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el palau de la música absorbe su estructura

La Mostra de València, en eterno 'impasse'

11/05/2024 - 

VALÈNCIA. La Mostra de València perderá su estructura propia, tal y como la ha tenido desde su creación (de hecho, incluso en los años en los que no se celebró). El Ayuntamiento de València anunció ayer su plan para liquidar el Organismo Autónomo Municipal (OAM) del festival de cine y la integración de sus funciones y plantilla en el del Palau de la Música, de igual naturaleza. La decisión es fruto de una reflexión que el Ayuntamiento anunció el pasado mes de marzo para resolver las disfunciones organizativas que llevan señalado desde hace años diferentes auditorías. Sin embargo, el resultado de este discernimiento ha sido la de no arreglar su estructura sino extinguirla, una decisión política que ayer despertó ciertas alarmas y dudas.

En el fondo del asunto, La Mostra de València sigue, seis años después del anuncio de su recuperación, en arenas movedizas, administrativamente hablando. Tras la suspensión del festival en 2011 por el gobierno de Rita Barberá, la vuelta de La Mostra fue una de las grandes promesas del Gobierno de La Nau (la coalición Compromís-PSPV que se hizo con el Ayuntamiento de València en 2015). Finalmente, a pocos meses de que acabara la legislatura, la 33º edición se hizo realidad, con mucha premura y un presupuesto que solo era una quinta de parte del último de la primera era.

La resurrección de La Mostra a lo largo de estos años ha sido casi milagrosa, consiguiendo en pocos años el calor del público valenciano, la presencia de figuras reconocidas del cine mediterráneo como Paolo Sorrentino, Maria de Medeiros o Jean-Pierre Jeunet, y la acreditación de la FIAPF, que hasta entonces solo tenía Cinema Jove.

El cambio de gobierno en el Ayuntamiento de València en 2023 venía, para el festival, con una de cal y otra de arena. Vox, que sistemáticamente votaba que no a cualquier iniciativa del festival y que llegó a tacharlo de “chiringuito”, entraba en el equipo de gobierno. Pero, por otra parte, la Concejalía de Cultura no solo estaba en manos del Partido Popular, sino también de José Luis Moreno, con una trayectoria avalada por su paso por la Filmoteca. Fue él quien puso La Mostra entre una de sus prioridades: “Primero, hay que conseguir estabilizar el equipo de trabajo que tiene. (…) Con el tiempo, que se pueda incrementar el personal y dotarla de más presupuesto”, declaraba en una entrevista con Culturplaza.

Estabilizar el equipo de trabajo pasaba por poner orden a una disfunción: la OAM solo empleaba a una persona, la directora Rosa Roig; la dirección artística (a cargo de Eduardo Guillot) y el resto de plazas estructurales dependían del Ayuntamiento. A su vez, había plazas contempladas que no se había convocado ni cubierto. Es precisamente este punto el que señalan principalmente las auditorías que se han utilizado como escudo que permiten el debate sobre el futuro del organismo.

De izquierda a derecha: Eduardo Guillot, José Luis Moreno, Gloria Tello y Rosa Roig. Foto: KIKE TABERNER

La receta de Jose Luis Moreno para acabar con esta disfunción, en aquella entrevista, estaba clara: “Para el año que viene, el presupuesto se trasladará al OAM y también las tres plazas. Hay que cubrir las plazas vacantes, completar el equipo y estabilizarlo”, decía en septiembre. En marzo de este año, preguntado por La Mostra en una entrevista de la Cadena SER, adelantó que se abordaría una “reorganización administrativa” para resolver definitivamente esto. Según fuentes oficiales consultadas entonces, había dos opciones: encontrar la manera ágil de crear y convocar las plazas en la OAM, o absorber la OAM en la concejalía de Cultura. Poner la carne en el asador para apostar por un festival con estructura propia, o hacerlo completamente dependiente del Ayuntamiento para que tuviera la infraestructura necesaria. El anuncio de ayer fue la inesperada tercera vía.

Dudas sobre el futuro de La Mostra

Tras el anuncio de ayer, este diario trasladó varias preguntas a la concejalía de manera oficial, que no fueron contestadas, pero que se abren en este proceso de absorción. Algunas de carácter más técnicos, como si se cambiará la naturaleza contractual de los directores, Rosa Roig y Eduardo Guillot, o si el Ayuntamiento se sigue comprometiendo a que, al menos, La Mostra no pierda presupuesto en este cambio formal.

Otras son de fondo. La primera es por qué no se ha optado por dotar a la OAM propia pero se ve como solución hacer lo mismo en otra de diferente naturaleza. Las auditorias señalan el problema pero en ningún momento resuelven que la solución sea hacer lo mismo en otro organismo similar. Sobre todo porque, con esta absorción, ocurren dos cosas: ni las funciones estatutarias del Palau de la Música reflejan la de organizar un festival de cine, ni cuenta ahora mismo con personal especializado para ello.

Tampoco se sabe si la absorción ayudará a que se convoquen las plazas que necesitaba el festival o si, por el contrario, la plantilla del Palau de la Música también tendrá que asumir las tareas de La Mostra, cuando su carga de trabajo ya es mucha. Y si es así, en una estructura estable, compleja y mucho mayor como es el Palau, si acaso La Mostra no será la hermana pequeña de las prioridades del ente resultante. Cabe recordar que Vicente Llimerá, director del Palau de la Música, ya ha admitido en varias ocasiones que la complejidad de las contrataciones y la burocracia ralentizan y dificultan la materialización de proyectos importantes.

Un momento de la gala inaugural de La Mostra de València 2023. Foto: KIKE TABERNER

Otra duda de fondo. En aquella entrevista de septiembre, Jose Luis Moreno abrió un debate que ha traído cola a lo largo de este curso: la posible fusión entre Cinema Jove y La Mostra de València. “Yo defiendo una cosa que lleva 20 años encima de la mesa: tenemos dos festivales medianos y nos gustaría que València tuviera un festival grande. Ahora mismo hay muchas opciones sobre la mesa. A mí ahora me toca potenciar La Mostra, pero cabría la posibilidad de que hubiera una especie de unión de los dos festivales y ver cómo se podría fomentar”, comentó.

Entonces, estas declaraciones se leyeron como una apuesta sin fisuras por el festival, frente al ruido y la preocupación levantada por Vox. Pero meses después, el proyecto que parecía estratégico deja de tener siquiera estructura propia. 

Lo que hace unos meses había que potenciar, ahora vale más la pena disolver. La oposición recordó ayer el trauma del cierre de 2011. Parece obvio que, frente a lo sonoro del titular, el Ayuntamiento no se plantea volver a suspender La Mostra. Pero ente lo uno y lo otro, hay una gama de grises que también son importante. El festival, que estaba asentado en público y al que le faltaba un empujón para terminar su proceso de institucionalización, vuelve al eterno impasse

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