No quiero ser esa persona que parece que está esperando a que le den su dosis de metadona. De hecho, en muchas ocasiones no existe ninguna relación causal entre la longitud de una fila de personas y la calidad de los productos que se dispensan al llegar a la meta. Pensemos en los “pollofres”.
Sin embargo, tengo que reconocer que detrás del éxito arrollador de la cadena Natsu Ramen hay una fórmula mágica que, en cierta medida, puede llegar a justificar la viralidad de estos establecimientos de comida japonesa que en estos momentos tienen sede tanto en Alicante como en Valencia.

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Después de mis tres primeras visitas (todas ellas deliberadamente planeadas en horarios muy europeos, y por tanto de poca concurrencia), reconozco que el único ramen vegetariano de la capital del Turia que puede hacer sombra a Damura Ramen es el que preparan en Natsu. En ambos casos, el caldo de miso es absolutamente maravilloso, lleno de sustancia y umami, denso y generosamente cargado de verduras, albóndigas de tofu y setas. Son una fiesta de colores, texturas y sabores. Ambos son sencillamente maravillosos aunque, todo sea dicho, el de Natsu tiene dos claras ventajas: es más barato (unos 4 euros de diferencia) y además tiene un punto picante muy rico y agradable.
Aunque el vegetariano es mi preferido, es también muy recomendable el ramen tonkotsu, el más tradicional de la carta, con caldo de huesos de cerdo y acompañado de panceta, espinacas, bambú y huevo marinado. Por supuesto, con fideos frescos que elaboran artesanalmente para todas sus platos.
Por último, un consejo: si vas a Natsu, tienes que probar sí o sí sus mochis caseros. Otro éxito viral completamente justificado.

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