Su pasión por la investigación le llevó a decantarse por la docencia. Sus reflexiones sobre la realidad económica tienen el valor de estar basadas en una larga lista de estudios económicos
VALÈNCIA.-Joaquín Maudos Villarroya (Massamagrell, 1966) se decantó por Ciencias Económicas y Empresariales «un poco a ciegas y más por descarte de otras, porque me gustaban los números pero el dibujo técnico no era lo mío y huí de las ingenierías», manifiesta sonriendo a Plaza. Sin embargo, conforme pasaban los cursos le fue gustando la materia a este, hoy, apasionado de la economía, que se define un poco adicto al trabajo aunque por encima de todo disfruta de su tiempo libre con su familia y amigos. «A veces no distingo entre ocio y trabajo porque disfruto de lo que hago», apunta este reputado economista que tiene claro que en España «no sobran ni universidades ni universitarios, aunque necesitamos apostar por la excelencia».
Licenciado por la Universitat de València, doctorado —con premio extraordinario— y catedrático de Análisis Económico del mismo centro eligió la docencia por su pasión por la investigación. «Había que hacer investigación de calidad y aprender de los que mejor lo hacen; eso me ha ayudado mucho. He tenido la suerte de rodearme de grandes profesionales del mundo de la economía», admite.
Su trabajo no ha pasado desapercibido entre instituciones de peso mundial como la Comisión Europea, el Banco Europeo de Inversiones y la propia ONU, dado que ha sido consultor de ellas. «En algunos casos recurrieron directamente a mí y en otros lo hice a través de concursos en convocatorias competitivas. Con este tipo de instituciones hay que tener muy claro que el nivel de exigencia es altísimo y que, por tanto, el rigor en lo que se hace es máximo».
Actualmente es director adjunto de investigación del Instituto Valenciano de Investigación Económica (Ivie) tras haber sido investigador visitante en el departamento de Finanzas en Florida State University (EE UU), en el College of Business de la Universidad de Bangor (Reino Unido) y en el School of Business de la Universidad de Glasgow (Reino Unido). Todo ello jalonado con una veintena de libros publicados en colaboración y más de un centenar de artículos en revistas especializadas, tanto a nivel nacional como internacional.
Maudos recuerda a Plaza que su primer trabajo de investigación fue el que hizo al final de los cursos de doctorado sobre la importancia que tenían entonces los cajeros automáticos. «Fue una experiencia gratificante que aumentó mi interés por la economía bancaria y, fruto de ello, hice mi tesis doctoral. Luego mis campos de interés se ampliaron en muchas direcciones, preferentemente en el ámbito de la macroeconomía».
De esta manera se entiende su pasión sobre la banca y muy especialmente por concienciar a los responsables de las entidades financieras sobre su papel para evitar la exclusión financiera de los colectivos más vulnerables, tal y como está sucediendo en los pequeños municipios. «Eso exige la actuación del sector público y bienvenido sea el plan de lucha contra la exclusión financiera del gobierno valenciano», señala. Tiene claro que el cierre de oficinas en los pueblos es inevitable «porque la rentabilidad es muy reducida ante el aumento de la banca online y eso hace que pierda importancia la oficina de toda la vida».
El profesor tiene claro que «España no está en recesión» y advierte sobre los problemas asociados al envejecimiento o el impacto de la digitalización sobre el empleo
Maudos es uno de los economistas españoles que más tiempo lleva incidiendo en ello, como lo demuestran los interesantes informes que publica periodicamente. Y es que, este valenciano vivió muy de cerca el desmoronamiento del sistema bancario en la Comunitat con la caída de Bancaja, CAM, Banco de Valencia y Ruralcaja. «Antes de que sucediera tenía muy claro que se habían cometido muchos excesos al abrigo de una burbuja crediticia/inmobiliaria que iba a exigir un enorme sacrificio de ajuste. En todas esas entidades había demasiado ladrillo en los balances, por lo que no es de sorprender que hayamos perdido casi todo el sector bancario valenciano», añade.
Como profesor, Maudos reconoce que echa en falta una mayor pasión por la carrera elegida, pues percibe en los alumnos un menor interés en la economía —«me sorprende que la mayoría, incluso en los últimos cursos de la carrera, no lean la sección económica de los periódicos»— y un nivel de exigencia menor porque «en parte llegan peor preparados».
Para terminar, Joaquín Maudos tiene claro que «España no está en recesión ni mucho menos» y advierte sobre los problemas asociados al envejecimiento o el impacto de la digitalización sobre el empleo. Asimismo, recomienda a los gobernantes «mejorar la productividad para reducir el paro y recortar más deprisa el déficit público», aunque, como bien apunta, «esto choca con los intereses electorales como hemos visto en las iniciativas para revertir o aplazar medidas que se aprobaron en el pasado para mejorar la sostenibilidad de las pensiones».
* Este artículo se publicó originalmente en el número 52 de la revista Plaza