VALÈNCIA. Si un espacio en la Marina de València ha tenido un pasado, presente y futuro de idas y venidas ha sido la base del Alinghi. El que siempre se ha erigido (al menos en la teoría) como el edificio que representaría el apoyo de lo público en la dársena tecnológica, con el paso de los años se ha desdibujado con usos que en la práctica no han llegado a acometerse o han terminado por ser efímeros.
Fue allá por 2017 cuando la dirección del Consorcio Valencia 2007 anunciaba que sería la encargada de gestionar la base del Alinghi y convertirlo en un espacio de referencia en la dársena. Simbólicamente, ya utilizaba esta nave para actos de referencia, como la presentación de la nueva imagen de la Marina de València. Sin embargo, para ejecutar su estrategia, era necesario reformar el espacio.
Con este fin, los gestores de la Marina de València, ya bajo el mandato de Vicent Llorens, diseñaron un proyecto de intervención en el que se presupuestó en 2,8 millones el lavado de cara a la base con el fin de erigirlo como centro de innovación público de referencia en la dársena. El edificio albergaría proyectos de innovación, creatividad y cultura con usos públicos, compartidos y empresariales.
Pero esta remodelación nunca se acometió, aunque en muchas ocasiones pareciera cerca, como cuando el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunció que Telefónica instalaría en el espacio su centro de investigación y desarrollo de tecnología en Ciberseguridad, que al final se fue con su centenar de empleados a la base de Innsomnia, donde ocupa 180 metros cuadrados.
Fue en septiembre de 2018 cuando abría las puertas de su nuevo centro cultural bajo el nombre de La Base, un espacio ubicado en La Marina que nacía “abierto a la ciudadanía y a una programación continua de actividades”. La inauguración con la exposición de Antoni Miró reunió a la primera plana política y social, que dio paso a una segunda expansión a la que, el confinamiento, dio la estocada -casi- definitiva al proyecto.
Tras las primeras semanas de encierro forzado, y con los calendarios culturales por los aires, el Ayuntamiento decidió usar La Base como un improvisado almacén fallero, llevando allí buena parte de los monumentos que habían quedado sin arder en las Fallas de 2020. A partir, alguna nueva exposición para ya, poco después, anunciar que el futuro pasaba por un espacio para la administración autonómica
La intención del alcalde de València fue adjudicársela 'a dedo' al servicio autonómico de empleo, Labora, para que ubicara allí un centro de orientación y emprendimiento. Sin embargo, lo hizo sin el visto bueno de la Conselleria de Hacienda, con el rechazo de sus socios de gobierno, el PSPV, encabezado por Sandra Gómez, y con reparos de los servicios jurídicos municipales.
Al final, un recurso del PP llevó a Compromís a recular y anular la cesión directa del inmueble al organismo de la Generalitat. Y es que un informe de la asesoría jurídica del consistorio estimó el recurso de los populares al señalar que, de acuerdo con la Ley de Patrimonio de las Administraciones Públicas, sólo se puede hacer una adjudicación directa "por las peculiaridades del bien, la limitación de la demanda, la urgencia resultante de acontecimientos imprevisibles o la singularidad de la operación". Aspectos que no estarían lo suficientemente justificados en este caso.
De hecho, la propia concejalía de Patrimonio reconocía que "debería haberse concretado más las causas" que justificaron la adjudicación 'a dedo' de este enclave a Labora, sin concurrencia ni publicidad. Por tanto, el futuro del edificio sigue en el aire y sin visos de un nuevo inquilino en el corto plazo. Ahora, con la polémica de Marina de Empresas, este espacio volvía a ponerse en el punto de mira.
Respecto a las posibilidades de ocupar la base del Alinghi, desde Marina de Empresas recordaban que ésta siempre habría sido su primera opción, dada la proximidad a su actual espacio en la Marina Norte. Sin embargo, ésta no entró en los planes de alcaldía, que tampoco escuchó la posibilidad de que HP se instalara en el espacio.