser felices como lombrices con el cerdo y su carambola.
Finalizamos en Borgoña con el Givry 1er Cru La Grande Perge 2020 (Domaine Vicent Lumpp). Pinot noir rojinegra y pimientosa así, como si cualquier cosa. Ligereza galante y estilosa. Carácter de fresinas asalvajadas de las que ojalá jamás nos falten Asilvestramiento de señorita que no admite quita y que te quita el sentido y hasta la vida con los noodles de vaca.
Y así, ahora sí, decimos adiós a este viajecito tan gonito. Casi tanto como vosotros, amiguitos.