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NOSTÀLGIA DE FUTUR / OPINIÓN

Joan Romero, universidad y política

14/01/2021 - 

Juan, Joan, catedrático de geografía de la Universitat de València, se acaba de jubilar. No es frecuente que un profesor llene titulares por su faceta académica ni que despierte de manera unánime los buenos recuerdos de gran parte del alumnado que creció personal e intelectualmente en sus clases. 

Escribo estas letras desde la cercanía y la emoción. También las escribo desde la consciencia de haber sido afortunado al compartir discusiones y proyectos, y de haber aprendido y seguir aprendiendo, con maestros cómo Joan, y como Pep (Sorribes) o Pau (Rausell) a los que también me ha acabado uniendo la amistad. 

Joan, respetuoso mentor y acompañante del desarrollo académico de muchos, humanista generalista a la vez que disciplinariamente preciso, radical en la profundidad de las ideas y cálidamente moderado en las formas, político de paso pero siempre servidor público de la educación, solo se jubila de las aulas sin dejar de lado su implicación en la discusión pública y política del País Valenciano. El país del profesor nacido en Albacete.

La jubilación de un referente como él es una ocasión para reflexionar sobre lo aprendido. Creo que el trabajo de Joan Romero nos señala una serie de posibilidades, de premisas, para el presente y el futuro de los dos ámbitos en los que estuvo principalmente implicado: la universidad y la política. La universidad, hoy convertida en una colección de silos disciplinarios. Y la política, un mar revuelto de muy poca profundidad.

Debatimos sobre cuál es la función de la universidad en un mundo como el de hoy en día, y es particularmente relevante preguntarse por el rol de la Universidad de València, que alza muros a su alrededor sin saber muy bien de que se protege, en una ciudad como la nuestra. Creo que el trabajo de Joan Romero pone sobre la mesa varias posibles respuestas.

  1. Frente a la investigación autista, más implicación pública: la participación en los debates de actualidad, la divulgación de las ideas y la investigación sobre las necesidades del territorio. La universidad en general y la de València en particular no solo serán más útiles sino también más competitivas si analizan y entienden lo que pasa allá donde están ubicadas.
  2. Frente a la estrechez de miras de la enseñanza de herramientas y destrezas, la importancia de crear escuela, generando el marco de aprendizaje y debate para el desarrollo intelectual de las personas, lo que requiere, en voz de Joan, de un “acompañamiento respetuoso”. 
  3. Frente a los silos departamentales, el cruce entre disciplinas. Joan, desde el humanismo, fue construyendo puentes entre el derecho, el periodismo, la geografía o la economía. Son necesarios mucho más de esos puentes en una universidad cada vez más fragmentada y por tanto no del todo capaz de enfrentarse a desafíos complejos. 

Y la política, de debate acelerado y superficial, también debería incorporar algunas de las cosas que nos ha enseñado el profesor Romero. 

  1. Frente a la superficialidad, la radical profundidad de las ideas. Cuando las decisiones políticas se toman y se discuten de manera tramposa y atropellada parece todavía más evidente la importancia de la comprensión de los fenómenos, de las cuestiones con aristas y las escalas de grises. No es momento de soluciones totales que solo son efectivas comunicativamente, sino de esforzarse para comprender y debatir de manera constructiva.
  2. Frente a las anécdotas, la discusión sobre las estructuras. Las mismas dinámicas nos llevan a obcecarnos con cuestiones particulares —discusiones sin fin sobre adelantar una hora el toque de queda— sin cuestionar lo verdaderamente importante —la solidez del sistema público de salud. Joan nos ha enseñado a poner el foco en aquello en aquello estructural, en la big picture.
  3. Frente a la confrontación improductiva, la empática moderación de las formas. Escuchar, con respeto y sin atisbo de desprecio, hablar y explicar sin elevar el tono, con las palabras adecuadas para hacerse comprender según quién escucha, con réplicas construidas siempre sobre lo que el otro ha aportado. Ahora necesitamos conversaciones de verdad cuando lo más frecuente es la sucesión de monólogos.

Gracias por tanto, Joan.

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