Aumentan los precios, el dinero pierde valor y vivir en España es cada día más caro. Como era previsible, los hogares valencianos continúan sufriendo los efectos de la inflación, cuya tasa interanual ha alcanzado en noviembre el 6,7%, una décima menos que a nivel nacional.
Tal y como indica el último informe del Pulso de la Mediana Empresa publicado por Grant Thornton, pese al fuerte incremento de los precios, más de la mitad de los empresarios valencianos no contemplan el aumento de sus márgenes de beneficio. Es más, el 26% de ellos sacrificará su margen de beneficio con el objetivo de alcanzar una mayor cuota de mercado.
Como conclusión: ocho de cada diez medianas empresas en la región no aumentarán su margen de beneficio, sino que subirán los precios de sus productos en la misma medida que lo hacen los costes o en menor proporción.
La última oleada del Pulso revela que la mayor parte de los empresarios no se están beneficiando de estas fluctuaciones del mercado y cada vez es más urgente revertir esta situación que empobrece y lastra el crecimiento de la economía por igual. Pero, ¿existe alguna fórmula que pueda llevar a cabo el sector empresarial español para mitigar los efectos de la inflación?
Algunas de las estrategias que han seguido las empresas españolas se basan en limitar sus costes externos. Las acciones que muchos empresarios están desarrollando hasta el momento van en la línea de fijar precios, ejecutar compras en grandes cantidades o renegociar las condiciones con los proveedores, varias de las acciones más populares cuando se trata de sostener el aumento de los costes en una fase inicial de escenario inflacionista.
En esta línea, una de las acciones más rentables es la de apostar por la inversión en tecnología e I+D. Con un nivel alto de inflación, la inversión en innovación y desarrollo es especialmente atractiva, ya que permite mejorar la eficacia de los procesos y promover la automatización, la robótica o el aprendizaje automático, áreas que permiten mejorar la eficiencia de la organización y obtener ventajas competitivas.
Además, la apuesta por medidas en innovación y desarrollo mejoran la productividad, al reducir los costes de producción, y permite a las empresas desplegar el capital humano de una forma más eficaz. Por estos motivos, la tecnología es cada vez más necesaria para construir negocios más inteligentes y eficientes que puedan resistir el impacto de la inflación y encontrar nuevas vías de crecimiento hasta el momento inexploradas. En este sentido, las empresas españolas son conscientes de la importancia de invertir en investigación y desarrollo y así, estiman que lo harán cuatro de cada diez empresas. Además, a nivel global, el 60% de las compañías tiene previsto aumentar su inversión digital en los próximos 12 meses, el nivel más alto registrado hasta la fecha.
No obstante, no existe una ecuación matemática que resuelva los problemas derivados de la inflación de una forma generalizada -cada empresa, en función de la naturaleza de su actividad productiva, debe analizar cómo hacer frente a esta situación de la mejor forma que pueda favorecer a su negocio-. La clave se encuentra en agudizar el ingenio y explorar las posibilidades existentes para hacer frente a un reto sin precedentes para muchas compañías.
Una situación que requiere de la acción de las administraciones públicas con la meta de evitar la quiebra del sector empresarial español y propulsar la colaboración