Visibilidad, tolerancia y normalización. Ésas son las palabras que más se repiten al hablar con las familias artífices de las cuentas de Instagram Oh!MamiBlue –protagonizada por el pequeño Álex y sus dos madres– y Nuestro Hilo Rojo –una ventana al proceso de adopción por parte de dos padres–. Y luego están las imágenes: unas llenas de amor, “porque no hay más que eso”, dice Verónica Sánchez, fotógrafa y autora del primero, que sigue: “Si no, que venga Vox y lo vea”
VALÈNCIA. Instagram es lugar de muchas cosas. De inspiración, de espionaje de la vida íntima de amigos y celebridades; de publicidad que levanta sospechas sobre la privacidad que tenemos en las redes sociales y de cosas bonitas. Y de otras que, además de ser bonitas, son, tristemente, todavía necesarias en este nuestro siglo XXI. Muchas oportunidades llevamos y sigue sin desaparecer ese mal social llamado homofobia. En la resistencia no hay pocos, y en la red social más usada por los millennials, tampoco. Y en ese bloque de usuarios que han dado el salto del anonimato al ojo público convirtiéndose en activistas de los derechos del colectivo LGTBIQ+, gracias a su visibilidad en el entorno digital, destacan dos familias residentes en València: la formada por Verónica Sánchez (Barcelona, 1983), Alejandra –Jana– Victoria Sánchez (Cartagena, 1987) y el pequeño Álex, a quienes conocemos a través de Oh!MamiBlue; y la de Vicente Molina (Gandía, 1978) y Óscar Lendínez (València, 1981) y su hijo, Sergio, que tras un largo proceso de adopción del niño se han visto animados a compartir su historia. “Queremos conseguir visibilidad y normalización. Ese es el empuje que hemos sentido para hacernos públicos como familia”, comparte Vicente, que está detrás de Nuestro Hilo Rojo.
Por su parte, Verónica, que tiene experiencia en el asunto después de tres años de activismo en las redes sociales, es contundente: “No hay más ciego que el que no quiere ver. Hay personas que no quieren conocer otra realidad, y no voy a ser yo quien pierda el tiempo explicando a una persona que odia el amor que el amor es amor. Es absurdo, que vaya al médico, porque la enfermedad y el problema lo tiene esa persona, no yo”. Esta joven fotógrafa y experta en cocina vegetariana reside en València con su familia, que ella misma presenta: “La formamos una mamá, que soy yo; una mami, que es mi mujer, Jana, nuestro hijo Álex y dos perritos, Kaki y Triki”. Su día a día lo siguen casi 240.000 seguidores, muchos de los cuales encuentran en esta pareja y su pequeño un ejemplo de familia homoparental todavía infrarrepresentado en el imaginario cultural. Y no precisamente todos sus seguidores forman parte del colectivo. “Hicimos pública la cuenta cuando estaba embarazada de cinco meses. Llegaban a ella familias sin parar, chicas que, como nosotras, andaban buscando referentes con los que empatizar y poder hablar de los miedos típicos de dos madres que van a traer a un niño a una sociedad que pregunta demasiado y, muchas veces, no hace las preguntas adecuadas. Desde ese día hasta hoy la cuenta ha ido creciendo de manera exponencial, llegando no solo a personas del colectivo LGTBIQ+, y haciendo de algo que no se hizo con esta intención, un modo de vida, de activismo, con el que damos recursos para educar en la diversidad. Así, hemos llegado a formar una gran familia en la que el lema es que no hace falta ser la causa para defenderla”, asegura esta joven.
Fueron Verónica y Jana quienes animaron a Vicente y Óscar a hacer pública su historia. “Nos conocimos por Instagram –recuerda el primero–. Ellas nos comentaron que no había muchos perfiles de padres por adopción. Así que nos lanzamos a ello. Estamos muy felices por la aceptación que ha tenido. Todos los días recibidos mensajes de agradecimiento, por ejemplo, de personas con muchas ganas de adoptar, pero que no habían dado el paso por desconocimiento. Hay mucha desinformación. Ayudar a esas familias es lo más maravilloso que nos ha pasado”. En su Instagram, que a día de hoy cuenta con 23.600 seguidores, no ocultan la realidad sobre las adopciones, como los largos procesos de trámites y esperas, “pero si deseas algo con la misma intensidad que lo deseábamos nosotros, llega, todo llega. Con paciencia, la que me aporta Óscar, los sueños se cumplen”, expresa emocionado Vicente. Otro de sus cometidos pasa por romper tabúes alrededor de la adopción, “que no se vea como algo peyorativo, es una forma más de crear una familia. Para nosotros, Sergio ha sido engendrado en nuestros corazones”, afirma este joven gandiense.
