La ordenanza de ruido de València con multas a terrazas sigue parada mientras se suman ZAS

VALÈNCIA. La reforma de la ordenanza de ruido del Ayuntamiento de València sigue sin salir a la luz tras cuatro años de trabajos en el departamento de Contaminación Acústica, que el pasado mandato dirigía Pilar Soriano, y cuyo relevo tomó en 2019 el concejal Giuseppe Grezzi. El borrador de la nueva redacción incluía restricciones y sanciones adicionales a las terrazas de la hostelería, como publicó Valencia Plaza. Sin embargo, el texto sigue durmiendo apacible el sueño de los justos en los despachos municipales, mientras el conflicto entre vecinos y locales de hostelería y de ocio nocturno por la aplicación de nuevas Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS) se incrementa, ahora en el barrio de Russafa tras aprobarse ya en el Carmen.

Así, según el borrador avanzado por este diario hace casi dos años, el ruido en las terrazas protagoniza un capitulo propio en la futura ordenanza, con un artículo único que ahonda en las sanciones para aquellos establecimientos que motiven quejas en el vecindario. De este modo, la intención inicial del texto es que si alguien presenta reclamaciones ante el consistorio por el ruido de una terraza, la Policía Local deberá constatar las molestias y "el Ayuntamiento podrá imponer medidas correctoras para garantizar el derecho de los vecinos al descanso".

Estas "medidas correctoras" consistirían, en primera instancia, en la reducción del horario autorizado de las terrazas en una hora. Pero la sanción sería progresiva si se dan más quejas. Si desde el primer aviso y durante el año siguiente se producen nuevas quejas, acreditadas siempre por los agentes policiales, se reduciría una hora más su horario. Pasado un año desde la segunda restricción, si se registra otra queja, la actuación por parte del consistorio sería ya tajante: "Se procederá a la revocación de la licencia", reza el borrador.

Hace ya cuatro años -desde primavera de 2016- que se trabaja en este nuevo redactado, que incluye otras novedades respecto a los toques de campana, entre otras cosas. En febrero de 2017, y a raíz de los polémicos toques de las campanas de San Nicolás y su afección al descanso vecinal, la entonces edil Soriano aseguró que su redacción estaba "bastante avanzada y desde el punto de vista técnico prácticamente finalizada". Pero al parecer todavía sigue en barbecho.

En enero de 2018 se ultimaba "la redacción de los capítulos de cultura festiva, actividades,
dominio público" y se realizaba "una revisión general del texto para iniciar su tramitación
administrativa". Dos meses después se continuaba con dicha revisión, y en abril, la revisión era "técnica" y se introducía la nueva Ley de Espectáculos. En junio, una reunión con el Arzobispado y los campaneros también retrasaba la redacción. Pocas noticias desde entonces, según manifiesta la oposición, que ha estado preguntando al respecto durante este período.

En mayo de 2019 tuvieron lugar los comicios municipales, y tras la reedición del gobierno de Compromís y PSPV en la ciudad, las competencias se adjudicaron al concejal Giuseppe Grezzi, quien en febrero de este mismo año aseguraba públicamente que se seguían abordando "muchos aspectos" y que se seguía "avanzando" en su tramitación. Cuatro ejercicios en total en el que el problema del ruido continúa presente, se ha aprobado la ZAS del Carmen -que se suma a las otras cuatro ya declaradas-, y plataformas como Russafa Descansa piden aplicar las mismas restricciones en el barrio de Russafa.

Las plataformas de hosteleros siempre han sostenido la necesidad de aplicar medidas correctoras previas a la instauración de una Zona Acústicamente Saturada por los graves perjuicios que tiene esta herramienta en el desarrollo económico y social de la zona. En este sentido, medidas como las contempladas en la nueva ordenanza de ruido podrían ser consideradas como una apuesta firme del consistorio en este sentido. Por ahora, sin embargo, el texto definitivo no ha salido a la luz.