En lo más recóndito del Carmen están las especias y las historias de Ayelet y Ronen. Cocina del Medio Oriente con la que viajar
El cocinero Yotam Ottolenghi –te quiero, Yotam, sigue haciendo que me arruine con tus deliciosos libros impecablemente maquetados– se planteaba si existe una comida de Jerusalem como tal. A su parecer, es un rizo de multiculturalidad –«historias privadas muy personales inmersas en grandes tradiciones culinarias que a menudo se superponen»–, preparaciones de pedigrí indeterminado. Podemos trasladar el cuestionamiento a la culinaria que nos ocupa: los sabores del Middle Eastern de Kukla, en El Carmen. La carta del restaurante es un reflejo de las vicisitudes de un país formado por una miríada de culturas e influencias. La conjunción de la diáspora, la potencia levantina, los fogones de los mediterráneos y las ideas de los pueblos cercanos. Todo junto, revuelto, en un abrazo fraternal.
Ayelet y Ronen, desde Tel Aviv hasta el Carmen para traernos una cocina sencillísima y muy efectiva. Ingredientes humildes que se pueden contar con un par de manos: garbanzos, berenjena, tomate, pimiento, cilantro, coliflor, aceite de oliva, huevos y un buen puñado de especias. Con esta lista de la compra y mucho aprecio por la relevancia cultural de la gastronomía, preparan varios tipos de hummus –ve a por la más sencilla, aprende a qué sabe un hummus for real–, shakshuka (el pisto del Oriente Medio), falafel, pitas de fantasía y ensaladas históricas.
Punto extra observado por Raisa Gallegos: «Si no te dicen que el restaurante es vegetariano, ni te das cuenta».