VALÈNCIA. Fue en el año 2011 cuando Ismael Chappaz comenzó sus andaduras “artísticas” en la ciudad de València, en pleno barrio de Russafa. Lo hizo a través del Espai Tactel, una galería que tras diez años en activo dio paso a House of Chappaz, un macroproyecto que se dividiría en tres sedes: House of Chappaz Flat, House of Chappaz Showcase y House of Chappaz Basement, situada en Barcelona y codirigida por Oriol Armengou y Ferran Mitjans. Tras esta oleada de cambios, y el cierre de House of Chappaz Showcase en el año 2022 -un año después de su nacimiento- Chappaz se quedó gestionando su sede en València, en la calle Caballeros, y trabajando a distancia con sus socios para gestionar su sede en Barcelona. Pero fue la semana pasada cuando anunció otro cambio más que, parece ser, es el definitivo: el cierre de su sede en València para centrarse en su proyecto en Barcelona.
Arropado por sus socios, Armengou y Mitjans, Chappaz toma esta decisión de traslado “por motivos personales” y en busca de una mejor suerte en Barcelona a partir de septiembre: “Creemos que ha llegado el momento de arriesgar, de dar este paso adelante y de avanzar en nuestro viaje, aunque nos duela abandonar nuestra amada ciudad, pero es a la vez un gran estímulo”, firmaba el galerista en su carta de despedida, en la que también se cita a si mismo a través de un texto sobre su trayectoria publicado en Culturplaza en el año 2019, en el que suscribe que “si cierra una galería no solo cierra un espacio expositivo, cierra un sitio donde se generaba una programación de forma continua, una ventana cultural, una red de trabajo y de apoyo a los artistas, que también cumple una función con la ciudadanía”.
En este mismo texto, y reflexionando sobre el cierre de los espacios creativos, recuerda una conversación que mantuvo junto al historiador Vicent Baydal, publicada por Vicent Molins, en la que asegura que “los valencianos son capaces de apoyar algo tres años” y quien sobrevive a estos “sobrevive para siempre”. En el caso de su sede en València, Chappaz se queda a las puertas de superar los tres años de House of Chappaz Flat, lo que le lleva a embarcarse en un nuevo proyecto que afronta con pena por tener que despedirse de València, pero con mucho entusiasmo por lo que viene.
-¿Cómo se va a traspasar el proyecto a Barcelona?
-La idea es transformar todo el ideal de House of Chappaz en un solo espacio, las cosas han cambiado mucho a lo largo de 10 años y es momento de proyectarlo. También es una decisión personal, en València me he sentido muy solo y es un buen momento para unirme con mis socios en Barcelona. Son las personas que más compromiso tienen con House of Chappaz y que más han creído en mí. Ahora mismo no le veo sentido a seguir trabajando en la distancia cuando puedo estar allí con ellos al 100%.
-Tal vez para poder sentir ese acompañamiento…
-Es una decisión muy muy personal, yo vivo mal el tema de la soledad y en València he tenido que pasar de estar en el espacio de Ruzafa, con un cristal que da a la calle, a encerrarme por completo en un espacio. Esto me ha pasado factura porque me he dado cuenta que prefiero estar expuesto y que la gente pueda acercarse sin miedo y sentir que es un espacio abierto. Creo que es un propósito que puedo perseguir en Barcelona y que se acerca más a cómo soy y a mi carácter.
-¿Qué sientes al "abandonar" la ciudad?
-No sería quien soy si no hubiese crecido en València, a todos los niveles. Siento que tengo una deuda enorme con la ciudad, con la que estoy muy agradecido. Creo que ha sido muy bonito desarrollar aquí el proyecto, pero siento que en esta ciudad ya he tocado techo.
-¿Qué le ha faltado a València para que funcione House of Chappaz?
-Creo que no hay un público real para mí, no hay coleccionistas interesados en lo que yo ofrezco… Tampoco quiero decir que Barcelona esté plagada, ojo, pero considero que es importante buscar suerte. También cabe destacar que Barcelona, que supera con creces a València en tamaño, y que tiene más galerías que se asemejan a lo que yo hago.
-¿Dirías que en València no se valora el nivel de las galerías?
-Creo que el contexto valenciano del arte a mí ya no me aporta nada, siento que no acabo de cuajar del todo con la ciudad, que el proyecto ha evolucionado de una manera y la València de otro. Siento que me puedo desarrollar mejor en otra ciudad e ir trabajando con nuevas energías. También tengo la sensación de que en València no se dan cuenta de lo importante que es que haya buenas galerías de arte contemporáneo.
Considero que una ciudad de calidad absoluta tiene muy buenas galerías y creo que somos completamente necesarias para contribuir al nivel cultural y social de una ciudad, el error absoluto es pensar que solo somos tiendas. Siento que la ciudad tiene muy buen nivel con galerías como Jorge López, Set Espai d’Art, Rosa Santos o la de Olga Adelantado, pero si la gente no puede verlo es una pena.
-Te despides con la muestra Las articulaciones del deseo, una colectiva desde la que repasas, a través de la mirada de 23 artistas, el concepto del deseo y el diálogo entre “agentes, generaciones y sensibilidades”.
-Está hecho para que el cierre sea algo más bien “cíclico”. Cuando cerramos el otro espacio -situado en la calle Denia, en Russafa- hicimos una exposición que se llamaba Métrico Imperial, en la que, también coincidiendo con el mes del orgullo, hablábamos de las problemáticas vinculadas al colectivo LGBTIQ+.
En Las articulaciones del deseo trabajo con los artistas desde un punto de vista muy personal sobre la forma de entender los deseos de las personas del colectivo. Es una exposición que pone a artistas de nuestra galería en diálogo con otros artistas para definir mi idea propia del deseo.
-Echando la vista atrás… ¿Cómo ha evolucionado la programación de House of Chappaz estos diez años?
-Cuando empezamos éramos muy críos, seguíamos el statement de hacer lo que nos interesara y estábamos más vinculados con la ilustración y el diseño gráfico… todo mientras nos centramos también en cierto contenido LGBTIQ+.
Cuando comencé a plantearme la decisión de cierre sabía que quería hacer una última exposición que realmente me representase y que combinase artistas de la galería con algunos que formasen parte de la historia del arte Queer, tanto a nivel nacional como internacional. Ya fuese con contenido más explícito o más oculto dentro de su obra para hablar del intimismo. Esta exposición -comisariada por Eduardo García Nieto- sirve como despedida porque la gente que venga a verla puede ver todos los catálogos míos y a grandes referentes como Tom of Finland, James Bidgood y Steven Arnold, sin los que no se podría entender el arte queer.
-¿Y el perfil del comprador de arte?
-Creo que los ricos en València no saben defender realmente lo “suyo”, y que cuando hablamos de arte puede preferir ir a comprar a Madrid que en València. Creo que consideran que las galerías de València no somos buenas, pero no es verdad. Nosotras estamos siendo legitimadas por los grandes museos y considero que si el “rico” quisiera defender lo suyo y ser “inteligente” debería saber invertir un poco en su propia ciudad.
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