VALÈNCIA. El festival internacional de mediometrajes La Cabina 2023 suspende su programación de 2023 por la “falta de recursos y de personal”, según han confirmado fuentes oficiales de La Nau a Culturplaza. La cita, que depende económica y orgánicamente del Aula de Cinema de la Universitat de València, se ceñirá a la convocatoria World Frame, el laboratorio de desarrollo de cortometrajes y mediometrajes que cuenta con financiación de fondos europeos.
La organización de La Cabina siempre ha sido transparente con la crónica falta de personal y precariedad que sufría el equipo que lo organizaba. Según explica Luis Pérez Ochando, responsable del Aula de Cinema, “el proceso de estabilización de empleo que se está llevando a cabo y en la vicerrectoría de Cultura y el impulso del embrión de la escuela de cine PECA ha provocado una situación en la que debíamos decidir si queríamos celebrar La Cabina aunque con menos fondos y sin poder mantener la calidad del festival, o suspenderlo”.
Otra fuente cercana a La Nau explica que las OPEs, que se están formalizando actualmente, acabando así con la situación de precariedad que se ha ido denunciando a lo largo de estos años, ha generado en la entidad un año “particular”. “La Cabina volverá el año que viene, y volverá como la hemos conocido”, concluía en conversación con este diario.
De esta manera, La Cabina no tendrá proyecciones, como tampoco ha habido este verano el ciclo Nits de Cinema, que habitualmente se celebraba en la temporada estival en el Claustro de La Nau, y cuya cancelación no fue comunicada. Es decir, que la falta de recursos y personal ha afectado una parte importante de las grandes actividades del Aula de Cinema.
Desde el vicerrectorado de Cultura aseguran que este impasse durará este año, y que el festival se está “mejorando”, por lo que no significa más que la cancelación de esta edición por la imposibilidad logística de su organización.
El Aula de Cinema, del que depende La Cabina, ha carecido siempre de la estabilidad que se entendía "necesaria" para un evento de las dimensiones que ha alcanzado la cita tras 15 ediciones. Algunas personas vinculadas con el proyecto en sus primeros años recuerda trabajar "por amor al arte". Poco a poco se ha ido profesionalizando, conforme ha habido más ingresos por patrocinios y colaboraciones, pero nunca se ha llegado a estabilizar un equipo mínimo que requiere un festival, algo similar a lo que ha pasado en los últimos años en Cinema Jove o lo que en una entrevista esta misma semana Jose Luis Moreno (concejal de Cultura del Ayuntamiento de València) sobre La Mostra de València.
La complicada gestión de las OPEs ha dado la puntilla a esta estructura raquítica, que no ha podido sobreponerse a tiempo para organizar un evento de la dimensión de La Cabina. Podría haberse celebrado, sí, pero sin visitas internacionales, con menos secciones y aún menos capital humano al frente.
Todas las fuentes se apuran a defender que La Cabina seguirá siendo una parte fundamental, aunque también ponen en valor las dos nuevas iniciativas, World Frame y PECA. El Vicerrectorado quiere seguir fomentando el aspecto de la producción y la formación. La entrada a talleres de La Cabina este año podría no ser solo un parón sino un punto y aparte, si acaso le acompaña otro escenario laboral y económico, claro.