Como sucede con las mejores historias, Trobar nació casi por casualidad. Cuando menos te lo esperas, el destino te regala una nueva oportunidad para empezar de cero. Eso fue exactamente lo que le ocurrió a Pascual Medel a principios de 2025, cuando durante el proceso de una baja laboral, decidió dar un giro de 180º para embarcarse en esta aventura llamada Trobar que hoy le da la vida, convirtiéndose en muy poco tiempo en su verdadera fuente de inspiración y energía.

Una concept store ubicada en la que en su día fue la arteria comercial del Cabanyal y que hoy late a un ritmo más pausado, pero con la misma ilusión de siempre. La reconoceremos por su amplio escaparate esquinero repleto de productos que con un solo vistazo ya nos trasladan a las raíces valencianas, desde los botijos de Agost en Alicante a los capazos de Mulet, pasando por las Papas Duso o los libros de Drassana.

Todo aquello que nos podamos imaginar del engranaje tradicional valenciano, tiene cabida aquí. Y lo que no nos podamos imaginar, también. Porque a esta tienda vamos a encontrar productos, pero además se trata de encontrarse a uno mismo y a esa vuelta a los orígenes que tanto llevamos pidiendo a gritos desde hace tiempo.

Tras meses de obras y puesta a punto, finalmente el 1 de septiembre de este 2025 Trobar abrió sus puertas en el número 185 de la calle Escalante, en un barrio que mira al mar y baila al compás de los residentes y turistas.
 

Trobar: el nuevo punto de encuentro del Cabanyal

Antes de entrar de lleno en todo lo que nos tiene que ofrecer esta nueva tienda del Cabanyal, debemos presentar al alma máter del proyecto: Pascual Medel. Con experiencia dentro del mundo del interiorismo y del diseño gráfico, tras residir diez años en Madrid, este alicantino decidió en época pospandemia, –hace cinco años–, instalarse en el barrio del Cabanyal con su pareja a la par que trabajaba en Alicante en una empresa de eventos.

En palabras de su fundador: “Desde siempre he estado muy concienciado sobre la importancia del tejido comercial en los barrios. Con el auge del comercio online y las grandes superficies, las personas mayores se han quedado sin una red de apoyo a la que acudir, y quienes desean volver al comercio tradicional tampoco encuentran una estructura que lo facilite. Los barrios se vacían y es nuestra responsabilidad hacer que las cosas cambien. A medida han pasado los años, han llegado las empanadillas argentinas, los cafés de especialidad, las hamburguesas o las pizzas, pero no un local que nos devolviera a los orígenes y al producto de proximidad”, cuenta a Guía Hedonista.

Fue así como la antigua barbería del barrio cerró y Pascual Medel se quedó con ese espacio en el primer trimestre de 2025 sin saber muy bien qué hacer con él. “Vimos la oportunidad de alejarnos de la idea de abrir otro de los tantos alojamientos turísticos que se suceden en el barrio, para ofrecer una iniciativa con la que recuperásemos la esencia del comercio antiguo. ¿Cómo? A través de productos desconocidos (o no tan conocidos), que tienen un gran valor tanto tangible como emocional. Y lo mejor de todo es que lo hemos hecho en un barrio símbolo de resistencia vecinal y patrimonio cultural, que ha sufrido en las últimas décadas amenazas y muchos procesos de degradación”, añade Pascual Medel. Dicho y hecho.

La primavera y el verano la dedicaron a la puesta a punto del local y la rehabilitación de la parte trasera que todavía estaba en el estado natural de hacía casi un siglo con su baño, cocina y comedor, dedicada en la actualidad a los talleres y catas semanales. Por el camino, una búsqueda incesante de proveedores, visitas y contactos, que se mantiene en el tiempo ya que el proyecto no para de crecer al estar en constante reposición.

Y al fin el 1 de septiembre, Valencia dio la bienvenida a este local que lejos de parecerse a una tienda de souvenirs, estamos ante un espacio donde podemos encontrar un sinfín de productos valencianos, -muchos de ellos ni tan siquiera se venden en supermercados o grandes comercios-, y a todas las personas que se encuentran detrás (artistas, productores, agricultores, escritores, viticultores, artesanos…).

