VALÈNCIA.- He elegido la única mesa de toda la terraza en la que el sol todavía a esta hora se cuela y roza mi cara lo suficiente para obligarme a llevar gafas de sol. Debe ser el radar que tenemos los valencianos para buscar siempre estratégicamente la luz, incluso en una fría tarde de febrero como ésta y en Madrid. Espero al diseñador de moda Juan Vidal (Elda, 1980), uno de los mejores creadores españoles y con mayor repercusión internacional y, entre otros muchos premios, Premio Nacional de Moda Nuevo Valor 2015 otorgado por el Ministerio de Industria Energía y Turismo. Espero, en realidad, a mi amigo Juan al que conocí hace ya casi seis años, también en una terraza aunque la luz era otra, era la nuestra y hablamos durante horas sobre moda, arte, personajes, cine, lugares... Mientras nos hacíamos amigos, yo iba encajando las piezas de su inspiración y Juan Vidal me demostraba lo que yo ya había podido intuir viendo sus desfiles: que posee un talento desbordante y que su ropa va un paso más allá de la moda.
- Durante los años que nos conocemos has evolucionado mucho como diseñador y conseguido grandes logros profesionales. ¿En qué crees que has cambiado como diseñador de moda en estos años?, ¿Sigues viviéndola de la misma manera?
Es una respuesta muy obvia, pero creo que he madurado, aunque no lo suficiente porque sigo viendo la moda con los mismos ojos, con ojos de deseo, de sueños difíciles de alcanzar en los que sigo creyendo positivamente.
- De no haber sido diseñador, ¿a qué te hubieras dedicado?
- Dudo entre la fotografía y el cine.
- ¿Cuál es la primera imagen relacionada con la moda que te impactó y continúa en tu memoria?
- Tengo dos imágenes claras que podríamos decir que marcaron mi memoria. En la primera, reúno todas las veces que he observado a mi madre vestirse para ocasiones especiales, cenas, eventos… La segunda es la oportunidad que tuve siendo muy pequeño de presenciar un desfile de moda. Me estrené con Versace cuando Gianni aún vivía. Recuerdo hasta la música, los asientos con cojines de seda estampada, los focos azules… Me dejó impresionado.
- En tus prendas se aprecia la precisión del trabajo minucioso de un buen sastre combinada con un punto de atrevimiento y fantasía, ¿de dónde te surge la chispa para unir dos conceptos tan distintos?
- Comencé intentando emular a los mejores pero me faltaba chispa, lo comprendí gracias a la buena crítica de mi profesor durante mis estudios de moda en Barcelona y, desde entonces, sigo practicando. Creo en la magia que sucede cuando mezclas opuestos, cuando juegas con conceptos contrarios; creo en dar un paso más. Antes era demasiado sutil y la elegancia estaba por encima de todo, ahora no comprendo esta elegancia sin un toque de extravagancia que marque la diferencia.
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- En la inspiración de tus colecciones siempre hay referencias al arte, ¿cómo influye tu formación en Bellas Artes en tu trabajo?
- El arte es algo implícito en mi trabajo porque necesito un apoyo que consolide aquello que estoy realizando. Intelectualizar la moda es algo que me interesa, no importa tanto si es algo sutil como muy marcado, lo que me importa es que el arte esté presente y funcione como un pilar fundamental de la colección.
(Lea el artículo completo en el número de marzo de la revista Plaza)