VALÈNCIA. El fin de semana pasado tres Reyes Magos emprendieron una enorme travesía desde el lejano Oriente. En su paseo tal vez pudieron perder algunas cosas que consideraban importantes: restos de incienso, algunos ropajes… ¿y puede que tres billetes de cincuenta euros? Con esta peculiar pérdida, material y económica, arranca el relato de Carta última a los tres reyes magos de Persia (Osadía Ediciones) una historia basada en un poema del autor valenciano Héctor Arnau y dibujado por Ana Penyas. La pérdida de estos tres billetes de papel se cuenta entre versos, en tonos rosados y con un texto repleto de palabrotas en el que se habla sobre “el oro robado” que se discute entre sus majestades Melchor y Baltasar.
El relato se sitúa en una noche de Reyes del año 2020, en la que Arnau despista ciento cincuenta euros en el AVE. Esta pérdida material le hace reflexionar sobre la enorme angustia que le supone perder dinero en un momento en el que todo lo que le rodea es tan cambiante: “Este cuento me sirve como excusa para hablar de lo que verdaderamente me pasa en ese momento. Al final el dinero son solo divisas, la vida se encarece cada vez más y esos billetes significan cada vez menos. Echando la vista atrás me lamento y pienso en cuántas cosas podría haber comprado con ellos”, desvela.
Los tres profetas del poema viajan del sur al este en busca de los famosos tres billetes, que podrían haber sido perdidos en cualquier lugar: “En las cárceles a nadie se le caen inocentemente al suelo 150 euros porque incluso a mí, que le he robado hasta a sus camellos, me preguntan si he cursado algún curso de FP”, reza el poema, que se ve acompañado de una estampa en la que uno de los Reyes codicia el gran tesoro en sus manos.
Lo dibuja Penyas, quien pretende adaptar el relato a su propia interpretación mágica y personal: “Le doy una historia a lo que Héctor me cuenta, a lo que hablamos. Intento introducir detalles que nos conecten con la realidad”, explica, “vamos juntos en la búsqueda de esos billetes dentro de un tren abarrotado, y lo aterrizo en una imagen reconocible”, añade quien dibuja entre magia y realidad un cuento capitalista en forma de carta y entre polvorones.
La angustia del cuento se refleja en versos tales como: “He rebuscado. Ciento cincuenta míseros euros arrugados. En el cuarto de baño del tren. Santos Reyes de la Afasia y de la Inopia [...] Tres mostosísimos billetes doblados en ocho. De cincuenta euros cada uno. Para batallar con esta lengua hocicada en pasas huecas”. Con ello, Arnau aprovecha para hablar de los Reyes como figura simbólica e introduce en el relato cuestiones como la precariedad y el capitalismo: “Para mí, los Reyes son una figura importante y muy creíble a lo largo de mi infancia. Lo que hago es emplearlos como imagen simbólica de una generación que no ha sido tan negada económicamente”, añade.
Las ilustraciones de Penyas dan color a un relato de “tristeza, magia y enfado” que se nutre tanto de lo histórico como de lo actual. En Carta última a los tres reyes magos de Persia Penyas se permite dibujar a sus majestades dentro de un bar junto una cesta repleta de productos veganos: “Interpreto lo que Arnau me va contando, hablamos de su viaje en el AVE en el que no encuentra el dinero e hilamos eso con los propios textos de la Biblia. Ahí ya hay mucho mejunje, es nuestra manera de acercarnos a la cultura desde un momento más universal y underground”, aclara.
Este encargo, entre compañeros y colegas, le cae a Penya del cielo. Dibujar a estos tres reyes magos de “Persia” le da la libertad que ansía tras dedicarse en cuerpo y alma al proyecto del IVAM En una casa. Genealogía del trabajo del hogar y los cuidados; en el que sus ilustraciones se quedan en un plano mucho más literal: “Para mí, este libro se convierte en el parón de un proyecto maravilloso pero muy literal. Dentro del relato de Arnau, intento darle una historia propia a las imágenes aparte del poema”. Por eso dibuja interpretaciones mágicas sobre el viaje en tren, la llegada a la cama con una pareja y hasta su propia carta, “son esos pequeños detalles que nos conectan con la realidad, aunque de alguna manera no deja de haber magia. También intento que las ilustraciones muestren las paradas de ese viaje, a través de los pequeños detalles”.
Dentro del poema están representados los bares que frecuentan ambos, en los que surgen las primeras conversaciones de este proyecto que ha visto la luz tres años después de su creación: “Cuando lo hablé con Ana por primera vez me dijo que teníamos que hacerlo. Es una manera de reflexionar sobre el dinero, sobre padres e hijos, y sobre los objetivos cumplidos. Una forma de reflexionar por qué angustian tanto realmente esos ciento cincuenta euros”, aclara Arnau. Finalmente, en una estación de Atocha abarrotada, es el propio Jesús quien se pierde con un ramo de rosas ante la mirada de los transeúntes que andan con prisas. Nadie sabrá que uno de ellos es ciento cincuenta euros más pobre, a nadie le importará porque es Navidad y van todos con prisas.