“No hace falta ser la causa para defenderla” (Verónica Sánchez, Oh!MamiBlue)
Por su puesto que tanto unas como otros coinciden en que es necesaria mucha pedagogía. En el caso de Oh!MamiBlue, manifiestan: “Todavía no se concibe una familia sin una figura masculina, sea de dos madres o sea de una, pero todo está cambiando, y estaremos peleando para que en vez de despacito, los cambios se produzcan cada vez más rápido”, dice Verónica, que reconoce la lucha constante que supone enfrentarse a preguntas sobre cuál de las dos tiene el rol de hombre o de padre. “Todos los mitos y prejuicios a derribar son por culpa del sistema patriarcal en el que hemos vivido, y del que nos estamos desprendiendo porque lo llevamos muy dentro, aunque no queramos. Por ejemplo, la percepción de que una familia bien estructurada es una familia heteronormativa”, continúa. Echando un vistazo a su cuenta, todo usuario puede encontrar muestras de que parece que las cosas estén yendo en buena dirección. Que su Instagram suela colaborar con marcas comerciales es un buen síntoma. Significa que asociarse a modelos de familia no canónicos empieza a no dar miedo a las agencias de publicidad, tan influyentes en el imaginario social y tan responsables de estereotipos y creencias. Si recientemente Verónica y Jana participaban en una acción del Centro Comercial El Saler, hace unos días compartían un spot de la marca de automoción Volvo, una campaña a nivel mundial que rodaron en Sudáfrica hace un año y que acaba de ver la luz. “Una marca sin valores para mí no es nada”, escribía rotunda Verónica en el post.
En su cometido de visibilizar más allá de las redes sociales, Oh!MamiBlue publicaba hace un año el libro Familias, que presentan como un álbum ilustrado sobre la diversidad familiar, realizado en colaboración con la artista Marina Mayor. Con esta publicación tratan de llenar un vacío muy peligroso en la enseñanza y educación infantil. Verónica celebra su acogida: “Justo hoy, 15 de mayo, celebra su primer aniversario y vamos por la tercera edición. Si esta no es una señal de que todo está cambiando, y que la gente cada vez es más consciente y más libre, que venga Vox y lo vea. Nuestro libro dice que existen tantas familias como formas de amar. Esa es la única realidad”. Y resulta que esta joven tiene una tocaya, Verónica Lara (València, 1985) que es amiga en común de ambas familias, pero además, les une una visión común. Aunque esta última tiene una familia heteronormativa, desde su firma de moda infantil, Pulesse, apoya y reivindica la diversidad familiar. “Tanto la de Oh!MamiBlue como la de Nuestro Hilo Rojo es una labor impresionante. Les admiro y aprendo cada día de los cuatro”, admite esta joven, que acaba de presentar una serie de camisetas que pretende desmontar el modelo único familiar. En sus diseños se puede leer papá, papi, mamá y mami, entre otros, que resultan ser los apelativos a los que recurren algunas familias homoparentales, como las protagonistas de este reportaje. “Tanto mi marido como yo educamos a nuestros hijos en esa diversidad. Les hacemos ver todo con naturalidad. Lo tengo muy fácil porque estamos rodeados de todo tipo de familias. Los niños no tienen prejuicios, somos los adultos los que se los hacemos ver”, comenta la diseñadora. En este sentido, Vicente, termina: “Si [las personas homófobas] pudieran conocernos personalmente verían que somos una familia sin más. Diferente, eso sí, pero personas con un amor inmenso por nuestro hijo, que lo único que pretendemos es vivir y que nos dejen vivir”. Así de sencillo y real.