Amante de la novela histórica, el deporte y la cocina (sobre todo la paella), sigue siendo tan idealista como cuando empezó a trabajar en el sector financiero... pero no tan joven, bromea
VALÈNCIA. A José Gregori Garrigues (València, 1979) le picó el gusanillo por los mercados financieros desde bien niño, viendo a su padre empleado de banca ‘peleándose’ con las cuentas, balances y estrategias de las empresas. «Siempre me gustó comentar con él las estrategias de las empresas y aunque era muy joven él valoraba mi punto de vista», apunta este licenciado en Económicas que comenzó su trayectoria profesional en el mercado de capitales de la CECA, siguió en Banco Atlántico, Ibersecurities (Banco Sabadell), Arcalia (Bancaja) y desde 2013 en Egeria Activos.
Hablar de Egeria Activos es «hacerlo de un proyecto sin parangón, valenciano e independiente donde prima la atención al cliente. Sobre esa base se ha construido un equipo de profesionales, cuyo objetivo ha sido, y es, dar el mejor servicio posible a los clientes». Esta gestora está actualmente en proceso de integración en su homóloga Welzia, lo que va a representar un mayor tamaño.
«Es algo esencial tras los últimos cambios regulatorios; con ello reducimos la carga administrativa y podremos ampliar el servicio que damos, llegando a donde no podíamos antes. Además, nos integramos en un grupo con nuestros mismos principios y valores, con un equipo de profesionales fantásticos para afrontar los retos que nos deparará el futuro lo más preparados posible y con la máxima ilusión. Con Welzia vamos a ser mejores».
Amante de la lectura —y más concretamente de la novela histórica—, apasionado del deporte —practica natación, ciclismo, esquí y baloncesto— y de la cocina («siendo valenciano hacer una paella es la mejor forma de reunir y disfrutar con la familia y los amigos»), reconoce que siempre pensó que trabajar en el sector financiero era muy difícil, por lo que se lo tomó como un reto. Un objetivo que incluía «ayudar a la gente, especialmente a la más modesta, a gestionar sus ahorros para obtener una mejor rentabilidad y con ello ayudarles un poco en su día a día. Era todo un idealista; ahora lo sigo siendo pero ya no soy tan joven», sonríe.
Gregori reconoce que este sector está en constante evolución pues «los cambios forman parte de nuestro día a día y es una de las razones por las que es tan interesante. Tenemos que estar constantemente formándonos, adaptándonos a una realidad cambiante y nunca se deja de aprender. Cuando empecé lo importante era generar dividendos y beneficios; nadie hablaba (o casi nadie) de sostenibilidad, ni de gobierno corporativo, ni de ecología... nada de eso era tan importante».
Precisamente este financiero con varios másteres (banca, finanzas, derivados y finanzas cuantitativas), y con títulos acreditados por IEAF y EFPA, recomienda a quienes quieran labrarse un futuro profesional en el sector contar con «una formación académica extra, además de la carrera universitaria, máster, idiomas… teniendo siempre un espíritu crítico y analítico, además de ser flexible. Este trabajo te tiene que gustar porque en algunos momentos es muy desagradecido, sobre todo cuando haces bien las cosas y los resultados no acompañan. Este trabajo no tiene nada que ver con la película El lobo de Wall Street».
Preguntado sobre los sistemas automatizados, recuerda que «han sido creados por el ser humano y lo que consiguen es actuar cuando te surgen dudas y en ese sentido pueden ayudar a la gestión. Tienen ventajas y desventajas pero las personas siempre están detrás»; mientras que tiene claro que hay un hueco tanto para la gestión activa y pasiva, advierte sonriendo que a veces es difícil distinguirlas: «La gestión pasiva puede ser apropiada para inversores que son más nerviosos y toman decisiones de cambios constantemente; mientras que la activa es la que da sentido a nuestro trabajo, dado que se trata de realizar los cambios oportunos, gestionar el riesgo y analizar las compañías y las situaciones macroeconómicas con detenimiento para así poder tomar las mejores decisiones».
A Gregori no le quitan el sueño las fuertes caídas en los mercados «porque forman parte de nuestro trabajo y todos los años hay al menos dos o tres correcciones de cierta importancia. Lo que hay que hacer es aprovechar las ineficiencias que estas correcciones llevan consigo. Otra cuestión bien diferente fue la corrección entre los años 2007-2009, que sí que me preocupó porque puso en entredicho todo el sistema y las consecuencias de una rotura del sistema son impredecibles».
Para terminar, y de cara a 2020, señala que «las cotizaciones son exigentes y la bolsa debería evolucionar en paralelo a los beneficios empresariales. Nuestro escenario central es un año lateral con subidas moderadas, pero sabemos que esto puede cambiar en cualquier momento porque el principal riesgo, como de costumbre, es el que no podemos prever», sonríe.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 63 (enero 2020) de la revista Plaza
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