VALÈNCIA. “Es una excelente primera ópera que conocer”, opina Corinne Winters, protagonista de Jenůfa, la ópera que ocupará la Sala Principal a partir de este jueves en Les Arts. Pero no fue la única que ayer en la rueda de prensa vendió excelentemente la obra. El entusiasmo de los presentes por un título que forma parte del empeño del director artístico, Jesús Iglesias Noriega, por incluir repertorios hasta ahora inéditos en València suele ser habitual en estos casos. Tras la popularísima La Bohème, ahora le toca el turnos a ‘los raros’.
Lo hará con la primera ópera de Leoš Janáček vista en Les Arts, “un impactante thriller operístico”, que para atraer al público a la dimensión desconocida, tiene como principales atracciones la dirección musical de Gustavo Gimeno y puesta en escena de Katie Mitchell, pero también la propia Corinne Winters o el debut en el personaje de la mezzosoprano Petra Lang. Nombres propios y en mayúscula de la lírica internacional.
Gustavo Gimeno regresa al foso de Les Arts, donde hizo su debut operístico en 2015 con la Orquestra de la Comunitat Valenciana. El maestro valenciano, consagrado ya como uno de los directores españoles más internacionales, se adentra en una partitura que describía en la rueda de prensa con entusiasmo por su fuerza expresiva, la riqueza tímbrica, la conversación entre diferentes instrumentos, o la inclusión del folklore moravo. Según indica: “El mundo sonoro de Janáček es muy particular. Se trata de un romanticismo tardío, pero que poco tiene que ver con Wagner o Strauss… Es una historia sumamente moderna, por la temática, como también lo es la música que crea Janáček”. Además Gimeno ha alabado el trabajo de la OCV, que estrena este repertorio tan particular: “Es una orquesta de referencia pero muy pocos habrán tocado antes una ópera de Janáček. Lo único que hacía falta era ponerse a trabajar y el resultado es sobresaliente”.
La ópera está basada en Su hijastra, una desgarradora pieza teatral del s. XIX escrita por la dramaturga checa Gabriela Preissovà, en la que convergen traición, asesinato, amor y perdón en un retrato tan realista y brutal sobre la mujer rural que causó una auténtica conmoción en su estreno en 1890. En esta caso, Katie Mitchell traslada la acción y la escena a una factoría de trabajadoras, de una manera “muy realista”, tal y como comentó Robin Tebbutt, director de escena de la reposición.
Mitchell se ha hecho cargo, a lo largo de su carrera, de dos producciones diferentes de Jenůfa, siendo esta —estrenada en 2018 en la Dutch National Opera— la más pegada a la realidad. Tebutt destaca dos cuestiones clave: la primera, la actualización a la actualidad de la acción, que la hace verosímil y que mantiene la contemporaneidad de la obra estrenada a principios del siglo XX; la segunda, Mitchell adapta la edad los personajes de los personajes de la obra a la del elenco real para darle verosimilitud.
Porque de eso se trata, la clave de Jenůfa es, precisamente, encontrar la verdad en el dificilísimo equilibrio entre el dramatismo y la contención. “Desde el segundo minuto, el público va a sentir que, tal vez no sepa lo que vaya a pasar, pero algo pasará que le atrape”, resumía Gimeno. Winters, que es una de las referencias mundiales del personaje de Jenůfa, resume la ópera como una suma entre “una música gloriosa, el drama, y la verdad”.
Una de las grandes curiosidades de la obra es que, precisamente, Janáček estudió la cadencia y la sonoridad a la hora de hablar de la gente de la región para adaptarla a la propia partitura, creando un efecto único.
El laboratorio anual para el público de Les Arts se despliega desde esta semana. Si Wozzeck levantó pasiones, Jenůfa espera hacer lo propio. Aunque el público no siempre acompañe en estas óperas más desconocidas, Iglesias Noriega tiene una máxima: “el reto es traer a la gente hasta aquí; una vez lo ven, se quedan y disfrutan de una ópera de gran calidad”.
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