VALÈNCIA (EFE). El presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner, (Castellón de La Plana, 1975) explica en una entrevista a EFE que su pasión es caminar por la montaña y que de pequeño siempre soñó con ser ingeniero, lo que finalmente consiguió, y confiesa que nuca pensó en dedicarse a la política.
–¿Qué hace Javier Moliner un domingo por la mañana?
–Si en el año hay 52 domingos, 52 actos diferentes porque manda la agenda. Y, luego, si hay tiempo en función de las circunstancias, si puedo, escaparme a la montaña.
–¿Y un sábado por la noche?
–Si puedo, cenar con los amigos y relajarme un poco, aunque no suele ser habitual. Mis amigos viven con demasiadas ausencias, pero al final todo el mundo lo entiende, y hoy en día fuera del ámbito político todos andamos con muchos compromisos personales y sociales o familiares, y no siempre es fácil poder mantener la piña de todos los amigos.
–¿Cuál es el plan perfecto con ellos?
–Desde la naturalidad y la normalidad, poder tomarte una caña y un bocata con ellos y charlar de cosas no demasiado profesionales, aunque siempre se cae en la tentación y todo el mundo acaba hablándote de lo que pasa en las noticias, pero algo bastante sencillo.
–Caminar es una de sus pasiones, ¿qué puntos son sus preferidos de la provincia para ponerlo en práctica?
–No sé si es impopular que me decante por alguno, pero me reconozco un enamorado del Maestrazgo. La provincia de Castellón de norte a sur, con la Sierra de Espadán, Mijares o el Peñagolosa son sitios también fantásticos para perderte unos días y encontrar el binomio de buen tiempo y paisajes agradables con buena gastronomía.
–¿Qué hace para desconectar de la rutina del día a día?
–Lo que más de desconecta es la montaña, sin duda, pero si diariamente uno no puede ir a la montaña se recurre a la música -me encanta Bruce Springsteen-, a tiempos de relax, y, si puedo, con un par de horas me escapo al Desierto de las Palmas, que es una bendición para los que, como yo, estando en la ciudad, te gusta ir a la montaña y está muy cerca.
–¿Qué está leyendo?
–El último libro de Javier Sierra, "El fuego infinito", y tengo a medias un par de libros de la colección Letras del Mediterráneo, arrastrados por la maleta, a ver si consigo esta verano rematarlos. Prefiero la literatura no demasiado densa, que me relaje. Suelo tener tiempos no demasiados largos para leer, por tanto libros para el verano que resulten entretenidos, y desde luego en estos momentos la literatura española tiene extraordinarios autores para ese estilo.
–¿Qué quería ser de pequeño?
–Ingeniero, que es lo que fui, pero esto desde luego no. La parte política no la tenía, porque no tenía ninguna tradición en mi casa ni ningún vínculo demasiado próximo que conociese el mundo político. Desde pequeño, me dedicaba a montar y desmontar “piececitas” de camiones de plástico, y tenía dos opciones: o acabar siendo mecánico o acabar haciendo una titulación vinculada al tema, y me sigue apasionando mi profesión.
–¿Se veía como presidente de la Diputación hace 15 años
–No me veía ni hace 7 años. No era algo que estuviera en mis planes. Yo desde el ámbito profesional salté a la política un poco como enlace de lo profesional y, desde esa vinculación con el campo técnico en el Ayuntamiento de Castellón, al final las cosas fueron sucediendo más rápido de lo que yo creía y sin haberlas buscado demasiado. Tenía claro que lo que quería hacer en política era saber irme bien, era una decisión que tenía tomada desde que entré.
–¿Si pudiera coger un avión ahora mismo a cualquier parte del mundo dónde iría?
–Al Festival Internacional de Benicàssim no (responde entre risas). Pues no sé, porque las vacaciones las voy a pasar en la provincia, porque, por la responsabilidades, durante el año tengo que viajar bastante, así que cuando llegan las vacaciones me apetece más quedarme aquí y disfrutar de cosas extraordinarias que tenemos tan cerca a las que muchas veces no les damos valor.
–¿Qué parte del presidente sorprendería a los castellonenses?
–Mi afición a la cocina. Me encanta cocinar y tengo muy poco tiempo para hacerlo, así que me he propuesto en vacaciones intentar que, de las 100 recetas que he pensado que voy a hacer, intentar hacer 4 o 5 y poderlas compartir con amigos.
–¿Cuál es su receta estrella?
–Me encanta la cocina marinera, porque tuve la ocasión, durante unos años, de compartir con gente del Grao y de Peñíscola muchas vivencias de lo que era la cocina de los barcos. Y dicen que no se me da mal del todo.
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