Hablamos de diez vinos desde lo actual a lo tradicional. Lo de lo generacional para volverse muy loco. Porque aquí hay delicias que hablan de lo importante de conservar y perseverar sin dejar de innovar. Con la diversidad de la que baila entre blancos, tintos y fortificados. Con las uvas más diversas, a veces en soledad deseada y generalmente en mezcolanza que les da su sustancia. Pero esta es una historia, ante todo, de generosidad. La de Dirk aportando unas botellas de verdadero lujo y la de Luis Gutierrez echándole una mano para darle voz en su afonía. Y qué maravilla todo, tía, empezando por el Pequenos Rebentos 2022 (Márcio Lopes). Loureiro de viñas viejas y frescura refrescante. Con aroma regalante que da la patada palante, porque sabe que es interesante. Nacido en terruños que son refugio refulgente. El presente que nos presenta un enorme futuro con unos mejillones al vapor.
Vamos con el Buçaco Branco Reservado 2017 (Buçaco). Icónico icono homenaje a Alexandre de Almeida en el Palacio que le da nombre. Mezcla de arinto, encruzado, bical y maria gomes. Variedades que se abrazan con cariño y con desenlace magnífico. Profunda vida que se alargará hasta la eternidad con un bogavante sin más.
El Guru 2023 (Wine&Soul) es douro que arrebuja tres añadas con resultados seductores. Los de hacer los primores que dan las florecillas blancas que brotan en paisajes soñados. De esos que acarician la mirada y que pueden ser una pasada si lo situamos junto a una buena dorada.
Con el Poeira 44 Barricas 2021 (Jorge Nobre Moreira) conocemos al enólogo que le ofrece su personalidad. Un tinto con racionalidad que lo hace bien distinto. Sofisticación que nos alcanza al mismito corazón. Y chimpón, que de esto queremos un porrón si es con un conejo guisado.
Llega ahora una de nuestras preferidas del país vecino: Filipa Pato Missão 2021 (Filipa Pato). Distinción en la rusticidad de esos campos llenos de encanto. Carácter de chica de armas tomar y de tomarlo una y otra vez. Magia sin dobleces, porque así está el doble de rico y aún más con una bôla de Lamego.
Retornamos a bodega ya catada, pero ahora con su Pequenos Rebentos Tinto Atlántico 2018 (Dirk Nieeport & Márcio Lopes). Alvarelhão, cainho y pedral que son finura total. Lo liviano que anda entre Barcelos y Ponte de Lima. Frescurismo en sí mismo y para todo el que lo pruebe y apruebe con unas sardinas asadas.

Con el Sidecar 2024 (Susana Esteban) nos ponemos como una moto, porque es de subir a la sierra de Alentejo y trazar las curvas que hagan falta. Por camino rodeado de frondoso monte con castaños rebonitos. Con varietales con un poco de todo, su puntito de carbónica y el ser biónica con una de pulpo à lagareiro.
El Espírito de Baga 2020 (Filipa Pato & William Wouters) nos reafirma en ser muy fans de los patitos que nos hacen volar con decisión. Ahora con la vista puesta en el pasado que nunca pasa de moda. Con la intensidad de ser un fruto colorado y también con su especiado. Sutileza que logra la máxima belleza con una alheira.
Alcanzamos la cumbre con los dos últimos tragos que despiertan nuestro más profundo agradecimiento a las personas que lo hicieron posible. Por ese Madeira Barbeito Sercial Frasqueira 1994 (Vinhos Barbeito) que es pureza concentrada que se te clava como flecha enamorada. Persistencia que evidencia que lo presiozo se puede conservar hasta el infinito más eterno. Y por el Porto Nieeport 1863 (Nieeport). Sensaciones únicas e irrepetibles. La belleza en estado puro. Pureza con densidad, potencia y acidez que gana con el paso del tiempo. Vinazos para dejarnos increíblemente contentos. Y les damos un poco de queso de azeitão para despedirnos a lo grande hasta dentro de un par de semanitas.