Los tiempos cambian. En Esade, el fundador de Aznar Patrimonio daba clase y enseñaba a sus alumnos; ahora, en su EAFI, se dedica a aprender de sus clientes.
VALÈNCIA.- A Raúl Aznar González (València, 1974) siempre le gustó la empresa —«por la aventura de crear algo, desarrollar el talento de los que te ayudan y hacer fortuna»— y la bolsa —«porque es un mercado cuasi perfecto donde la información fluye de forma rápida, las decisiones se ejecutan en segundos y la información es mucha y está al alcance de un clic»—. De ahí que tenga claro que la empresa y la bolsa «exigen que seas hábil en el entendimiento del entorno y de cómo te va a afectar en tus decisiones; y a mí me encanta dedicar horas al análisis de la economía, la política o la sociedad».
Y así fue cómo este licenciado en Administración y Dirección de Empresas y MBA por Esade acabó encauzando su vida laboral a la dirección de un family office dedicado a la planificación y gestión del patrimonio de particulares y familias. Sus primeros pasos los dedicó a la docencia —fue profesor titular del departamento de Sistemas de Información de Esade Buisness School—, se enfrentó al reto que supuso para València la America’s Cup —fue el encargado de la implantación del equipo BMW Oracle Racing Team— y cofundó Big Ban Angels, la red privada de business angels más grande de España. Una iniciativa que le convirtió en 2013 en el Mejor Business Angel nacional.
Apasionado del deporte al aire libre, campeón de esquí alpino en la Comunitat Valenciana y habiendo cruzado a vela hasta en cuatro ocasiones el Mediterráneo, fue en 2005 cuando montó una empresa para la gestión profesional del patrimonio de la familia. «Los años de la crisis fueron duros pero demostraron que la apuesta que habíamos hecho resultó ser un éxito. Primero amigos y, luego, conocidos nos pidieron que aplicásemos la misma metodología a sus patrimonios. Cuando nos dimos cuenta estábamos dedicando más tiempo a otras familias que a la nuestra y fue entonces cuando pensamos que, para poder prestar un completo asesoramiento financiero, debíamos montar una Empresa de Asesoramiento Financiero Independiente (EAFI)», explica.
En junio de 2014 la CNMV concedió su pertinente autorización a Raúl Aznar González en la que fue la primera EAFI unipersonal de la ciudad de València. «Al desconocer cómo iba a funcionar el negocio decidimos que lo mejor era montar una EAFI como persona física porque tiene una mayor agilidad, al no haber una sociedad mercantil intermedia». Palabra de este lector voraz al que le encanta «el debate con una cerveza y unas almendras».
El balance de estos más de tres años es «espectacular» como reconoce a Plaza. «Llevamos un crecimiento en número de clientes muy positivo y no paramos de sacar ideas de mejora de nuestro servicio. Estamos constantemente aprendiendo, sobre todo de los clientes. Espero que nunca dejemos de evolucionar porque creo que es un valor diferencial con otras entidades». Y en esa evolución se cruzará el próximo 1 de enero de 2018 la puesta en marcha de la MiFID II donde Aznar tiene su opinión al respecto: «En lugar de promover la figura del asesor financiero, como un profesional independiente, la nueva regulación pretende dar continuidad a las actividades y actitudes de entidades que, en lugar de dar préstamos y tomar depósitos, arreglan sus cuentas vendiendo productos financieros con altos costes y baja rentabilidad. Es una oportunidad perdida para introducir, de forma profesional y masiva, el asesoramiento financiero en España», critica.
Se cura de humildad cada semana jugando al golf —«el deporte más frustrante que existe»—; y no duda en señalar que «mientras no se prohíban las retrocesiones de las gestoras de fondos a los bancos nadie va a pagar en este país por recibir asesoramiento financiero profesional e independiente». Eso sí, percibe que «un nicho de la población requiere un asesoramiento más allá de los productos financieros y está dispuesto a pagar por ello. Me refiero a la planificación patrimonial, la gestión del patrimonio o la búsqueda de oportunidades de inversión en activos alternativos a los financieros (deuda privada, capital riesgo, inmobiliario...), entre otros».
Cree que el MiFID II dará continuidad «a las entidades que, en lugar de dar préstamos y tomar depósitos, venden productos financieros con altos costes y baja rentabilidad»
También observa una mejora en la cultura financiera entre los valencianos: «todos hemos tenido que aprender porque sin formación nos toman el pelo, y muy especialmente en el sector de los business angels», que tan bien conoce, y afirma «estar viviendo un momento inmejorable donde el ecosistema emprendedor-inversor está casi plenamente desarrollado. Cualquier inversor puede hacerlo poniendo poco dinero y participando de una alta diversificación de oportunidades. València ha sido un participante activo de este desarrollo y un ejemplo a seguir para muchas otras regiones». Como recomendación a cualquier interesado en emprender aconseja tener «talento, determinación y dinero porque emprender es un ejercicio durísimo donde debes rodearte de gente altamente productiva y con un talento especial para entender las necesidades de los clientes y adaptar tu producto rápidamente».
Por último, y como profesor de Sistemas de Información en Esade, no repara en afirmar que la aplicación de los robo advisors o las fintech —dos términos tan de moda en los últimos tiempos—, «han llegado para quedarse como una alternativa más o como un complemento. Considero que son excelentes herramientas de apoyo a la toma de decisiones de los asesores financieros».
* Este artículo se publicó originalmente en el número 37 (XI/18) de la revista Plaza