VALÈNCIA. Las startups y compañías incipientes se han convertido en un activo que a pesar de suponer todavía un porcentaje pequeño en las carteras de inversión, cada vez encuentra más directivos y family offices abiertos a experimentar las posibilidades que les ofrece entrar en su capital. Sin embargo, hay diferentes fórmulas y criterios de afrontar la entrada en este tipo de empresas con las que 'lanzarse a la piscina'.
Esta fue una de las cuestiones abordadas en el marco del ‘Innovation & Fintech Forum’ de Forinvest, donde distintos business angels como François Derbaix, de Indexa Capital y Bewater Funds; Enrique Penichet de Draper B1; Máximo Buch, de Sauce Capital SGEIC y Victoria Majadas, de Big Ban Inversores Privados, explicaron cómo llegaron al mundo de la inversión en ‘startups’ y cuáles son sus modelos.
François Derbaix, fundador de Indexa y de compañías como Top Rural o Rentalia, recordaba que, cuando empezó a invertir en startups, se equivocó en todo y fue mucha prueba y error. El business angels ha realizado 41 inversiones de forma directa, además de fundar BeWater Funds, una plataforma para invertir en compañías privadas. Derbaix reconoce que son demasiadas inversiones en cartera y lo considera un error al no tener un equipo de inversión detrás a nivel particular.
"Ahora, mi estrategia es invertir en un proyecto nuevo al año", asegura. Del montante de su cartera, ha acumulado 16 exits con plusvalía, ya sea grande o pequeña, 4 con minusvalía y actualmente tiene 23 inversiones en curso. "Mi objetivo es estar entre 10 y 20 inversiones de forma directa, pero más estable", señala. Sobre qué sectores son los que más frecuenta, reconoce que su interés está en el sector fintech e insurtech, donde cree que puede aportar más a los proyectos. Además, suelen estar en fase de pre-facturación o facturación y antes de la entrada de fondos de capital riesgo.
Derbaix reconoce que desde sus empresas de inversión solo entran en el 1% de los proyectos que les llegan para analizar. "De 100 proyectos vas a descartar 99 y en este match entre emprendedores e inversores hay mucha energía desperdiciada", reconocía. De ahí que aconseje a los emprendedores que utilicen lo que Marek Fodor ha bautizado como la "secuencia de éxito": primero buscar usuarios, luego clientes y en tercer lugar financiación, siempre por ese orden.
"La mayoría de las propuestas de inversión que nos llegan son emprendedores en fase de idea que contactan a puerta fría. Y un business angel, invertir en alguien que no conoce y sin métricas, es muy poco probable", reconoce. No obstante, señalaba que sí ha participado en financiación de ideas de emprendedores por confianza personal.
En su modelo de financiación, añadía que le gustan las empresas eficientes en capital, que piensa que "no son ronderas". "Tienen que tener mucha orientación a facturar y no pensar tanto en otras métricas que no sean clientes y facturación", señalaba. A esto sumaba la necesidad de transparencia y que se equiparen los intereses de emprendedor e inversores. Mientras, con Bewater Funds buscan empresas con crecimiento y rentabilidad pero no en rondas de financiación, sino entrar comprando a algún inversor actual.
Enrique Penichet, cofundador de Draper B1, explicó que en 2011 decidieron constituir el primer fondo de capital riesgo tras la puesta en marcha de Bbooster, el primer programa de aceleración de startups en España. Un proyecto que pasó a denominarse Draper B1 tras acordar su colaboración con el reconocido inversor estadounidense Tim Draper. El fondo está enfocado a compañías con un par de años y con modelos B2B y B2B2C, donde los marketplaces y los SaaS son los más abundantes.
"Queremos que, si invertimos y funciona, demos un salto grande y esto es más fácil cuanto más escalable es el negocio", reconoce. "En digital si funciona se dispara". Dentro de este marco, invierten en compañías españolas pero con foco internacional. En Draper B1 reciben entre 1 y 3 propuestas diarias e invierten entre 7 u 8 al año. "Si la compañía está en fase cero vamos viendo la evolución y mantenemos contacto, queremos ver esa película y ver de qué ha sido capaz", apunta.
Para Penichet lo más más importante es la velocidad de ejecución; de fallar y cambiar. Además, también buscan que su cultura y la de la startup encajen, a lo que suman la transparencia. "Para nosotros, lo importante es el camino, pasárnoslo bien juntos y luego las cosas ya saldrán bien o mal", asegura.
Maximo Buch, quien fuera conseller de Economía, ahora se encuentra al mando del fondo de capital riesgo Sauce Capital. A través de éste buscan empresarios con experiencia en el sector que quieren emprender pero que no tienen suficiente financiación para realizar su proyecto. "Nosotros no compramos la empresa, sino que queremos ser socios", explica. "Deben de ser sectores que cuando se los explico a mi madre de 87 años los entiende. Si mi madre no los entiende, no invierto".
Según señalaba, el propósito es adaptarse al perfil de sus inversores: family offices con cierta edad que les gusta un perfil más conservador. De ahí que las inversiones sean de dos hasta 13 millones. "Nosotros nos encargamos de la parte financiera y los emprendedores del mercado". Unas inversiones que se encuentran enmarcadas entre España y Portugal.
Victoria Majadas, presidenta de Big Ban Inversores Privados, explicaba que a día de hoy tiene 15 participadas entre inversiones directas, vehículos de inversión y crowdfunding. "Antes no tenía una estrategia definida, el objetivo eran startups, aunque pensé en internet de las cosas ahora no tengo ninguna de ese sector", recuerda.
El denominador común de todas sus inversiones son las startups en fase seed. Ahora, su estrategia de elección para invertir son startups que trabajen en el área de las smart cities, donde acumula más experiencia, además de en salud, agua y cambio climático. "En la pasada época me he centrado más en invertir, pero ahora también quiero enfocarme a aportar", señalaba.
Para elegir dónde entrar, la business angels analiza no solo que el equipo esté cohesionado y tenga los roles bien definidos, sino también su capacidad de ejecutar el proyecto y la facilidad de pivotar. "Suele ser gente joven que adolece de experiencia profesional, pero con preparación, ganas y dejándose ayudar, esa falta de trayectoria puede suplirse", asegura. Además, destaca que en la última etapa también ha incluido en su política de inversión los valores y la ética que, en el caso de las startups, no siempre se tiene en cuenta.