Un recorrido por lo mejor del territorio valenciano

Conviviendo unas piezas con las otras, desde Trobar han conseguido ofrecer un espacio genuino, singular y auténtico, donde nada más entrar sorprende por su heterogeneidad y esa armonía dentro del ‘caos'. “Queremos ser la tienda en la que el vecindario del Cabanyal sepa que encontrarán aquellos productos y sabores que les reconocen, que les hablan de su infancia y que les cuentan su propia historia”, reconoce Pascual Medel.

Si tuviéramos que dividir los productos por categorías, estas serían: gastronomía de calidad, artesanía y decoración, moda y complementos, y literatura y cultura. A excepción de algunas piezas que proceden de Alemania y Galicia, el resto nacen en la Comunitat Valenciana.

¿Algunos ejemplos? ¡Los tenemos! El aceite o vermut de Malaerba, los botijos de Agost, los libros de Drassana, las aceitunas de La Explanada, las delicias del obrador La Tahona del Abuelo, las piezas de Lladró, las conservas de Samare, las sodas artesanales de La Fantástica, el chocolate de Marcos Tonda, las papas Duso, los platos de Manises, el aceite de Tossut dels Pouets, los nísperos de la Cooperativa Agrícola de Callosa d'en Sarrià, la cerveza Destino o los vinos de la bodega Les Freses. ¡Y esto no ha hecho más que empezar!

“En Trobar cada persona se va a encontrar con que Valencia es mucho más que su playa, aquí hay historia, literatura, cerámica y gastronomía, que hemos denostado durante mucho tiempo y al final te das cuenta de que cuando la sacas del contexto y de todo el conjunto, brilla con luz propia”, indica Pascual Medel.

“Es un proyecto muy personal con una carga emocional muy fuerte porque creo que transmite mucho. Es muy gratificante ver cómo la gente entra y se emociona porque es un viaje al pasado, a la infancia, a las raíces y a la nostalgia. Trobar es lugar de conexión, de paso, de charla, de conectar entre todos y con uno mismo. Estamos ante algo muy auténtico. Ha llegado el momento de sentirnos orgullosos de lo que tenemos y consumir lo nuestro, que a veces se nos olvida o perdemos un poco el norte. No se necesita tanta tontería para ser feliz”, añade.

Mucho más que productos ‘gourmet’: catas, talleres…

Trobar no es solo una tienda, es un punto de encuentro. Tal y como su propio nombre sugiere, este espacio va más allá de los productos que llenan sus estanterías. En su parte trasera, íntima y acogedora, se celebran de forma regular talleres y catas con un aforo máximo de ocho personas, pensadas para quienes buscan disfrutar, aprender y descubrir nuevas propuestas gastronómicas y artesanales.

“Queremos que proveedores y público se den la mano, y que la gente de Valencia conozca nuevas formas de gastronomía. Al final, se trata de crear experiencias”, explican desde Trobar.

Entre las primeras actividades programadas en la tienda destacan una cata de conservas de Muro maridada con vinos de cuatro bodegas alicantinas; sesiones dedicadas a los vermut y aperitivos locales; y una dulce propuesta que combina dulces navideños con mistela y bebidas espirituosas. Tampoco van a faltar los talleres de decoración, ahora que las fiestas navideñas están a la vuelta de la esquina. Lo harán tanto para adultos como para los más pequeños, que podrán disfrutar de su propia versión creativa de la Navidad.

¿Y si no encuentras lo que buscas? Los talleres también pueden organizarse a la carta o ad hoc, adaptándose a grupos o intereses concretos. Además, Trobar se postula como la tienda perfecta donde encargar las cestas de Navidad, completamente personalizadas, fieles a su filosofía de unir producto local y buen gusto. No fallarás en el intento, ¡palabra!

Si queremos luchar contra la gentrificación que acontece en nuestros barrios, podemos comenzar a combatirla a golpe de consumo local y de devolver a la vida esos comercios que ya dábamos por perdidos, y que ahora su permanencia cobra más sentido que nunca. En palabras del propio Medel: “Lo que buscamos es que la gente consuma la tierra en la que nos encontramos. Existen muchas maneras de recuperar lo nuestro sin necesidad de dejar una pintada en la puerta de una casa; hay muchas formas de rebelarse desde el activismo cotidiano”.

Se puede decir más alto, pero no más claro. Larga vida al consumo local.