Hoy es 14 de octubre
VALÈNCIA. Cada vez más. Más voces, más variadas. Con distintos acentos y líneas temáticas. Oralidad, personalidad y fórmulas alternativas de escribir poesía. Y pensarla.
En el panorama narrativo de las letras hispánicas despuntan o se afianzan voces, en su mayoría femeninas, que con su producción conectan con públicos jóvenes. Una escritura que se aleja de las preconcepciones sobre la poesía que la tildan de cursi, inaccesible o extremadamente metafórica.
Con proyectos como #LdeLírica, iniciativa coordinada por el escritor y gestor cultural Gonzalo Escarpa, se abre una ventana para la poesía. Este proyecto es “una visión plural, múltiple y transmedia del panorama poético contemporáneo. Se ha consolidado como un espacio para nuevos formatos artísticos, para el desarrollo de la creatividad y la innovación poética y como un lugar donde la interacción con el público cobra relevancia”. Desde hace algunos años, se celebra el Premio Nacional de Poesía Viva #LdeLírica, una suerte de certámen por fases entre distintas provincias que con cada edición pone el foco en el futuro del género. Miguel Sánchez Santamaría (2019), Paloma Chen (2020) y Marta Vicente Antolín (2021) fueron los ganadores de las tres primeras ediciones del certámen.
En España tenemos casos de éxito como la madrileña Luna Miguel, poeta, periodista española, editora y escritora de narrativa, ensayo y literatura infantil. Con Poesía masculina (La Bella Varsovia) Miguel plasma los miedos e inseguridades del hombre que busca deconstruir su masculinidad. En el poema Otra conversación sobre feminismo en ese bistrot de La Bastille, Luna Miguel hace poesía exacta de la tensión de las relaciones sexoafectivas: “Le dije que iba a quedar con mi amiga de París / y no pareció molestarle ¿por qué debería? / los dos sabemos de sobra que nuestros corazones / son grandes y que en ellos a veces resuenan las / risas de los otros eso nunca nos ha importado / en la teoría pero la práctica siempre es diferente / un corazón grande no ocupa más que un puño / y ahora los suyos están cerrados /aunque estratégicamente escondidos bajo la mesa / de este restaurante de La Bastille en el que cenamos / sin hambre y bebemos sin sed pero con ansia / por saber qué pasará por nuestras cabezas”.
Otra madrileña, Alba Flores Robla, nacida en la capital, publicó en 2017 Autorregalo (Ediciones en Huida). En diciembre del mismo año fue galardonada con el 71º Premio Adonáis de Poesía por su libro Digan adiós a la muchacha. Ese mismo libro recibió el premio El Ojo Crítico de RNE de Poesía. Al igual que con los poemas de Miguel, podemos leer la incisiva cotidianeidad entre los versos: “dónde vives / cuál es tu número de teléfono / cuál es tu comida favorita / lees o prefieres los videojuegos / qué te gustaría que te regalara para tu cumpleaños / dónde sueles pasar las vacaciones playa o montaña dulce o salado / qué te da alergia / qué flores te gustan / cuántas veces has besado cuántas bocas has besado / alguna vez has llorado viendo una película / qué te da miedo”.
La valenciana Berta García Faet, Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández, es una de las autoras más influentes de la poesía actual. Los salmos fosforitos (editorial La Bella Varsovia), fue la obra con la que ganó el reconocimiento. Este libro es un diálogo y homenaje al poeta peruano César Vallejo, que según el jurado del premio “que lleva a nuevos límites la poesía combinando la inteligencia, el humor, la emoción y el chispazo lírico”.
“Cuerpo-dolor, cuerpo-alegría y cuerpo-país”. La escritora cubana Elaine Vilar Madruga, autora de La tiranía de las moscas, novela premiada como libro del año en los Premios Cálamo, publica un poemario con Libero Editorial titulado Sakura, en el que tomando como referencia motivos botánicos —los pétalos del árbol sakura—, nos habla de violencia corporal, territorial y familiar. “Un yo poético que sufre, que viaja desde lo antiguo hasta el ahora, que se muestra presente, enraizada a la tierra, y al mismo tiempo omnipresente,incluso cuando la voz que se dice yo soy todavía no termina de ser, al menos no por completo. Sakura es la historia de una mujer a la que acuden todos los insectos, como estos acuden a la muerte, a lo sucio o al calor. Es un poemario repleto de historia y de historias que se presentan como un génesis, como un nudo gordiano que hay que deshacer”, explican desde la editorial.
En poemas como Aguja (“por mis trompas aún deambula la herida espacio donde una araña teje la rueda eterna”) encontramos la aplicación de metáforas de la naturaleza en los cuerpos violentados que se desarrolla a lo largo de las páginas de Sakura.
Otra cubana, Elizabeth Reinosa Aliaga, nacida en 1988, ha publicado recientemente también con Libero, Boca ciega. “Elizabeth Reinosa ha escrito Boca ciega desde el misterio, con una riqueza de símbolos y de imágenes que evocan a la memoria, a lo perdido y a la tierra propia despojada. La voz poética de la autora se alza con fuerza, con furia, y se convierte en animal, en pájaro que escarba en la tierra y echa a volar para reclamar como migrante su tierra prometida y espantar la ira”. Reinosa Aliaga firma versos contundentes como los del poema Orden: “Alguien te dijo que la paciencia era ventajosa para el bonsái. / Para ti lo correcto es que el árbol no crezca / ya sea un pino o un manzano. / Lo ideal es amputar la vida / con mesura”.
Desde Puerto de Santa Cruz, Venezuela, la poeta Enza García Arreaza, autora de Cállate poco a poco , El bosque de los abedules, Plegarias para un zorro, El animal intacto y Cosmonauta, es una de las máximas exponentes de esa poesía de la soledad y el navegar sin rumbo, como se refleja en Cosmonauta. García Arreaza participó en 2017 en el International Writing Program de la Universidad de Iowa, y fue escritora invitada de la organización City of Asylum en Pittsburgh. Entre 2018 y 2020 fue residente en el International Writers Project de la Universidad de Brown. Además es ganadora del VII Premio Literario “Cuento Contigo: Nuevas Voces Literarias” de Casa de América de Madrid.