Annie Ernaux, Marilyn Monroe o Rosalía, entre las estrellas de un festival que quiere ir más allá de la exhibición
VALÈNCIA. València vuelve a convertirse en capital del mediometraje con una nueva edición del festival internacional La Cabina. Y ya van quince. El certamen se celebrará del 8 al 18 de noviembre, un evento capitaneado por Sara Mansanet que llega este curso con conexiones con Cannes, una renovada ambición en el ámbito de la formación y guiños a estrellas como Marilyn Monroe o Rosalía. Además, mantiene un fuerte compromiso social con cintas que retratan asuntos como la soledad, la realidad trans o la España vaciada, un espacio de reflexión y de conexión con la actualidad que quiere reivindicarse como una de las citas clave del mapa cultural valenciano. Organizado por la Universitat de València, a través del Aula de Cinema, fue este jueves cuando se presentó la nueva edición de la mano de la vicerrectora de Cultura i Esport de la Universitat de València, Ester Alba; el director general del Institut Valencià de Cultura, Abel Guarinos; y la propia Mansanet, también acompañados por la artista Reyes Pe, encargada de diseñar el trofeo de esta edición, una suerte de zapato que habla de lo efímero, pues se trata de una vela.
El festival proyectará un total de 23 mediometrajes a competición de doce nacionalidades diferentes, entre Sección Oficial (películas de ficción que se exhibirán en La Filmoteca) y Amalgama, una edición que además rendirá homenaje a uno de los “artífices del crecimiento y consolidación” del festival, el antiguo vicerrector Antonio Ariño, que recibirá el Premi Honorífic. Con todo, el festival se encuentra en un punto de inflexión tras las restricciones pandémicas y la ambición de evolucionar -aunque de manera sostenible- el proyecto. Estos son los retos y conquistas que plantea La Cabina 2022.
La Cabina más allá de la exhibición
Uno de los grandes retos -para el que está edición es clave- es la concepción de La Cabina como un espacio que va más allá de la exhibición. Con esto en mente, el festival ha impulsado por primera vez un laboratorio para el desarrollo de proyectos audiovisuales en colaboración con el Torino Short Film Market. De esta forma, el festival valenciano ha apoyado ocho proyectos de entre los que se seleccionará uno que, a final de mes, viajará a la ciudad italiana para participar de un proyecto formativo, una iniciativa que quiere abrir las alas del festival más allá de las salas de proyección y de los propios días en los que se celebra el evento.
Pero el laboratorio no es el único proyecto vinculado a la divulgación en el que se está trabajando desde La Cabina, la Universitat de València y el Institut Valencià de Cultura. Tal y como desvelaron durante la presentación, es de la mano del Aula de Cine que se está encaminando un nuevo espacio de formación en el ámbito cinematográfico que quiere ser un complemento al Grado de Comunicación Audiovisual, un proyecto que espera “poder arrancar con una primera propuesta en 2023”, declaró la vicerrectora, Ester Alba. “Existe desde la sociedad valenciana un reclamo de esa formación que va más allá de los títulos de grado o master, una formación en la que pueden converger académicos o profesionales”. A estos proyectos se suma AulaCabina, actividad didáctica que ofrece sesiones matinales para estudiantes de secundaria y bachillerato.
Cultura sostenible
Este es un reto que tiene que ver con La Cabina, sí, pero que se extiende a la práctica totalidad de espacios culturales, tanto públicos como privados. Faltan recursos económicos y falta personal. Falta, en resumidas cuentas, estabilidad. Esta fue una de las cuestiones que puso Mansanet sobre la mesa, quien subrayó que todo el equipo del festival es personal externo, una situación que obliga a ‘levantar la casa’ en cada edición. “Necesitamos más dinero para no tener la sensación de ir corriendo”, apuntó la directora, quien incidió en la “precariedad” general del sector de la gestión cultural en València. “Hay que hacer un planteamiento desde las instituciones públicas: cuántas actividades hacemos, cómo las hacemos, cuánta gente necesitamos, cómo tensionamos a los equipos… Si queremos este modelo de cultura hay que contratar a la gente. En el Aula de Cine no podemos contratar por la estructura administrativa, con lo que siempre son proveedores, y para poder pagarles bien necesito más dinero”. En este sentido, preguntada por la consolidación del festival -una palabra usada tanto por Alba como por Guarinos en sus discursos-, Mansanet apuntó a un crecimiento sostenido por la propia estructura del festival: "La consolidación podría ser mayor pero me habría obligado a forzar al equipo a trabajar más por menos dinero y eso no lo voy a hacer”.
Un mejor encaje del mediometraje
Pero no solo de sostenibilidad del festival se habló, también del propio sector y, en concreto, de un formato como el del mediometraje que sigue teniendo dificultades a la hora de encajar en espacios más allá de los festivales, una complejidad a la hora de distribuir las cintas que apunta a la necesidad de mirarlas de manera especial desde las instituciones públicas. En este sentido, Mansanet apuntó dos vías de acción: por un lado, tras la reestructuración obligada por la pandemia, la vuelta a las sesiones únicas de un mediometraje, con el objetivo de hacerlo entender como una obra completa, sea cual sea su duración; y, por otro, la necesidad de que el IVC “favorezca” en sus ayudas a este formato que muchas veces “no es viable” por la falta de distribución.
