Ya era hora de tener un vegetariano así, sí señor. Con su propia personalidad, y no que su bandera sea el verde. Su bandera es su sabor, el de Tel Aviv.
Ay otoño, cómo me gustas, aunque te hagas de rogar. Cómo me gusta (cuando te dejas ver) meterme a comer en un sitio acogedor, con luces tenues, mesas de madera, rincones encantadores y comida caliente. Es entrar en Kukla y me parece que el otoño allí será bonito.
Se trata de un nuevo restaurante Vegetariano recién caído en el barrio del Carmen. Los guías de este viaje son Ayelet y Ronen. Naturales de Israel, quienes vinieron desde Tel Aviv a España con un único objetivo, montar un hostel. Lo que no sabían es que sus planes cambiarían nada más pisar la Terreta.
Les pasó eso que dicen, que la vida pasa mientras tú haces otros planes. El camino se fue definiendo según probaban y descubrían nuestra gastronomía. Pocos meses les hicieron falta para verlo claro. Se despidieron de su idea inicial, aquí lo que hacía falta era que alguien viniera a cocinar comida “made in Israel”, pero de la buena. Se hartaron a probar hummus y falafel a la española y se llevaron las manos a la cabeza. No podían permitir que no disfrutásemos tanto como ellos de sus platos más tradicionales. Así que a eso han venido, a darnos de comer bien, casero y sabroso. A hacernos viajar un poquito a su ciudad natal, con sus costumbres, su hospitalidad y sus especias.
Su carta es un buen tour gastronómico por el país. No es extensa, tampoco hace falta porque no conoces ni la mitad de platos. En ella descubrimos el brulée de pimiento, una coliflor con tahini verde que está in-cre-i-ble, su receta de falafel reversionado (que debo decir que es el mejor que he probado hasta ahora), los pita sandwiches, como el de falafel y el de sabih, hecho a base de berenjena, tahini y su salsa mágica casera; hummus de mil maneras (tradicional, con ajo, mashawasha o melanzana), salsas de todos los tipos y el Shakshuka, que es una especie de pisto picante servido en sartén con pan Jala.
El plato estrella, el pita falafel, la berenjena frita y el shakshuga. Yo te recomiendo que no te vayas sin probar la coliflor con tahini.
Su carta es un buen tour gastronómico por el país. No es extensa, tampoco hace falta porque no conoces ni la mitad de platos
Nos cuentan, además, que allí no se lleva eso de hacer las recetas tradicionales tal como nosotros las preparamos. Que allí todo está reinventado, que los falafeles son de mil tipos y colores, como los hummus, como cualquier plato que nosotros hayamos adoptado. Te inundan el paladar de especias, de picante (aunque poco, ya que parece que somos un poco quejicas con esto) y de novedad. Pero ya están mirando al futuro. Aunque los platos actuales están pensados para un paladar occidental poco acostumbrado, su idea es educarnos la papilas gustativas y darles un giro, para enseñarnos las mil maravillas que se pueden hacer con un plato tan simple como el paté de garbanzos.
¿Los ingredientes? Todos frescos, del mercado y todos los platos son caseros preparados en el día. Pero lo mejor, lo mejor de todo, es que es vegetariano y cada uno de los platos que comí fue vegano. Es una maravilla. Llevaba tiempo esperando que alguien se centrase en el tipo de comida que preparaba y que dejase eso de “hacer comida vegetariana”, como si fuese un tipo de gastronomía en particular. Y es que no, comida vegetariana puede ser la española, la peruana, la israelí, la india o la china. Así que sí, por fin alguien cambia el foco y nos da variedad. Y han tenido que venir desde Israel para enseñárnoslo, porque nosotros estamos demasiado concentrados en preparar bowls bonitos y hamburguesas veganas. Si no te dicen que el restaurante es vegetariano, ni te das cuenta.
¿Y cómo es por dentro? Cálido como sus dueños y sencillo a más no poder. Además es que no es caro, otro puntazo a favor. Me da que me van a ver la cara mucho por allí, porque lo tiene todo para hacer de una noche informal una noche encantadora. Y ellos dos, dispuestos a explicarte todo y a adaptar cada plato a tus necesidades. Si lo quieres menos picante, no problem. Si lo quieres vegano, tampoco. Qué gusto da esta flexibilidad.
Así que si no tienes plan para el finde o quieres probar algo nuevo, quédate con el nombre, Kukla.