VALÈNCIA. Obsesiones, ansiedad, manías, lloros y vuelta a empezar. Ligado a esto van miles de preguntas absurdas: ¿Si noto una presión en la mano es que me voy a morir?, ¿están riéndose todos de mi?, ¿habré apagado bien el gas?... Y tras las preguntas cientos de comprobaciones, lo que se viene a definir como un fastidio, o mejor dicho... un calvario. El director valenciano Javier Polo ficha a las manías como protagonistas de Pequeños Calvarios, su nueva película en la que habla de desprenderse de las taritas que nos definen.
Con un toque de humor ácido cuenta cinco historias -de unos veinte minutos de duración cada una- en las que analiza las obsesiones que dominan al ser humano. El hilo conductor de estas confesiones es un programa de radio, en el que los oyentes llaman para contar sus problemas en abierto, y así construir una sintonía común. La película, que se encuentra ahora en su segunda semana de grabación, cuenta con un elenco conformado por Arturo Valls, Vito Sanz, Raúl Navarro y Marta Belenguer entre otros. También cuenta con la participación de Berta Vázquez, Mamen García y Pablo Molinero dentro del proyecto.
La historia nace en casa de los hermanos Polo, su padre era psiquiatra y siempre les contaba algunas historias sobre manías y obsesiones -sin quebrantar el código profesional- de algunos de sus pacientes. Además de eso Guillermo se obsesionó con los ruidos que hacía un vecino, y comenzó a vivir más su vida que la suya propia, lo que da lugar a uno de los calvarios que se relatan en el film. Javier explica que además tratan el tema con humor y a la vez con respeto: “Gracias a mi padre siempre hemos tenido especial sensibilidad para detectar comportamientos humanos absurdos e incoherentes, en base a eso queríamos hacer unos relatos que resumieran eso. Una comedia ácida y un poco absurda con puntos surrealistas”.
La historia, que para Guillermo solo tiene sentido en pequeños relatos, busca ensamblar un relato completo de las situaciones que vive cada persona. Su hermano, Javier, explica que con Pequeños Calvarios tienen la oportunidad de tratarlas de una forma “irónica, divertida y un poco absurda” que a la vez busca huir del cliché: “Lo interesante es que compartan un universo de contenido, visual y estético. Esa forma se le da a través de un programa de radio en el que los oyentes cuentan sus experiencias, y estas se abrazan en común en el programa. Queríamos crear no tanto una película capitular sino que en sí misma tuviera esa esencia y esa continuidad”.