Compromiso social
El festival La Cabina siempre ha presumido de estar cerca de la conversación social y, esta edición de 2022, no es una excepción. La selección de esta 15ª edición no pasa de puntillas por asuntos tan relevantes como la realidad del colectivo LGTB, con títulos como Close to you, que relata el aislamiento durante el coronavirus del joven cineasta transexual Cássio Kelm; La vida es un carnaval, una cita que muestra la lucha de un grupo LGTB por organizar la primera manifestación del Orgullo en una pequeña comunidad rural mexicana; o Silent Voice, que muestra la historia de Khavaj, quien huye de Chechenia cuando su hermano descubre su homosexualidad y tiene intención de matarlo. El rostro del realizador de esta última cinta, tal y como destacó la directora del festival, no aparece en ningún material de prensa porque sigue perseguido. Otra de las cintas clave del programa es la holandesa Save It, que indaga en la salud mental con la historia de amistad de dos adolescentes, en pleno punto de inflexión de sus vidas. La Cabina 2022 también incide en espacios en los que no se suele poner el foco con títulos como Solteronas, que indaga sobre la figura de la mujer que decide no casarse, o Barataria, un viaje a una suerte de ciudad fantasma, un bloque de edificios desconectado del mundo tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.
Star system: de Annie Ernaux a Rosalía
Fue en 2020 cuando La Cabina, todavía con restricciones pandémicas, abrió sus puertas con un invitado -vídeo mediante- muy especial: Pedro Almodóvar. El genio manchego pasaba su voz humana por València, un nombre al que este año se suman otros tantos. Porque no todo va sobre estrellas, pero sin duda proyectar la rarezas de ellas abren un camino interesante a la hora de conectar con el gran público. Y este año no es menos. La inauguración del festival, que tendrá lugar el 8 de noviembre en el Teatro Talia, viene con la proyección de The Super 8 years, documental en torno a la novelista francesa Annie Ernaux, que hace apenas unas semanas se alzaba con el premio Nobel de Literatura. También Marilyn Monroe, en estos meses en boca de todos tras el estreno de la cinta Blonde, se pasará por La Cabina con Something’s got to give, que relata la historia de una mujer que, tras seis años desaparecida, es rescatada por la marina norteamericana. Otro de los nombres clave esta constelación viene con la estrella del año: Rosalía. Será en la sección dedicada a Fashion Films que se proyectará el especial que realizó para TikTok para presentar su último álbum, ‘Motomami’, un vídeo que ha hecho historia al convertirse en el primer especial de la red social -y primero grabado en vertical- en llevarse una nominación a los Latin Grammy en la categoría de ‘Mejor vídeo versión larga’. La presentación contará, además, con la diseñadora valenciana Pepa Salazar, encargada del estilismo de la cantante catalana durante su gira.
La alfombra roja tiene que ver con nombres propios y también con los festivales que avalan la selección de 2022 del festival. “La Cabina es garantía de competición internacional al máximo nivel. La selección de mediometrajes viene avalada por premios y reconocimientos internacionales”, defendió Mansanet. Así, el certamen exhibirá las españolas Cuerdas, de Estíbaliz Urresola, seleccionada en la Semana de la Crítica de Cannes, que relata la historia de una coral femenina a punto de disolverse; y Cuando se hundieron las formas puras, de Alfredo Picazo, mejor opera prima en el Festival de Montreal, una obra que filma las dudas de un joven soldado al inicio de la Guerra Civil. A ellas se suman los ‘fichajes’ internacionales The Dress (TadeuszLysiak, Polonia), cinta nominada al Óscar que relata la historia de una mujer con acondroplasia que lucha contra el rechazo social y el acoso mientras busca el amor; o la película iniciática Les vertueuses (Stéphanie Halfon, Francia), premios France Télévisions y Unifrance, que relata el cuestionamiento de una niña judía de la visión de la mujer por parte de la comunidad jasídica de París.
Foco internacional del mediometraje
Más allá de los retos que supone levantar una cita como esta, La Cabina se ha erigido durante quince años como una de las citas imperdibles del circuito cultural, una chincheta en el calendario que destaca en el mar de festivales -de mayor y menor tamaño- por haber encontrado un nicho que les diferencia no solo del resto de eventos del ámbito valenciano sino que también recibe la miradas de profesionales del resto del país y de Europa. Así mismo lo destacaron sus impulsoras durante la presentación de la edición, en la que, a pesar de la compleja distribución del formato, se reafirmó su rol para la difusión del mismo con acuerdos como el alcanzado con la plataforma de streaming Filmin, que proyecta varios de los título en un canal propio del festival, o su relación con el canal francés Arte, que cada año revisa los proyectos seleccionados por La Cabina para incluirlos en su programación.