VALÈNCIA. La reducción de la deuda municipal se convirtió en una de las primeras líneas de actuación del gobierno de izquierdas, conformado por Compromís, PSPV y València en Comú, al llegar al poder en el Ayuntamiento de València tras las elecciones locales de 2015.
Se trataba por una parte de ir amortizando la deuda que se había suscrito con los bancos y que desde tres años antes el gobierno del PP de Rita Barberà ya había empezado a rebajar. Pero también se centraba en pagar las llamadas facturas en los cajones, recogidas en la afamada cuenta 413, donde se recogen las facturas por servicios prestados por proveedores que no se han abonado al no incluirse en los presupuestos municipales.
Ambas empresas se han ido consiguiendo en los seis años de mandato, en muchos casos haciendo uso del dinero que no se ejecutaba al finalizar cada año. Con todo, la tendencia durante el año de la crisis por la pandemia de coronavirus se ha visto alterada y este 2021 se prevé un ejercicio en el que no se rebaje la deuda bancaria. Pero en cuanto a las deudas con proveedores, la cuenta 413 también ha vivido cierta perturbación.
Esta cuenta fue creada por el Ministerio de Hacienda en 2012 para evitar que los consistorios escondieran sus obligaciones de pago generadas al margen del presupuesto, una mala praxis hasta entonces habitual que había generado grandes problemas financieros a las entidades locales.
Así pues, desde entonces, examina cuál es su situación para asegurar la salud financiera de los consistorios. De esta manera, según los últimos datos publicados por el Ministerio al respecto, se comprueba que el Ayuntamiento de València ha visto, al menos, alterada su senda de reducción de esta cuenta.
Los datos disponibles empiezan en 2017, cuando el consistorio del Cap i Casal mantenía sin pagar 21,5 millones de euros en facturas en los cajones. A finales del año siguiente la cifra se había rebajado hasta los 15 millones de euros, y al próximo ejercicio, cayó a los 5,8 millones de euros.
El punto más bajo llegaría a principios de 2020, con apenas 4,7 millones de euros de deuda en esta cuenta, pero volvería a crecer en el segundo trimestre de ese año, tras el estallido de la crisis, hasta los 10,1 millones de euros. Tras una bajada tras el verano, volvió a crecer y el último dato, referente a marzo de 2021, sitúa la deuda en un 6,6 millones de euros, por encima del primer trimestre del año pasado.
Según señala el concejal de Hacienda del Ayuntamiento, Borja Sanjuán, "lo cierto es que la cuenta 413 se encuentra en mínimos técnicos tras años de reducción". Esta situación significa, según explica el edil del ramo, que se encuentra en la horquilla mínima en la que se puede mantener esta cuenta: "Siempre va a haber facturas que pagar, pero es ya difícil bajar de esos niveles".
En este sentido, explica que en esa cuenta se incluyen los pagos de las contratas que se hacen fuera de contrato. Así, circunstancias excepcionales como la caducidad de las contratas sin haber adjudicado el nuevo contrato pueden suponer un repunte puntual en las facturas sin consignación presupuestaria y, por ende, de la cuenta 413. "Lo importante es", dice, "no llegar a tener esta cuenta desbocada, como estaba en el Ayuntamiento", y recuerda que esta alcanzó la cifra de los 200 millones en facturas en los cajones.