Un jamón da vueltas en el asador. Varias cervezas heladas aguantan con su espuma en unos tarros de barro. Las palomas merodean por si cae un mendrugo de pan, pero solo se encuentran con pétalos tardíos de azahar. En la discreta plaza de Vicente Iborra, a pocos metros del mercado de Mossén Sorell, un grupo de amigos toma el vermut, una pareja improvisa una comida, un perro mira con ojos suplicantes al camarero, que pasea una bandeja con embutidos de la España meridional. La taberna Sueño Andaluz es el epítome de la informalidad de aires andaluces que mira más al orgullo obrero que al señorito en su finca.
Este proyecto nació en 2021 de la conjunción de un grupo de amigos y el interés por llevar al barrio del Carmen algo que se diferenciara, sin recurrir a fuegos artificiales, de la oferta debidamente gentrificada del barrio. 2025 y aquí siguen, con una carta firme — flamenquines, torreznos, lomo de orza, tablas, croquetones— sobre la que cuentan que están trabajando para aportar novedades.
El local, largo y recogido, tira de imaginería colorista y productos de la tierra para transmitir un concepto sureño que no cae en los tópicos. Compensa los metros cuadrados con la amplitud de la tranquilísima terraza. Compensa, de sobras, con la magnitud del brillante y bien especiado jamón de receta granaína.


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